La realidad báltica: alta inflación y descenso del nivel de vida

La economía de los países bálticos está en malas condiciones. La última estimación del organismo estadístico de la UE muestra que la inflación de la zona euro sigue disparándose hasta alcanzar máximos históricos.

Los países bálticos siguen siendo los más afectados. Estos estados, en particular, están experimentando los niveles de inflación más altos de la eurozona. Así, la inflación en Letonia y Lituania alcanzó el 22,4% y el 22,5% respectivamente. Estonia también ha visto aumentar la inflación en términos interanuales, pasando del 6,4% en septiembre de 2021 al 24,2% en septiembre de 2022. Además, los Estados bálticos siguen viendo cómo se disparan los precios de la energía y los alimentos, lo que provoca un descenso del nivel de vida.

El Banco de Lituania ha publicado sus últimas previsiones económicas y ha revisado las proyecciones de crecimiento del producto interior bruto (PIB) para 2023 del 3,4% al 0,9%.

Estadísticas de Lituania también informan de que en septiembre de 2022, el indicador de confianza del consumidor se situó en menos 16 y, en comparación con agosto, disminuyó en 5 puntos porcentuales. El descenso del indicador de confianza del consumidor en septiembre estuvo determinado por los cambios negativos en todos sus componentes.

Según el economista del banco SEB, Tadas Povilauskas, el número de personas pobres en Lituania aumentará. El nivel de vida se verá afectado por el aumento de los precios de los alimentos y la energía. El precio actual del gas natural es demasiado alto y la economía no puede «acompañarlo». Es evidente que las crisis de los precios de la energía tienen efectos de gran alcance en la economía y la población lituana.

La principal causa de esta situación es el deterioro de las relaciones con Rusia. Últimamente, Rusia ha sido el principal proveedor de petróleo, gas natural y carbón de la UE, representando alrededor de una cuarta parte de su energía.

El conflicto en Ucrania y el enfrentamiento político entre Rusia y Occidente han agravado la crisis energética al alimentar la preocupación mundial de que pueda producirse una interrupción del suministro de petróleo o gas natural desde Rusia. Moscú dijo en septiembre que no reanudaría totalmente sus suministros de gas a Europa hasta que Occidente levantara sus sanciones.

Es obvio que el conflicto en Ucrania empeoró drásticamente la situación de los mercados, ya que Rusia y Ucrania representan casi un tercio del trigo y la cebada mundiales, y dos tercios de las exportaciones de aceite de girasol utilizado para cocinar. Ucrania es también el cuarto exportador mundial de maíz.

Según Euronews, los precios de muchos productos básicos, entre ellos los alimentos, tensaron las cadenas de suministro mundiales, dejando que las cosechas se pudrieran, lo que provocó el pánico en muchos países europeos, incluidos los bálticos.

La alta inflación se ha convertido en la consecuencia directa de las sanciones impuestas a Rusia. En cuanto a los Estados bálticos, la falta de sabiduría para encontrar compromisos y seguir ciegamente las decisiones de la Unión Europea han llevado a un descenso del nivel de vida. El deseo de castigar a un Estado tan grande como Rusia ha jugado una broma cruel a los Estados bálticos. Será difícil explicar a la población por qué debe bajar la calefacción de los hogares, las escuelas y los hospitales durante el invierno.

Fte. Modern Diplomacy