Turkmenistán podría ser esencial para el futuro de Occidente

En medio de la guerra ruso-ucraniana, Turkmenistán tiene la oportunidad de diversificar su mercado energético, impulsar la seguridad energética de Occidente y remodelar el comercio mundial.

Más de un año después de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, varios analistas han afirmado que el conflicto ha debilitado la influencia de Moscú sobre las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central. Una de estas repúblicas, Turkmenistán, rica en energía, ha actuado con cautela con sus medios de comunicación fuertemente controlados, a menudo repitiendo como loros los argumentos de Moscú. Sin embargo, el país está ahora mejor situado que nunca en su historia para diversificar su base de consumidores de energía fuera de Rusia. Acceder a las reservas de gas de Turkmenistán será un reto, pero hacerlo podría reportar importantes beneficios tanto a Ashgabat como a Occidente.

Turkmenistán es un país relativamente cerrado, con larga historia de colaboración con Rusia en el ámbito energético. Sin embargo, desde el estallido de la guerra ruso-ucraniana, Ashgabat ha buscado nuevos socios, entre ellos la Unión Europea y Estados Unidos. La propia UE ha estado buscando nuevas fuentes de energía tras la paralización del gasoducto Nord Stream 2 por parte de Alemania.

Esto supone una oportunidad para Turkmenistán, que se ha posicionado para beneficiarse de la cooperación Este-Oeste. Ha intentado mejorar y abrir su economía aumentando la transparencia, reforzando su sistema jurídico y fomentando la formación de capital en el sector privado. Además, está la posición de Turkmenistán junto a la Trans-Caspian International Transport Route, más conocida como Middle Corridor.

Esta ruta comercial vagamente definida une China y los mercados de Asia Oriental con Europa, atravesando la estepa centroasiática, el mar Caspio y el Cáucaso. El hecho de que eluda a Rusia, actualmente sometida a fuertes sanciones a causa de la guerra ruso-ucraniana, significa que Ashgabat se beneficia de un aumento significativo de su importancia geopolítica.

El interés es aún mayor cuando se trata de geopolítica y logística energéticas. Varios países de la región, entre ellos Azerbaiyán y Turquía, han intentado sacar provecho del desarrollo de un sistema de transporte de energía de Turkmenistán a Azerbaiyán.

La clave para ello sería el establecimiento de un gasoducto transcaspiano (TCP), que también eludiría a Rusia y suministraría energía a Europa. Turkmenistán también ha mostrado interés en la construcción del TCP participando en varias reuniones ministeriales del Southern Gas Corridor Advisory Council. Ashgabat ve en el proyecto del TCP una excelente oportunidad para desarrollar su industria energética nacional.

Además, el Presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, el Presidente de Turkmenistán, Serdar Berdimuhamedov, y el Presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, se reunieron en 2022 para hablar del transporte de gas turkmeno a Europa. En la reunión, Erdogan destacó que el Trans-Anatolian Natural Gas Pipeline (TANAP), un proyecto crítico que transporta gas natural de Azerbaiyán a los mercados turcos y finalmente a Europa, está funcionando a su capacidad total de 32.000 millones de metros cúbicos. El transporte de gas turkmeno a Turquía y Europa a través del TANAP es la opción más conveniente actualmente disponible.

El mayor desarrollo del TANAP y la mejora de la conectividad del Middle Corridor beneficiarían enormemente a Occidente.

Incluso antes de la guerra ruso-ucraniana, Europa buscaba formas de diversificar sus fuentes de energía. La UE hizo realidad sus ambiciones firmando un acuerdo con Azerbaiyán en 2022 para duplicar las importaciones de gas natural de aquí a 2027. Azerbaiyán podría ampliar su capacidad de suministrar energía a Europa, ya que Bakú está estrechando sus relaciones con Turkmenistán. La conectividad con el TANAP no haría sino aumentar la seguridad energética de la UE.

Los gasoductos serán fundamentales porque son la única forma económicamente viable de transportar gas natural en grandes cantidades, especialmente a través del Mar Caspio. Transformar el gas natural en gas natural licuado es demasiado costoso para transportarlo a tan corta distancia. Los gasoductos, por su parte, se han convertido con el tiempo en formas de transporte más viables. La Convención sobre el Estatuto Jurídico del Mar Caspio, firmada por Rusia, Kazajistán, Azerbaiyán, Irán y Turkmenistán en 2018, redujo significativamente las barreras a la construcción de gasoductos.

