¿Dónde se ganarán las guerras del mañana? La respuesta a esta pregunta es muy diferente ahora de lo que hubiera sido hace tan sólo diez años, porque el campo de batalla se ha ampliado a nuevos escenarios con rapidez, quizás sobre todo al ámbito digital.
Tanto si las guerras son en los frentes tradicionales (tierra, mar y aire) como en el ciberespacio o en el mismo espacio, la victoria de las guerras depende de nuestra capacidad para tomar decisiones precisas y rápidas como el rayo, basadas en enormes volúmenes de datos generados por sensores, máquinas, drones y otros sistemas digitales, además de las fuentes de inteligencia que han informado las decisiones relacionadas con la defensa durante décadas.
Inercia analítica
En última instancia, ganar las guerras consiste en disponer de los conocimientos y la perspicacia necesarios para tomar decisiones más inteligentes y con mayor rapidez que nuestros oponentes. Pero por muy rápido que las organizaciones de defensa quieran avanzar, una miríada de factores bien explorados y debatidos públicamente, como las grandes burocracias, los procesos de adquisición obsoletos, las políticas anticuadas, etc., obstaculizan la transformación institucional a la escala y al ritmo necesarios para adaptarse a un entorno cada vez más digital.
Mientras, los adversarios cada vez más feroces y ágiles, están capacitados digitalmente y no se ven obstaculizados por el entorno deliberativo y orientado a los procesos en el que operan las organizaciones de defensa maduras.
Para desbloquear las capacidades digitales es fundamental aplicar la analítica avanzada que ya se usa en el mundo empresarial. Pero, con demasiada frecuencia, la «inercia analítica» frena el progreso y para liberarse es necesario comprender por qué existe.
A continuación, se exponen algunas razones e ideas sobre cómo ganar impulso.
Bloqueo de proveedores
Las organizaciones de defensa deben conservar la flexibilidad necesaria para adquirir el mejor software sin temor a quedar atrapadas en una solución que pueda resultar inadecuada en el futuro, a medida que cambian la tecnología y las misiones. Si un socio tecnológico no ofrece los resultados deseados, o si la misión y las prioridades cambian, debe ser sustituible.
Muchos mandos de defensa que tienen la responsabilidad de obtener software de misión crítica, aquellos «cercanos» al éxito de la misión para la organización, como las soluciones analíticas que apoyan la inteligencia y la selección de objetivos en organizaciones centradas en las operaciones, a menudo son reacios a contratar con proveedores comerciales por miedo a que el software se convierta en algo demasiado central para el éxito de la misión y la empresa pueda obtener una influencia desproporcionada en la relación con el paso del tiempo. En su lugar, su modo por defecto es crear ellos mismos las capacidades de software, con la ayuda de grandes organizaciones de consultoría, trabajando con expertos internos en tecnología y otras partes interesadas.
Aunque este enfoque puede requerir mucho tiempo y recursos, evita de hecho la «dependencia del proveedor». Pero, en cierto sentido, la relación de dependencia se ha convertido en una relación de costes de servicios a perpetuidad, ya que el software se crea internamente desde cero, se itera para cumplir los requisitos y, a continuación, lo mantiene un pelotón de desarrolladores.
Este es el mejor de los casos, porque muchos de estos proyectos nunca pasan de la «fase de iteración perpetua», en la que las entidades centradas en la prestación de servicios se contentan con permanecer, por razones obvias.
La historia de los contratos de defensa está plagada de ejemplos de este tipo de relación disfuncional, por lo que es demasiado fácil pasar por alto el cambio fundamental que se ha producido entre los proveedores de software comercial en la última década más o menos. Tras sus propios problemas con la dependencia de un proveedor, la comunidad empresarial cambió sus propios requisitos de software para los proveedores comerciales, exigiendo que estas soluciones fueran más fáciles de sustituir.
Ahora, esto se ha convertido en un argumento de venta clave para los proveedores de software, que han hecho que sus soluciones sean más modulares que nunca, basándose en el reconocimiento de que el verdadero software comercial está «construido para ser sustituido». Esto ha cambiado fundamentalmente la relación vendedor/comprador, facilitando que las organizaciones de defensa se beneficien de las capacidades listas para implementar de las soluciones tecnológicas líderes en el mundo.
Análisis a escala
Tanto si emplean los datos con fines de inteligencia, como para la gestión de la cadena de suministro, o para cualquier otra iniciativa de misión crítica y altamente sensible, las organizaciones de defensa trafican con datos a una escala exponencial. Como resultado, existe la creencia generalizada en las organizaciones de defensa de que la única manera de gestionar estos volúmenes de datos en expansión es crear soluciones que estén a la altura de la tarea.
Es cierto que muchas soluciones comerciales de gestión y análisis de datos son incapaces de manejar volúmenes de datos de nivel militar. También es un hecho que una élite cada vez mayor de soluciones comerciales está demostrando estar preparada para el reto, ya que se usan en entornos empresariales que operan a una escala comparable a la de las aplicaciones de defensa. Nestlé, por ejemplo, mueve aproximadamente mil millones de SKU en su sistema en un periodo de 24 horas.
La empresa no sólo debe hacer un seguimiento de estos movimientos en tiempo real, sino que también requiere capacidades de previsión muy sensibles para determinar cómo reponer estas SKU, así como todas las materias primas necesarias para apoyar su producción, en todo el mundo. Hay muchas empresas tecnológicas globales que manejan a diario datos similares a gran escala. Muchas de estas capacidades disponibles en el mercado se pueden adaptar a los requisitos de defensa, lo que proporciona a los responsables de ésta soluciones que tienen «credibilidad en la calle» en el mundo real a través de casos de uso comercial analógicos con una viabilidad del 70% o superior el primer día que se despliega en un entorno técnico de defensa.
Reemplazabilidad
Imaginemos un escenario en el que una organización de defensa ha firmado un contrato con un proveedor de soluciones analíticas que cumple el requisito de «reemplazabilidad» y, a continuación, decide sustituirlo. Los nuevos sistemas, procesos y capacidades se implementan con éxito con un nuevo proveedor… pero los datos son otra historia. El proveedor anterior usaba un formato de datos patentado que requiere grandes esfuerzos de traducción, que llevan mucho tiempo, para reconstituirlo en un formato viable. Esta es la dolorosa realidad a la que se enfrenta la defensa, pero que es totalmente evitable.
Los mandos de defensa a cargo de las decisiones de compra de software analítico pueden aplicar un criterio simple para evitar transiciones difíciles de software en el futuro: si la solución se basa en un formato de datos propietario, descalifíquela. En su lugar, hay que centrarse en soluciones que garanticen que los datos de una organización se devolverán en un formato estándar y no propietario que pueda usarse para siempre.
¿Dónde se ganarán las guerras del mañana? Las guerras del mañana se ganarán en salas de conferencias, salas de juntas y laboratorios de todo el país. Se ganarán allí donde los mandos sensibles al riesgo se comprometan a empujar la inercia existente un poco fuera de la trayectoria. En última instancia, estas guerras futuras se ganarán en la intersección de los datos, la velocidad y la confianza.
Fte. C4ISRNET (David Roddenberry, Jr.)
David Roddenberry, Jr. es Asesor de la Industria de Defensa e Inteligencia en SAS, proveedor de software y servicios de análisis de datos.