El papel de Rusia en conflicto EE.UU. – Irán

El Presidente Vladimir Putin y el Presidente Hassan Rouhani en una cumbre en Aktau, Kazakhstan, 12, Agosto 2018. Fuente: Sputnik/Alexei Nikolsky/Kremlin via Reuters

El conflicto entre Irán y EEUU llegó a un punto álgido con la muerte del Gral. Soleimani, y proporcionó a Rusia una nueva ventaja para lograr más influencia en Oriente Medio. Cuesta creer que el preciso ataque iraní y el reducido número de bajas americanas, se hubiera producido sin la ayuda de los sistemas rusos de satélites CLONASS. Horas antes de la respuesta de Irán al atentado, atacando bases americanas, el 7 de Enero del 2020, Putin visitaba Siria para coordinar con Al Assad las consecuencias de la nueva escalada de tensión y para enviar un mensaje de que quien controla Siria es Rusia y no Irán, o cualquier otro país. Tras esta visita, Putin viajó a Turquía y el 9 de Enero, presidió en el Mar Negro unas maniobras navales, para avisar que en un ataque a Irán, Rusia no se quedaría de brazos cruzados, y el 11 de Enero, Putin finalizó este tour en Alemania. Mientras tanto Trump lanzaba tweets, polemizaba con la prensa y la oposición y amenazaba con destruir monumentos iraníes….lo que constituiría un crimen de guerra y exigía los países europeos involucrarse más en Oriente Medio.

Las relaciones entre EEUU e Irán se deterioraron desde el comienzo de la guerra en Siria y en particular desde la llegada del presidente Trump cuando este decidió retirarse del acuerdo nuclear. Ello produjo un acercamiento entre Rusia e Irán en el ámbito militar y en el marco del conflicto sirio, lo que supuso un aumento de influencia y prestigio de Rusia en la región. Mientras que Rusia puede alegar que EEUU es un país con una política cambiante, con Obama liderando un acuerdo nuclear con Irán y Trump rompiéndolo, por el contrario Rusia ha mantenido su apoyo a Siria y ello pese a las presiones de los EEUU y de la OTAN para expulsar del poder a Al Assad.EEUU, con su retirada de Siria, y el abandono a su suerte de los kurdos, confirmó lo que para Rusia constituye una política errática. El apoyo de Rusia a Al Assad ha dado unos resultados excelentes: EEUU está en retirada, Turquía bajo control, incluida la OTAN y Rusia la potencia ganadora en todos los aspectos y todos esos logros a costa de los EEUU.

Por otro lado, las autoridades iraquíes, tras el ataque a Soleimani, pusieron el grito en el cielo y dijeron que: “constituía una fragante violación de las condiciones en las que se autorizaba la presencia de los americanos en las bases iraquíes”. El Parlamento, de hecho, aprobó una resolución para no permitir la presencia de tropas USA en su territorio. Sin las bases iraquíes, sería difícil para los americanos tener influencia alguna en el conflicto sirio e incluso su presencia física en ese territorio. Ello, por supuesto, favorecería más si cabe la libertad de maniobra de Moscú y lo convertiría en la potencia hegemónica en el Oriente Medio. Esta situación era inimaginable en el periodo posterior a la Guerra Fría, cuando los EEUU era la potencia mundial sin rival y los rusos no tenían recursos para sacar un solo buque de guerra a navegar. Rusia, con gran habilidad, podría presentarse ante el mundo como un país que no cambia su política y apoya siempre a sus aliados, en contraposición con el veleidoso y poco fiable socio americano. Ha conseguido su objetivo de minar la reputación americana entre los países de Oriente Medio y ser Rusia y no EEUU, el país clave para resolver la crisis en la región.

