La importancia de las alianzas como medio de disuasión: La decisión de Suecia y Finlandia de ingresar en la OTAN

La disuasión es un planteamiento estratégico de las relaciones internacionales para disuadir o evitar que los estados lleven a cabo acciones indeseables, normalmente agresiones armadas.

A lo largo de la historia de la humanidad, el mundo ha sido testigo de numerosos conflictos, desde las luchas por la supervivencia de los primeros humanos hasta los conflictos contemporáneos impulsados por ideologías y geopolítica. Los humanos son seres intrínsecamente sociales que forman grupos de forma natural. Esto se debe a que tienen un fuerte deseo de pertenencia y de diferenciarse de los demás (Brewer, 2007). Los objetivos compartidos de los individuos se traducen posteriormente en un colectivo con un objetivo unificado, que abarca diversos aspectos como las preocupaciones sociales, económicas y de seguridad.

Los Estados, como conglomerado de individuos, poseen sus propios objetivos diferenciados que suelen girar en torno a los intereses nacionales, abarcando ámbitos como la economía, la cultura, los asuntos sociales y la seguridad. Los Estados suelen colaborar para alcanzar sus objetivos, ya sea mediante la cooperación bilateral o multilateral, por ejemplo, a través de organizaciones internacionales, coaliciones o alianzas.

La actual escalada de conflictos en todo el mundo ha elevado la seguridad a la categoría de preocupación primordial. Sin embargo, se han documentado conflictos significativos mucho antes del establecimiento del sistema internacional basado en el Tratado de Westfalia de 1648. Un ejemplo notable es la Guerra de los Treinta Años, que tuvo lugar entre dos destacadas facciones cristianas. Supuso una alianza entre los países católicos y el bando protestante, con grandes potencias europeas como Inglaterra, Dinamarca, Suecia y los Países Bajos apoyando a los protestantes, mientras que Austria, España y el Sacro Imperio Romano Germánico representaban a los católicos (Mark, 2022). Aunque la alianza formada durante las guerras de los treinta años no produjo un claro vencedor, sí dio lugar a que un bando obtuviera una influencia significativamente mayor que el otro. Entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial se establecieron casos notables de alianzas, en las que las principales potencias entraron en conflicto entre sí. Las naciones vencedoras obtuvieron una influencia global sustancial, que sigue teniendo repercusiones en la actualidad.

La intensificación de los conflictos mundiales, especialmente en Europa, ha puesto de relieve la importancia de las alianzas. Las agresivas acciones de Rusia contra Ucrania han provocado el recelo de las naciones europeas. Como consecuencia de este acontecimiento, Suecia y Finlandia, países conocidos por su política de neutralidad, tomaron la decisión de alinearse con la OTAN (Chatterjee, 2022). La OTAN tiene una disposición en el tratado llamada Artículo 5, que establece que, si cualquier país miembro de Europa o Norteamérica es atacado, se considerará un ataque a todos los países miembros. En respuesta, cada país miembro tiene derecho a emplear la fuerza armada, individual o colectivamente, para defender al país atacado y restablecer la seguridad en la zona del Atlántico Norte. Esta disposición se basa en el derecho de legítima defensa reconocido por el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas. Esto implica que los individuos pertenecientes a la Alianza cuentan con una garantía de medidas de seguridad para protegerse de posibles amenazas a su seguridad (OTAN, 2023).

El empleo de la fuerza militar en el seno de una alianza puede percibirse como un medio para disuadir a posibles adversarios. La disuasión en los estudios de seguridad puede definirse como una estrategia destinada a intimidar o disuadir a un agresor de iniciar un ataque (van der Putten et al., 2015). A la luz de la creciente demanda de protección frente a las amenazas, la importancia de formar alianzas ha aumentado considerablemente. Dichas alianzas son cruciales no sólo para salvaguardar el bienestar de una nación, sino también para proyectar su fuerza e influencia sobre otras naciones. Este documento pretende ofrecer un análisis exhaustivo de la importancia de las alianzas en la era contemporánea, especialmente en relación con la seguridad europea. En concreto, examinará las posibles implicaciones del posible paso de Suecia y Finlandia de la neutralidad a la adhesión a la OTAN.

