No era una mera frase oportuna aquella que se le atribuye al entonces Presidente Charles De Gaulle, de que” EUROPA se extendía desde el Atlántico hasta los Urales”, y no solo por su componente geográfico, una enorme llanura que ha favorecido tantas invasiones en uno y otro sentido, sino también porque se refería a una posible unidad geopolítica, de paz y cooperación; esto, dicho en un momento de gran enfrentamiento, la Guerra Fría, en la que los dispositivos nucleares galos podían suponer, caso de lanzamiento, más de 50 millones de bajas directas en las ciudades soviéticas, y viceversa seguramente muchas más, tenía un gran significado.
Pero no pudo ser entonces, a pesar de las grandes concesiones a Rusia para el abastecimiento de energía a la propia Francia y también a Alemania, sobre todo, que iniciaron una etapa de prosperidad en el país ruso, potenciado enormemente por” la nueva política” de abandono progresivo de la ideología comunista; y tampoco ha podido ser hasta ahora, a pesar de la política exterior de Alemania, con la doble perspectiva Este-Oeste, la ayuda de Europa al naciente e imperfecto régimen democrático ex soviético de los años 90, la potenciación de las joint-ventures de la época, y la firma de tratados de limitación de armas nucleares, sobre todo los impugnados de alcance intermedio INF, especialmente importantes para Europa, y de las medidas de confianza relativas al armamento convencional.
Decía Catalina la Grande que” la mejor forma de defender las inmensas fronteras de la Gran Rusia era extenderlas” y este proceder ha dado lugar a lo largo de los siglos a una series importante de conflictos en los dos sentidos; el sentimiento de inseguridad de la Federación Rusa actual no es algo que haya surgido de la nada, es prácticamente algo sicológico que procede de los acontecimientos pasados; lo tuvo también Francia con respecto a Alemania en el XIX y gran parte del XX; lo tienen actualmente Polonia y las Repúblicas Bálticas, y un poco menos acusado Hungría, Eslovaquia y Chequia; ni que decir tiene que lo tiene en sumo grado, Ucrania, a la que vulnerando el Acta Final de Helsinki sobre fronteras, se le ha arrebatado Crimea, por mucho que en su día fuera rusa, y se le ha planteado una guerra híbrida con el único deseo de desestabilizar la existencia de los ucranianos por la vía de las poblaciones rusas que coexisten en el Bajo Don.
El acceso en fuerza en el Mediterráneo, intentado y logrado de nuevo por la vía del Mar Negro y Oriente Próximo, con su éxito permitido por Estados Unidos, en especial por la actuación del Pr. Obama en Siria le da un punto de apoyo para su fuerza militar , a las puertas de Suez y de la libre circulación al Indico, aspectos siempre dominados por las potencia europeas con intervenciones que han dejado un agridulce sabor en la Historia.
¿Rusia es europea o asiática? Pues no hay que desestimar que es ambas cosas, y que el peso y recursos de la componente asiática provoca una visión de doble objetivo que en el mundo geopolítico actual, volcado al Indo-Pacífico, le debería haber hecho perder un cierto interés por las cuestiones europeas preocupándose algo más de China, que aunque sus relaciones pasen por un momento de cierta proximidad, incluso en materia de Defensa, siempre fueron distantes ,aunque arguyan que sus problemas tradicionales están resueltos(Frontera del Usuri, Mongolia, etc). Su obsesión por acceder a los “mares cálidos” pudo verse en la fracasada invasión de Afganistán por parte del Ejército soviético, cuya intención era extenderse hacia el Indico, para romper esa vulnerabilidad de sentirse atrapada en su corsé terrenal.
La proximidad real de Rusia a China, por la vía de la economía (BRICS), de la Defensa(venta de armamento y visión común de la amenaza de Estados Unidos), así como por sus fronteras, cada vez más establecidas, hace aparecer que esa pseudoalianza deberá ser contemplada muy en serio por los norteamericanos, ya no son los tiempos de Nixon y Kissinger, cuando se ganaba a la China de Mao Zedong con la amenaza de la invasión de la Ex Unión Soviética.
En este sentido, Europa, por la salud del vínculo trasatlántico, y más ahora, desaparecido el Pr. Trump, al que se le consideraba un obstáculo para la integración de esfuerzos, y por la vía de la Defensa de Europa, modalidad OTAN, deberá atenerse a su Tratado, y al Art. 5º del mismo, aspecto que provoca una atención especial a los dos colosos orientales, a la modernización de sus Fuerzas Armadas,.. y a sus políticas de hechos consumados en lo que se refiere a la anexión de territorios.
El hecho más visible de las malas relaciones Europa -Rusia es la pertenencia del occidente europeo a las organizaciones internacionales de seguridad y defensa, en especial la OTAN y la UE, y parece algo inédito, si se mira desde el Oeste, pero no cabe la menor duda porque es el propio Presidente Putin quien lo ha llegado a establecer como parte de su programa estratégico: construir un nuevo orden internacional; la OTAN como principal amenaza de la Federación Rusa; la posibilidad de empleo de armas nucleares contra Europa, todas ellas en su Doctrina Militar.
La UE no es que salga muy bien parada de la relación con Rusia, sabidas son las dificultades que atribuyen los rusos a los comunitarios en los acontecimientos de Ucrania, a los que se les acusa de querer el mercado ucraniano en exclusiva, despreciando la solución federada rusa, que hubiera tenido muchas posibilidades de coexistir con aquella, y es probable que en esto tengan algo de razón los ex soviéticos, pues Ucrania, siempre el granero de Rusia, y algo más, siempre fue una dolorosa separación.
Pero es evidente que se siente “contenida”, utilizando una terminología de la Guerra Fría, y esa sensación no es baladí pues comprueba, a menudo, como la UE y la OTAN firman acuerdos para socializar su relación con los países que Putin considera su “extranjero próximo”, y esto se opone a la concepción imperial de la Nueva Rusia, aunque lo que le rodee sea una visión y práctica diferentes a sus criterios sobre el sistema democrático.
Los procedimientos de gobernanza del régimen ruso actual, faltos de una democracia plena, resultado de un “forzamiento” constitucional para aumentar los tiempos de permanencia de Putin en el poder, dificultando la alternancia, el reducido papel de la oposición, muy “monitorizada” por el Kremlin y sin apenas visibilidad, las acusaciones que se centran en sus servicios de inteligencia, sobre los ataques a algún miembro de la misma, refrendados por la Casa Blanca, su política de fomento de la carrera de armamentos, con el perfeccionamiento de armas sofisticadas hipersónicas, que alarma a Europa por la disminución de los tiempos de reacción ante aquellas, el abandono del acuerdo sobre Limitación de Misiles de Alcance Intermedio(INF), muy sensible a los europeos, la falta de medidas de confianza en dirección las Repúblicas Bálticas y otros, son factores que pesan en la actual mala relación Europa-Rusia, envenenada por los últimos acontecimientos y por la no declarada pero sí comprobada intromisión en los asuntos internos europeos, vía ciberespacio y desinformación.
General de División (R) Ricardo Martínez Isidoro
Asociación Española de Militares Escritores
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