Un ejemplo de esto es Turquía, miembro además de la OTAN. A comienzos del conflicto sirio, Rusia y Turquía eran actores en bandos distintos, Turquía apoyaba la caída de Al Assad y Moscú lo apoyaba, pero después del acuerdo del 22 de Octubre del 2019 entre Turquía y Rusia por el cual acordaron declarar abolida la “Sirian Safe Zone” a la vez que Trump acordaba la retirada americana, Rusia y Turquía, en la actualidad, de una forma conjunta controlan las operaciones en esa zona del país. Tras el asesinato de Soleimani, Turquía emitió un comunicado en el que decía oponerse a “intervenciones extranjeras, asesinatos y conflictos sectarios en la región”.

Respecto a Europa la retirada americana del tratado nuclear ha provocado rechazo en sus aliados europeos y tampoco ha logrado un apoyo unánime el ataque contra el Soleimani ya que EEUU ni siquiera alertó al Reino Unido de que se fuera a producir. Esto provoca una posición más aislada de los EEUU en esta crisis y favorece a Rusia.

El Presidente Putin a bordo del Crucero “Mariscal Ustinov” durante las maniobras de la flota Rusa del Mar Negro el 9 de Enero. Fuente: Kremlin.ru

La muerte de Soleimani puede también empujar a Irán a producir a toda costa su arma nuclear. De hecho hay indicios para esperar dicha respuesta desde que el 5 de Enero de 2020, Irán anuncio el fin de las restricciones nucleares a la que obligaba el acuerdo roto unilateralmente por el presidente Trump. Por supuesto, Rusia también criticó la retirada de los EEUU del tratado nuclear. Así y de forma anómala Rusia se encuentra en el mismo bando que la UE, a la hora de posicionarse en la crisis Irán-EEUU, y también se opuso como Francia y Alemania a imponer sanciones a Irán.

Por supuesto, esta crisis también puede suponer riesgos para Rusia: los intentos iraníes por lograr el arma nuclear complicarán el control de la región para el país eslavo. Las tropas rusas sobre el terreno, correrán riesgo en especial si Israel decide atacar a los grupos “proxis” pro iraníes: Hezbollah, en el Libano, que ha clamado venganza por la muerte de Soleimani, los Houthis en Yemen, las Popular Mobilization Forces en Iraq y en Siria Liwa Fateimiyoun, todos ellos controlados por Irán, sin olvidar a Al-Assad, proxy de Irán.

La política rusa con Irán ha sido cauta para no alarmar a Occidente y un acercamiento excesivo podría generar reticencias en el resto de los países de Oriente Medio. También puede afectar a la propia seguridad de Rusia: un ataque a Irán requeriría ataques coordinados desde el Mar Caspio, y Azerbaijan ha ofrecido sus aeropuertos a EEUU y la presencia militar de EEUU en el Norte de Irán amenazaría a Rusia en su región del Mar Caspio. El conflicto generaría una crisis humanitaria que afectaría sin duda a las regiones del Sur de Rusia.

Aunque la intención del presidente Trump era lograr una retirada de las Fuerzas norteamericanas de Oriente Medio, su política con Irán podría entrar de nuevo en un lodazal. En cambio, Rusia en esta crisis está en una mejor situación en su papel hegemónico en Oriente Medio e incluso más próximo a Europa y por supuesto a muchos de los países de la región, lo que le permitiría actuar como mediador de peso, no solo entre las partes en conflicto sino también con otros actores de peso como la UE y China. En caso de conflicto, Rusia ganaría económicamente con la subida del petróleo, amén de que incrementaría el valor de la ruta marítima del Ártico, mientras América aumentaría sus gastos por la guerra. Todo ello, daría más libertad de acción a Rusia para jugar sus cartas, aunque realmente si al final hubiera una guerra abierta, nadie, ni siquiera Rusia y menos China saldrían ganando.

Juan Ángel López Díaz
Coronel de Infantería de Marina (Ret.)
Asociación Española de Militares Escritores
Miembro del Foro de Pensamiento Naval y del Grupo Eurodefense España

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