Preparación de la ciberresiliencia para una sociedad digital inclusiva en 2030

La pandemia de COVID-19 ha demostrado claramente el vínculo entre la digitalización y el desarrollo, tanto al mostrar el potencial de las soluciones digitales como al dejar al descubierto las importantes brechas digitales que aún existen. La transformación digital significa el nuevo cambio de paradigma de desarrollo y su proceso de todo el tejido social de creación, gestión, uso y distribución de valor mediante el uso de tecnologías disruptivas que incluyen la IA, los datos digitales, la conectividad y la red. La administración electrónica, las empresas de plataforma, los pagos a través de la nube, el entretenimiento en streaming y las redes sociales son algunos ejemplos.

En este sentido, la quinta sesión del Asia Pacific Information Superhighway Steering Committee (AP-IS SC-5) adoptó el Plan de Acción AP-IS 2022-2026 el 25 de noviembre de 2021. El Plan de Acción consta de tres pilares principales con 25 acciones centradas en la Conectividad para Todos, las Tecnologías y Aplicaciones Digitales y los Datos Digitales. Una de las áreas clave del pilar de Conectividad para Todos es la resiliencia electrónica. Se considera esencial para acelerar la transformación digital.

La resiliencia electrónica es esencial para el funcionamiento de una economía y una sociedad digitales a largo plazo.  La capacidad de una sociedad para resistir, acomodarse, adaptarse y recuperarse de los efectos de las perturbaciones, incluidas las catástrofes, de manera oportuna y eficiente puede medirse a través de una infraestructura de TIC resiliente.

En este sentido, la ESCAP (Economic and Social Commission for Asia and the Pacific) ha desarrollado un nuevo tablero de control de la resiliencia electrónica, que combina todos los indicadores de las TIC en cuatro pilares temáticos de evaluación de la preparación para la resiliencia electrónica, en el fondo de la puntuación de las amenazas y la exposición:  (i) la infraestructura de las TIC como base física, (ii) la política de las TIC en varios sectores, (iii) el papel de las TIC en la gestión de datos, y (iv) el papel de las TIC en la creación de nuevos sistemas y aplicaciones. El cuadro de mandos de la resistencia electrónica ofrece mapas de velocidad de Internet visualmente atractivos para varios grupos económicos, así como mapas de riesgo, clasificados por el grado de riesgo de cada país. Por ejemplo,

La resistencia electrónica de la infraestructura de las TIC obtiene una puntuación baja en varios indicadores. La penetración de Internet en Bangladesh y Afganistán es del 15 y el 14%, respectivamente. La falta de coordinación intersectorial entre los organismos gubernamentales y los operadores de telecomunicaciones crea problemas en estos países. Los problemas de seguridad en Afganistán suponen un impedimento considerable para el tendido de redes de cable de fibra óptica. Hay mucho margen de mejora en Kirguistán (38%) y Mongolia (47%), lo que podría atribuirse al menor uso de ordenadores. Aunque Kazajstán, un país en desarrollo sin salida al mar, demostró el nivel más alto de penetración de Internet a nivel regional (79%), las barreras estructurales y sociales reducen la asequibilidad y el acceso a las redes de banda ancha en las zonas rurales y disminuyen la preparación del país para la resiliencia electrónica.

La política de las TIC en los diferentes sectores de los países menos desarrollados y en desarrollo sin litoral no ofrece una imagen completa de cómo equipar a los responsables políticos sobre las medidas de reducción del riesgo de desastres.  También faltan normas de ciberseguridad y despliegue intersectorial. Las medidas de RRD y la resiliencia electrónica son débiles en la mayoría de los países menos desarrollados y los países en desarrollo sin litoral, como Afganistán, Bangladesh, Kazajstán, Kirguistán y Mongolia, a pesar de los esfuerzos y las inversiones realizadas en la mejora de la infraestructura de las TIC y el entorno normativo propicio.

La importancia de las asociaciones y la cooperación para continuar con el seguimiento y las acciones de resiliencia electrónica incluye destacar la necesidad de recopilar datos sobre las TIC.  Las métricas de preparación para la ciberresiliencia de la ESCAP organizan estos datos en cuatro pilares para evaluar el progreso hacia 2030 a través de la planificación de la previsión digital, teniendo en cuenta las capacidades para responder a los peligros y la exposición.

Por ejemplo, en Japón, se constató que el terremoto y el tsunami del este en marzo de 2011 destruyeron más de 56.000 hogares. En este sentido, el país ha contribuido a la reubicación de las líneas eléctricas de acuerdo con los nuevos requisitos y ha obligado a todos los municipios y prefecturas a hacer planes para sustituir los cables aéreos por los subterráneos.

Un ejemplo ilustrativo es la evolución actual de las políticas de Bután, que está entrando en una asociación con Skylink para garantizar que la población tenga acceso a satélites de órbita baja, proporcionando acceso a Internet para apoyar el desarrollo de un tercer idioma nacional en torno a la codificación y el lenguaje de programación de software. Los programas informáticos, las aplicaciones y los sitios web se crean mediante el lenguaje de codificación.

La tecnología de las TIC debe estar al servicio de la economía y, a su vez, la economía digital debe apoyar al medio ambiente y a la sociedad. La visión compartida entre las empresas y el gobierno de Tailandia define la economía digital como una economía transformadora que maximiza las tecnologías digitales en todas las actividades socioeconómicas. Esta concepción influirá en las infraestructuras, la innovación, los datos, el capital humano y otros recursos digitales.

En resumen, la resiliencia electrónica es una base esencial para lograr una sociedad digital inclusiva basada en asociaciones sólidas y en la cooperación regional.

Fte. Geostrategic Media