La alianza: Lograr el interés nacional mediante el apoyo exterior

Como ya se ha dicho en la introducción, una alianza es una forma de grupo con un mismo interés, y en este caso, el mismo interés es la seguridad. Las alianzas se han producido a lo largo de la historia de la humanidad. Desde la antigüedad se tiene constancia de que las renombradas ciudades-estado de la antigua Grecia formaron alianzas para luchar en la guerra entre sí. Ha habido varias alianzas famosas en la antigüedad, como la Liga de Delos, liderada por la ciudad-estado de Atenas; la Liga Peloponesia, formada entre Esparta y otras ciudades-estado; la famosa Cuádruple Alianza, formada por el Reino Unido, Prusia, Austria y Rusia, que luchó en las guerras napoleónicas; y, por supuesto, la famosa alianza de la guerra mundial entre la alianza Entente y las Potencias Centrales en la primera guerra mundial; y las potencias del Eje contra las renombradas Fuerzas Aliadas.

Hay muchas alianzas en el mundo moderno, y Bruce M. Russet, en su revista titulada «An Empirical Typology of International Military Alliances’ ‘, ha expuesto muchas variables de alianza, pero en general, las dividió en cuatro tipos:

Pacto de Defensa: Este tipo de alianza proporciona a los estados miembros defensa mutua contra amenazas externas. La OTAN es el ejemplo más destacado de pacto defensivo, y el Artículo 5 es el principal ejemplo de defensa mutua.

Pacto de no agresión: Una alianza que se formó para evitar que los estados miembros se atacaran entre sí. El famoso pacto de no agresión entre la Alemania nazi y la Unión Soviética puede atribuirse a la Segunda Guerra Mundial, en la que la URSS acordó no interferir en la invasión de Polonia por parte de la Alemania nazi en 1939.

Entente: Se trata de una forma de alianza formada por dos países o más que es menos formal que el Pacto de Defensa y el Pacto de No Agresión. Esta alianza se conoce comúnmente como un acuerdo mutuo y amistoso, pero no es vinculante. La más famosa fue la Triple Entente, en la que participaron Gran Bretaña, Francia y Rusia, en respuesta a la concentración militar alemana que condujo a la Primera Guerra Mundial.

Alianza de Defensa Integrada: Estas alianzas se distinguen por los atributos ligados a la defensa integrada, o «defensa común». Los miembros de la alianza colaboran para formular y ejecutar una estrategia de defensa compartida. Un ejemplo de este tipo de alianza es una fuerza de tarea conjunta.

¿Qué tienen en común estas alianzas? Tienden a formarse en respuesta a una amenaza (Walt, 1985). Los estados tienen tendencias a mantener su existencia frente a cualquier amenaza extranjera; esto, en términos, hace que tengan dos comportamientos polarizantes en una alianza. El estado puede optar por: A.) equilibrio o B.) bandwagon. Walt (1985) define el equilibrio como un medio de contrarrestar una amenaza aliándose en oposición a la principal fuente de peligro y el bandwagon aliándose con el estado que representa la principal amenaza.

El comportamiento equilibrista procede de la perspectiva realista, que deriva de la teoría tradicional del equilibrio de poder, según la cual los estados se alían para protegerse de estados o coaliciones cuyos recursos superiores podrían suponer una amenaza (Gulick, 1960). Existen dos razones principales para que un estado decida adoptar un comportamiento de equilibrio. En primer lugar, los estados ponen en peligro su propia supervivencia si no evitan el ascenso de un hegemón potencial antes de que alcance un nivel de poder excesivo. Una alianza estratégica con la potencia hegemónica implica confiar en su continua buena voluntad. Para evitar ser dominado por quien puede hacerlo, la estrategia más segura consiste en establecer alianzas con quienes no pueden dominar fácilmente a sus aliados. La OTAN es un buen ejemplo de estados que formaron alianzas con un comportamiento equilibrador para contrarrestar la creciente amenaza de la URSS en 1949. La segunda razón por la que los estados eligen un comportamiento equilibrador es que tienden a buscarlo. En segundo lugar, unirse al bando más vulnerable refuerza al estado más poderoso en términos de influencia, ya que otros estados vulnerables necesitarán más ayuda; por lo tanto, esta opción es preferible para contrarrestar el poder hegemónico.

El comportamiento de bandwagoning se produce cuando los Estados tienden a aliarse con una gran potencia en lugar de desafiarla, como en el comportamiento de equilibrio. Hay varias razones por las que los estados optan por aliarse con una gran potencia. En primer lugar, se ve como un medio de apaciguamiento, y el bandwagoning de un estado con una gran potencia podría proporcionar la seguridad de no ser atacado por la gran potencia. La otra razón es que los estados tienden a unirse a las grandes potencias para obtener algún beneficio de ellas. El mejor ejemplo de este caso es la decisión de Mussolini de aliarse con la potencia del Eje, que al comienzo de la Segunda Guerra Mundial era la potencia dominante. Su decisión se basa en la idea de que, si la potencia del Eje ganaba la guerra, Italia podría beneficiarse de la victoria.

