La larga lista de tratados abandonados por EE.UU. y el problema de acabar con los cielos abiertos y el INF

USAF Boeing OC-135B «Open Skies»

La política de la Casa Blanca, bajo el mandato de Donal Trump, está teniendo efectos sobre los equilibrios y sistemas de control entre las superpotencias mundiales a medida que los estados Unidos se retiran unilateralmente de sus compromisos y acuerdos firmados.

Tras el desmoronamiento de la Unión Soviética, Estados Unidos y sus aliados dieron vida a un acuerdo de carácter internacional denominado Tratado de Cielos Abiertos. El objetivo centraba sus interés en la paz, seguridad y estabilidad, de todos los países firmantes. El resultado era que tanto EE.UU como Rusia, tenían la autoridad para llevar a cabo vuelos de vigilancia desarmados sobre los demás países.

Durante años este sistema ha funcionado a la perfección, permitiendo a ambas partes a controlar no sólo las capacidades armamentísticas, sino los movimientos de tropas y despliegues de sistemas de armamento de forma transparente.

Este año, la Casa Blanca se ha desdicho de los compromisos adquiridos y de la misma forma que hizo con los acuerdos medioambientales y el tratado nuclear con Irán, ahora la administración Trump ha puesto fin a una pieza clave para asegurar la paz y la seguridad: el Tratado de Cielos Abiertos.

El anuncio del presidente fue recogido por el Wall Street Journal que aportó un elemento fundamental asociado al comunicado: «La administración Trump cerró formalmente la puerta al tratado de Cielos Abiertos el domingo, saliendo del acuerdo mientras se movía para deshacerse de los aviones de la Fuerza Aérea que se han utilizado para llevar a cabo el acuerdo de casi tres décadas de antigüedad».

El movimiento clave de la salida estadounidense de un tratado clave para la seguridad y la confianza entre bloques cada vez más enfrentados, pone las cosas difíciles al siguiente inquilino del despacho oval. La retirada norteamericana acarrea el desmantelamiento de los aviones OC-135B que la Fuerza Aérea de los EE.UU usaba para vigilar a las tropas rusas con precisión desde el aire.

Si en el futuro Washington decide reincorporarse al tratado carecerá de los medios necesarios para vigilar de cerca a los países rivales.

Esta nueva retirada internacional por parte de los Estados Unidos de forma unilateral, continúa la línea iniciada por Trump. El año pasado tocó al tratado de control de armas nucleares con Rusia llamado tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF).

El acuerdo INF ha sido garante durante décadas de la estabilidad y control de la carrera nuclear entre Rusia y EE.UU. Pero al igual que con el acuerdo nuclear internacional con Irán, los acuerdos sobre el clima de París y el Acuerdo Transpacífico, el compromiso norteamericano ha quedado roto y huérfano de una parte esencial para conseguir los objetivos de cada uno de estos acuerdos.

Pero estos no son las únicas víctimas de la política de la administración Trump, puesto que la Casa Blanca también ha abandonado la Organización Mundial de la Salud, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y la Agencia Nacional Unida de Socorro y Obras Públicas (UNRWA).

Todo esto ha supuesto un cambio de rumbo respecto a los presidentes estadounidenses modernos, que han apostado por asociaciones internacionales forjadas como evidencia de liderazgo global. Trump según la MSNBC «señala su abandono de los acuerdos internacionales como evidencia de su desinterés en el liderazgo global».

De todos estos acuerdos hay uno que debe preocupar especialmente a la seguridad global. Un tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio abandonado antes de su renovación supone el pistoletazo de salida de una nueva carrera de armamentos nucleares que no garantiza estabilidad futura, especialmente a Europa.

En este escenario una de las regiones más perjudicadas puede ser Europa, que al igual que sufre las consecuencias de políticas herradas en Oriente Medio sufriendo la mayor parte de los ataques terroristas de carácter islamista, sería con toda probabilidad el escenario de un conflicto nuclear.

La retirada unilateral por parte de los Estados Unidos del INF pone en el punto de mira al viejo continente que se convertiría en el blanco de una respuesta nuclear por parte de Rusia. Este tratado limitaba el uso de misiles balísticos y de crucero con un rango operativo entre 500 y 5,500 kilómetros, similares a los que propiciaron la crisis de los misiles de Cuba.

El derrumbe del tratado con más de tres décadas de vigencia, compromete la seguridad europea aumentando la posibilidad de que la región regrese a la inestabilidad vivida durante la década de los ochenta.

Como publicó EL RADAR en octubre de 2019, Europa podría sufrir la pérdida de más de dos millones y medio de personas en tan sólo tres horas. La última simulación realizada por el Science Global Security de la Universidad de Princeton reproduce «una posible guerra creciente entre los Estados Unidos y Rusia utilizando posturas realistas de fuerza nuclear, objetivos y estimaciones de mortalidad».

Se estima que habría más de «90 millones de personas muertas y heridas en las primeras horas del conflicto». El vídeo publicado por el SGS muestra claramente a Europa como el inicio y epicentro de millones de víctimas de un conflicto que escala paulatinamente a escala global que costaría la vida, en horas, a 95.1 millones de personas.

Iván Martín y Ladera

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