Si el Canal de Panamá se secara, se frenaría la globalización

Canal de Panamá
Rutas y usuarios del Canal . Cortesía Autoridad del Canal de Panamá.

Las compañías navieras mundiales, entusiasmadas con las nuevas rutas que el cambio climático y el deshielo están abriendo en torno al Polo Norte, han recibido una mala noticia inesperada.

Las compañías navieras mundiales, entusiasmadas por las nuevas rutas que el cambio climático y el deshielo están abriendo en torno al Polo Norte, han recibido una mala noticia inesperada, escribe «The Washington Post». El Canal de Panamá podría estar a punto de desaparecer como una de las rutas más críticas del comercio mundial, perjudicado por, sí, el cambio climático.

Una sequía épica en lo que se suponía que iba a ser la temporada de lluvias de Panamá ha llevado el nivel del lago Gatún, el embalse de agua dulce que alimenta las esclusas necesarias para mover los barcos a lo largo del canal, a mínimos peligrosos, casi 6 pies por debajo de donde estaban hace un año. Esto ha bloqueado el tráfico en una vía navegable por la que circula aproximadamente el 5% del comercio marítimo mundial, incluida casi la mitad de los contenedores enviados desde los puertos del noreste de Asia al este de Estados Unidos.

Se han formado largas colas de barcos parados en los extremos del canal. Aunque las recientes lluvias han permitido que el tráfico comience a invertir el pronunciado descenso que comenzó en otoño, con 24 barcos al día sigue estando muy por debajo del tránsito anterior a la sequía, que era de unos 36. El tonelaje de carga por el canal cayó desde el comienzo de la habitual temporada de lluvias en mayo hasta septiembre, empujando a los transportistas a buscar rutas alternativas y bloqueando las cadenas de suministro en sectores como la agricultura y la energía.

El Gobierno panameño se esfuerza por encontrar una solución y salvar un canal que genera más de 3.300 millones de dólares en peajes, una importante contribución a la economía del país. Sin embargo, la perspectiva de una sequía continua plantea una cuestión crítica: ¿Hasta qué punto puede diseñarse una solución a largo plazo ante los inevitables cambios climáticos?

El Canal de Panamá se encuentra en una posición especialmente vulnerable, ya que necesita enormes cantidades de agua dulce para hacer funcionar las esclusas que elevan los barcos para cruzar esta franja de tierra entre el Atlántico y el Pacífico. Gran parte de esta agua es arrojada al mar, mezclada con agua de mar y, por tanto, demasiado salobre para ser desviada a la agricultura o al consumo humano.

Los clientes del canal están inquietos. Quizá los panameños puedan encontrar una solución que les permita ganar tiempo, pero no es seguro que se pueda dar con una respuesta definitiva. La sequía de Panamá se suma a otros problemas, como el nuevo proteccionismo de Estados Unidos y sus crecientes tensiones con China, así como los ataques de los Houthi que obstaculizan el comercio a través del Canal de Suez, y aumenta la incertidumbre sobre el futuro de la globalización.

Es cierto que se han abierto algunas rutas marítimas lucrativas en el Ártico. Pero, ¿qué ocurrirá con la economía mundial si, junto con todo lo demás, las empresas deben recurrir al transporte de mercancías por tierra o a su envío por Sudamérica a través del Estrecho de Magallanes?

Fte. Modern Diplomacy