Sin embargo, hay algunos problemas que impiden el éxito de la cooperación comercial con Turkmenistán. Las cuestiones internas y la influencia de China presentan riesgos para Estados Unidos y la UE. Las infraestructuras en Turkmenistán han sido históricamente débiles. La modernización y la integración reglamentaria también supondrán un reto importante, dado el carácter cerrado de su gobierno y sus estrechas relaciones con Rusia y China. Además, el personal de los puestos fronterizos y las oficinas comerciales de Turkmenistán, mal pagado y con escasa formación, estimula la corrupción y los sobornos.

Abrir el Middle Corridor

A pesar de estos retos, la cooperación en el corredor transcaspiano en un mundo multipolar, especialmente en medio de las interrupciones de la cadena de suministro energético causadas por la guerra ruso-ucraniana, será cada vez más crítica.

La propia estabilidad política y económica de China depende del comercio internacional, pero su ruta terrestre a través de Rusia (el Northen Corridor) y su paso marítimo por el estrecho de Malaca son propensos a las interrupciones. En comparación, el Middle Corridor permite a China eludir estas rutas de alto riesgo. Rusia también se beneficiaría del Middle Corridor, ya que ofrecería nuevas oportunidades logísticas a pesar de las actuales interrupciones del Northern Corridor.

Sin embargo, los países de Asia Central serían probablemente los más beneficiados de disponer de mayor conectividad con Occidente y con todos los actores principales, incluidas China y Rusia. En consecuencia, todas las potencias, Rusia, China, la UE y Estados Unidos, tienen motivos para mostrarse favorables a una iniciativa de este tipo, que puede brindar una oportunidad realista de cooperación.

Hay una o dos cuestiones. Por ejemplo, considérese la opinión de Pekín sobre la participación de Turquía. La situación geográfica de este último país, y el hecho de que el Middle Corridor atraviese su territorio, lo convierten en un socio indispensable para Occidente en la consecución de la conectividad del Middle Corridor. A China, sin embargo, le preocupa el énfasis de Turquía en la integración turca, que podría agravar el separatismo entre los uigures étnicos de Xinjiang. Esto ha provocado tensiones en el pasado. Ankara haría bien en argumentar que la cooperación en el Middle Corridor es, ante todo, una empresa comercial sin ataduras políticas.

Otro problema son los posibles cuellos de botella debidos a las diferentes capacidades jurídicas, normativas y logísticas. Estos, sin embargo, se resuelven más fácilmente mediante una inversión suficiente y la participación de los actores. En noviembre de 2022, por ejemplo, los titulares de los ministerios de Transporte y Asuntos Exteriores de Azerbaiyán, Georgia, Kazajstán y Turquía acordaron una hoja de ruta de 7.500 millones de dólares para eliminar los cuellos de botella y facilitar el «Middle Corridor» entre 2022 y 2027.

Este proyecto podría beneficiarse aún más de la participación del sector privado de Estados Unidos y la UE. Washington que, con un enfoque multilateral abierto y énfasis en la previsibilidad, podría incorporar la cooperación en materia de cadenas de suministro mundiales a un grupo de trabajo. El «Supply Chain Ministerial Forum», formado por la UE y Estados Unidos, entre otros socios, sería un marco lógico para empezar incluyendo a Turkmenistán, Kazajstán, Uzbekistán, Turquía, Azerbaiyán y China. Este grupo podría trabajar para identificar y mitigar los cuellos de botella y otros obstáculos que afectan al transporte de energía a lo largo del Middle Corridor.

Otra forma en que Occidente podría ayudar es proporcionando asistencia técnica, ya que la digitalización de los datos multimodales y el intercambio de documentos también serán fundamentales para la previsibilidad y la fiabilidad. Sin embargo, esto no debería impulsarse unilateralmente ni depender de la tecnología de ningún socio. Aunque China ha tenido éxito con la digitalización de sus proyectos BRI, los países de Asia Central podrían desconfiar de depender únicamente de la tecnología china, con los riesgos de vigilancia que ello conlleva. Estados Unidos y la UE están bien equipados para contribuir a la digitalización de las rutas comerciales y dar a los países de Asia Central la seguridad de que no necesitan depender únicamente de la tecnología de Pekín.

Aunque los riesgos y obstáculos impiden la conectividad del Middle Corridor y el consiguiente flujo de gas turkmeno a Europa, los beneficios podrían compensar los costes. Mediante este proyecto de cooperación, China puede abordar los problemas de las rutas comerciales que persistirán, especialmente mientras la guerra ruso-ucraniana interrumpa las rutas de suministro.

Dadas las actuales realidades geopolíticas, no hay mejor momento para que Occidente, China y los países de Asia Central, incluido Turkmenistán, desarrollen la conectividad del Corredor del Medio.

Fte. The National Interest (Alex Little)

Alex Little es licenciado por Georgia Tech y está especializado en asuntos de Rusia y Asia Central.