Las alianzas pueden adoptar diversas formas, derivadas de dos motivaciones opuestas que los Estados tienen en cuenta a la hora de decidir unirse. Una ventaja significativa es el aumento de la seguridad, ya que los posibles atacantes se ven disuadidos de atacar a un Estado apoyado por una alianza formidable. Esencialmente, las alianzas sirven como elemento disuasorio contra la agresión, un principio denominado disuasión en el campo de los estudios de seguridad. Que se analizará en la siguiente sección.

Una forma de mantener a raya a los enemigos: La disuasión

«Si vis pacem, para bellum» es una conocida cita de la escuela de pensamiento realista, que se traduce como «si deseas la paz, prepárate para la guerra». Los realistas sostienen que la paz no es más que un periodo temporal que separa una guerra de la siguiente. Mientras tanto, los estados intentarían reforzar sus capacidades para prepararse para el siguiente gran conflicto. Los realistas afirman que el sistema internacional funciona como una estructura anárquica, en la que los estados deben confiar en sus propias capacidades para garantizar su supervivencia. En este contexto, ¿cómo protegen y velan los estados por sus propios intereses? La solución óptima es establecer una alianza estratégica, ya que ser miembro de una alianza de este tipo disuadiría eficazmente a posibles agresores externos de iniciar un asalto. El término usado en los estudios de seguridad para describir este concepto es disuasión.

La disuasión es un enfoque estratégico empleado en las relaciones internacionales para evitar que los estados se involucren en acciones indeseables, que suelen implicar una agresión armada. La disuasión se refiere a las medidas deliberadas y estratégicas adoptadas para disuadir o evitar que se produzca una acción concreta (Mazarr, 2018). En su artículo de revista titulado «Understanding Deterrence», Mazarr (2018). categorizó este concepto en varios enfoques, que incluyen:

Disuasión por negación

Esta forma de disuasión busca inculcar en el agresor la creencia de que sus acciones no tendrán éxito. Normalmente implica mostrar las capacidades militares y expresar la intención de emplearlas en caso de ataque.

Disuasión de castigo

Esta forma de disuasión se aplica para detener un ataque en curso y pretende evitar que se repita. El agresor suele ser objeto de medidas punitivas, como sanciones o penalizaciones. El principal objetivo de la disuasión mediante el castigo no es proteger directamente el compromiso en disputa, sino recurrir a amenazas de castigos más amplios que aumenten el coste de un ataque.

La disuasión puede emplearse en dos circunstancias distintas. Inmediata y prolongada. La disuasión directa se refiere a las medidas aplicadas por una nación para prevenir cualquier ataque en su propio territorio, concretamente dentro de sus límites geográficos. La disuasión prolongada se refiere a la acción de disuadir o desalentar posibles ataques contra terceros, en concreto mediante el apoyo de aliados y socios (Mazarr, 2018). En los últimos tiempos, la práctica de la disuasión ampliada se ha vuelto cada vez más común, con estados que buscan garantizar su seguridad ejerciendo influencia sobre otros a través de instituciones y alianzas internacionales.

La disuasión también puede diferenciarse en función de su duración, que se determina observando su impacto y duración. Esto abarca tanto la disuasión general como la disuasión inmediata. La disuasión general es el esfuerzo continuo y persistente para prevenir acciones indeseables a largo plazo y en situaciones que no sean de emergencia. La disuasión inmediata implica la aplicación inmediata de medidas urgentes para evitar una agresión concreta e inminente, normalmente durante periodos de agitación.

La importancia de las alianzas en el pasado, ahora y en el futuro

Las alianzas, complejas e interconectadas, han configurado las relaciones internacionales a lo largo de la historia. Han dado forma a imperios, guerras y estabilidad en tiempos de paz. Debemos reconocer la importancia de las alianzas en el siglo XXI, cuando nos enfrentamos a la incertidumbre. Para ello es necesario considerar detenidamente su contexto histórico y su papel futuro a la hora de garantizar la seguridad y la prosperidad mundiales.

