Lo que la guerra de Ucrania enseña sobre las guerras terrestres modernas (Parte II)

Es difícil aprender las lecciones correctas de las guerras del pasado. Más difícil aún es poner en práctica esas lecciones de forma útil. Es ciertamente arriesgado, entonces, buscar lecciones sobre la guerra en un conflicto que aún está en curso, pero vamos a intentarlo.

En esta serie de tres partes, nos esforzaremos por extraer algunas lecciones de la conducción de la guerra entre Rusia y Ucrania hasta este momento.

Rusia contra Ucrania: Una guerra en el cielo como ninguna otra

El equilibrio entre los vehículos no tripulados y tripulados. Esta no es la primera guerra en la que los vehículos no tripulados (UAV) han desempeñado un papel importante, sin embargo, nunca tanto en un conflicto bélico como éste.

El impacto de los vehículos aéreos no tripulados fue evidente en los primeros días de la guerra, ya que los TB2 ucranianos, que operaban sin obstáculos, atacaron las columnas rusas. Con el tiempo, el entorno cambió, ya que la mejora de las defensas aéreas redujo el papel de los más grandes y dio mucha más importancia a los pequeños aviones de reconocimiento, a menudo operados por las fuerzas terrestres locales.

En el último mes, los drones se han convertido en un componente integral de la campaña aérea estratégica de Rusia contra las redes de distribución de electricidad y agua de Ucrania.

Sin embargo, los aviones tripulados de ala fija siguen desempeñando un papel importante. En los primeros días de la guerra, los cazabombarderos rusos lanzaron fuertes ataques contra objetivos militares e infraestructura ucranianos. Los cazas rusos, que a menudo vuelan a gran distancia del frente, han hecho que los aviones de ataque ucranianos paguen un alto precio por operar cerca de las línea de frente.

Por su parte, los cazas ucranianos han contribuido a disuadir a los bombarderos rusos, además de interceptar los ataques de drones y misiles de crucero en todo el país.

Defensa aérea e integración aire-tierra

Que las redes de defensa aérea son importantes no es exactamente cosa nueva. Sabemos, al menos desde la guerra de Vietnam, que la defensa aérea moderna puede hacer que una campaña aérea sea prohibitivamente costosa. La supresión extensiva de la defensa aérea enemiga, el sigilo y los ataques con misiles de precisión a distancia pueden ayudar a degradar una red de defensa aérea y convertir un entorno disputado en uno permisivo.

Sin embargo, resulta que hacer cualquiera de esas tres cosas es bastante difícil para cualquier país que no sea Estados Unidos. Las fuerzas terrestres de ambos bandos disponen de una serie de defensas, desde sistemas de misiles y cañones hasta lanzadores de misiles tierra-aire de largo alcance. Estas defensas han dificultado o imposibilitado que los grandes aviones rusos operen a las altitudes más bajas y, en general, han disuadido a los rusos de emprender una amplia campaña aérea en las profundidades de Ucrania.

Los sistemas de defensa aérea occidentales siguen llegando a Ucrania, aunque a menudo para reemplazar a otros destruidos o agotados.

Superioridad aérea

Los combates por la superioridad aérea continúan. La mayor parte de nuestra experiencia en campañas aéreas durante las últimas tres décadas ha culminado con victorias cortas y decisivas para uno de los bandos. Aunque Rusia intentó destruir la fuerza aérea ucraniana sobre el terreno en los primeros días de la guerra, evidentemente fracasó.

A esto le siguió una campaña mucho más larga, que ha debilitado las flotas de aviones tanto de Rusia como de Ucrania, pero que ha dejado a cada una de ellas con la capacidad de llevar a cabo misiones de contraataque aéreo y terrestre. De hecho, Ucrania sigue empleando aviones en misiones de ataque cerca del frente. También usa sus reservas de cazas como defensa área.

Por un lado, no es exactamente sorprendente que una campaña aérea entre dos oponentes relativamente bien dotados de recursos pueda durar meses. Por otro lado, no hemos visto una campaña tan larga desde la década de 1980. Una campaña larga significa que ambos bandos pueden reequiparse, reciclarse e introducir nuevas tácticas que creen nuevos problemas a sus oponentes.

Esta dinámica hace que la flexibilidad organizativa e industrial esté en el punto de mira. La introducción de cazas occidentales en el arsenal ucraniano podría inclinar decisivamente la balanza en contra de Rusia.

Standoff en Ucrania

Para evitar las redes de defensa aérea y las patrullas aéreas de combate, ambos bandos han recurrido al uso de municiones de precisión a distancia. Rusia ha disfrutado de una enorme ventaja numérica en este tipo de municiones, pero en ocasiones los ucranianos también han empleado misiles de ataque de largo alcance. Algunos de estos ataques han sido contra infraestructuras (especialmente en el último mes), pero al principio de la guerra los objetivos militares, incluidos los aeródromos, eran primordiales.

El uso de municiones standoff demuestra que los combatientes pueden infligirse mutuamente daños incluso cuando ambos operan sofisticadas redes de defensa aérea. Por su parte, los ucranianos han empleado artillería de largo alcance (posiblemente apoyada por partisanos) para atacar las bases aéreas rusas, destruyendo numerosos aviones de guerra en tierra.

Reflexiones finales de la guerra

Las fuerzas aéreas de todo el mundo estudiarán intensamente lo que ocurre en y sobre Ucrania durante esta guerra. A primera vista, la lucha enfrentó a una fuerza ucraniana sobrepasada y con poco mantenimiento contra un oponente mayor y sólo algo más sofisticado.

Pero cada introducción de tecnologías occidentales eleva la sofisticación de la contienda. Cada lección que aprende Rusia sirve para reflexionar sobre las mejores prácticas y sobre cómo se actualizan las fuerzas aéreas.

Es cierto que ninguno de los dos bandos ha empleado aún aviones furtivos de forma significativa, aunque los pocos cazas rusos Su-57 Felon pueden haber participado de forma fragmentaria, pero los fenómenos que motivan la búsqueda de la furtividad están a la vista.

Extraer lecciones requerirá un cuidado extraordinario, especialmente desde la perspectiva de las fuerzas aéreas occidentales, que tienden a proyectar sus propias visiones de capacidad y éxito sobre los acontecimientos.

Fte. 19FortyFive (Dr. Robert Farley)

El Dr. Robert Farley ha impartido cursos de seguridad y diplomacia en la Escuela Patterson desde 2005. Licenciado en la Universidad de Oregón, se doctoró en la Universidad de Washington en 2004. Es autor de Grounded: The Case for Abolishing the United States Air Force (University Press of Kentucky, 2014), The Battleship Book (Wildside, 2016) y Patents for Power: Intellectual Property Law and the Diffusion of Military Technology (University of Chicago, 2020).