El instinto de supervivencia condujo a las alianzas en los albores de la historia de la humanidad. En respuesta a la amenaza persa, las vulnerables ciudades-estado de Atenas y Esparta formaron la Liga Délica, demostrando el poder de la fuerza colectiva. En China, la dinastía Han formó alianzas estratégicas con tribus nómadas para mantener la estabilidad regional aprovechando su conocimiento de los estilos de vida nómadas. Estos acuerdos iniciales, formados a través del conflicto y la cooperación, sentaron las bases para imperios más grandes y siglos de compleja diplomacia internacional.

Las alianzas suelen promover el intercambio cultural y el crecimiento económico, al tiempo que evitan las agresiones. Las alianzas del Imperio Bizantino con tribus nómadas como los ávaros reforzaron sus defensas, abrieron nuevas rutas comerciales y promovieron el intercambio cultural. La colaboración de la dinastía Han con facciones mongolas creó la Ruta de la Seda, una bulliciosa ruta comercial entre continentes. Estos ejemplos históricos demuestran que las alianzas abarcan intereses compartidos, intercambio cultural y éxito económico más allá de los acuerdos militares.

Hoy en día, las alianzas son cruciales para el resultado de los grandes conflictos mundiales. Las heterogéneas potencias aliadas de la Segunda Guerra Mundial demostraron el poder de las naciones que trabajaban juntas para derrotar la agresión fascista. Sin embargo, las potencias del Eje, impulsadas por la expansión territorial y las ideologías compartidas, demuestran los peligros de las malas alianzas. Estos acontecimientos históricos demuestran el poder de las alianzas para mantener la paz y la estabilidad, al tiempo que ponen de relieve los riesgos de la implicación ideológica.

Las alianzas, junto con la guerra, sustentan la cooperación y estabilidad mundiales. Durante décadas, la OTAN ha protegido a Europa de las agresiones y ha fomentado la cooperación en cuestiones de seguridad colectiva. Del mismo modo, la Unión Africana representa la cohesión y el avance regionales, abordando cuestiones económicas y amenazas transnacionales como el terrorismo y la piratería. Estos ejemplos muestran cómo las alianzas modernas cruzan fronteras para resolver problemas complejos, haciendo que el mundo esté más interconectado y sea más seguro.

La entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN demuestra el poder de las alianzas en tiempos de incertidumbre. Debido a la cambiante situación de la seguridad en Europa y a las agresivas acciones de Rusia en Ucrania, estos países históricamente neutrales buscaron la seguridad y la defensa militar de la Alianza. Esta importante decisión muestra cómo las alianzas cambian, se adaptan a las nuevas amenazas y siguen siendo atractivas como forma de proteger los intereses nacionales en un mundo impredecible. La decisión parece obedecer principalmente a la necesidad de contrarrestar el creciente poder de Rusia, aunque también hay elementos de bandwagoning presentes. Su amplio historial de neutralidad, su mayor conciencia de la amenaza que supone Rusia y las garantías de seguridad que les proporciona la OTAN indican una estrategia deliberada para proteger sus intereses nacionales estableciendo un equilibrio de poder. No se limitan a alinearse con la potencia dominante para obtener beneficios oportunistas, sino que se esfuerzan activamente por contrarrestar una amenaza concreta a su seguridad y soberanía.

En el futuro, las alianzas serán importantes más allá de las asociaciones militares. El cambio climático, las pandemias y las ciberamenazas hacen que la colaboración internacional sea crucial. Abordar estos complejos problemas requiere soluciones creativas, la voluntad de compartir recursos y conocimientos en alianzas basadas en valores compartidos y el compromiso de trabajar con múltiples naciones. Imagínese un tapiz de poder militar, sostenibilidad medioambiental, ciberseguridad y ayuda humanitaria.

En conclusión, Las alianzas son importantes más allá del tiempo y del contexto. Desde los antiguos campos de batalla hasta las vías digitales del mañana, han protegido, colaborado y establecido la gobernanza mundial. En el siglo XXI, las alianzas son esenciales para superar retos inciertos. Las complejas alianzas de las naciones son nuestra mejor esperanza para la seguridad y la prosperidad, ya sea desalentando la agresión, fomentando la colaboración o abordando problemas globales.

La entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN cambia la geopolítica. También refuerza la importancia de la seguridad colectiva en un mundo en el que la cooperación es nuestra única defensa contra la incertidumbre global.

Fte. Modern Diplomacy (Priagung Arif Budi Wibawa)

Priagung Arif Budi Wibawa es estudiante de máster en Relaciones Internacionales en la Universitas Gadjah Mada