Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han informado el domingo, por la mañana, a través de su portavoz militar, que durante la última noche han ampliado la entrada de fuerzas israelíes a la Franja de Gaza que se han unido a las fuerzas que ya están combatiendo. Por otra parte, el conflicto se está expandiendo al entorno cercano.
La guerra actual en Palestina se desarrolla entre el Movimiento de Resistencia Islámica (HAMAS) e Israel, lo que significa que queda fuera el pueblo palestino. Conviene ser preciso y no confundirla con el conflicto palestino-israelí que, aunque es cierto que está muy relacionado y viene desde 1948, la aparición de Hamás en 1987 introduce un elemento totalmente nuevo en Palestina que logra tomar el gobierno de Gaza en 2007 en perjuicio de la veterana Organización para la Liberación de Palestina (OLP).
En el 2006, los palestinos votaron a Hamás no porque pensaran todos en la sharía, sino porque Hamás les mostró que el único modo de aspirar a un Estado propio es empleando la fuerza militar contra Israel.
La ofensiva a gran escala de Hamás en el sur de Israel supone la primera vez desde 1948 que fuerzas de Palestina, en este caso milicianos de Hamás, lograban apoderarse de territorio israelí y mantenerlo durante un cierto tiempo. El ataque produjo la mayor pérdida de vidas humanas en un solo día en la historia de Israel.
La Asamblea General de Naciones Unidas ha apoyado por amplia mayoría – con 121 votos a favor, 44 abstenciones y 14 en contra – una resolución que invoca una tregua humanitaria inmediata, sostenible y duradera que lleve a un cese de hostilidades. Es verdad que la resolución no tiene carácter vinculante, como ninguna de la Asamblea General, pero también es cierto que recoge el sentir general de que el mundo espera señales de apaciguamiento y sensatez. Sin duda, esta resolución beneficia claramente a Irán, Rusia y China.
De acuerdo con declarado por el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, el pasado 20 de octubre, la prevista ofensiva israelí se estructura en tres fases. La primera consiste en bombardeos para neutralizar terroristas y destruir infraestructuras de Hamás. La segunda será la de realizar maniobras tácticas y operaciones de menor intensidad contra focos de resistencia del grupo islamista. La tercera implica la creación de un nuevo régimen de seguridad para la Franja de Gaza.
En esta declaración, a nivel estratégico, se pueden considerar al menos, cuatro estampas decisivas en orden a establecer un estado final de la guerra que sea aceptable por las dos partes. Son las siguientes: la destrucción de las capacidades militares de Hamás en una guerra, principalmente subterránea, desarrollada en túneles y galerías junto con el tratamiento de los rehenes; el grave peligro de una escalada incontrolada; la legítima defensa, la respuesta proporcionada y el posible éxodo de los palestinos y la obligación de dar una salida política de futuro al pueblo palestino con la creación de dos Estados, de acuerdo con la Resolución 181 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 29 noviembre de 1947.
Al tratar la primera estampa, junto a los bombardeos hay que señalar que se produce una guerra, fundamentalmente, subterránea – donde se halla la mayoría de la infraestructura militar, puestos de mando y líderes de Hamás – y urbana realmente compleja y complicada por ser distinta de las anteriores, contando con una información muy deficiente y escasa del lugar del combate, operando continuamente en un entorno hostil desde el punto de vista psicológico, psíquico, anímico y mental, en el que el enemigo dispone de una gran ventaja por su perfecto conocimiento y dominio del terreno.
Combatir y anular a un enemigo que se atrinchera en el subsuelo y donde existen todo tipo de campos de minas, minas trampa, trampas explosivas con metralla, emboscadas, lanzamiento de granadas de mano y recibiendo disparos desde donde menos se espera o luchando cuerpo a cuerpo, con armas de defensa individual incluidas las armas blancas, lanzallamas, muchas veces a oscuras constituye una guerra cruel, sangrienta, brutal y salvaje. El uso del explosivo será habitual.
A esto se añade el hecho de que Hamás pueda mantener en el sistema de túneles y galerías a los cerca de 230 secuestrados que impida a las fuerzas israelíes destruir totalmente a sangre y fuego el citado sistema. Hay que tener en cuenta que la milicia puede utilizar a los rehenes como escudos humanos en cuyo caso la operación militar adquiere mucha mayor dificultad.
En relación con una posible escalada, la estampa más peligrosa a nivel regional e internacional, resulta muy difícil predecir lo que pueden realizar las milicias islámicas desplegadas en el entorno cercano, ya sea Hezbollá en la frontera con Líbano, la propia Yihad Islámica Palestina, las milicias existentes en Irak, los hutíes yemenís o la implicación de Siria, todas ellas apoyadas por Irán, cuyo ministro de Exteriores ha llegado a declarar la posibilidad de una “acción preventiva” del país persa en caso de que Israel invadiera Gaza.
Ante esta perspectiva y a modo de mensaje de disuasión para cualquier actor externo que pretenda intervenir en esta guerra, Estados Unidos ha enviado al escenario de Oriente Medio dos grupos de combate encabezados por los portaaviones Gerald R. Ford y Dwight D. Eisenhower. Un contingente total algo superior a los 12.000 efectivos. China ha enviado al Golfo Pérsico media docena de barcos de guerra que participaban en unas maniobras con Omán. Entre estos buques, dedicados a tareas de escolta en el océano Indico, hay un destructor dotado de misiles y una fragata.
En cuanto a la tercera estampa, está claro el derecho de Israel a la legítima defensa de acuerdo con el artículo 51 de la Carta de Naciones Unidas que debe compaginar con la respuesta proporcionada y con el derecho internacional humanitario evitando en lo posible la muerte de civiles de tal forma que pueda contar con la aprobación clara de la comunidad internacional. Asimismo, Israel debiera hacer lo posible para que no haya ningún éxodo de palestinos pues sería contrario a la prevista solución de los dos Estados mencionada anteriormente.
Con referencia a la última estampa, la piedra angular de la solución a esta guerra, resulta totalmente necesario que el estado final debiera ser la solución de los dos Estados dictados por la ONU, Israel y Palestina, este último con un gobierno independiente, elegido democráticamente y garantizado, en su caso, en los primeros años por una Misión de Naciones Unidas. De esta forma, desaparecería totalmente el bloqueo y se le proporcionaría un futuro político sólido y creíble al pueblo palestino.
Pero hay otros factores que tienen una gran fuerza ante la opinión pública y la comunidad internacional como puede ser el relato y las imagines proporcionadas por los medios. Hoy vivimos en un mundo global donde cualquier acontecimiento que ocurra inmediatamente se conoce en la mayor parte del planeta. Hay que tener en cuenta que la desinformación se utiliza como arma de guerra. En este momento, el relato en gran parte de los medios en el exterior está logrando que la opinión pública se haya postulado contra la violenta respuesta de Israel en la guerra, dejando en parte olvidada la masacre producida por la invasión de Hamás el pasado 7 de octubre.
Es importante que se busque un equilibrio en el relato de la guerra entre Israel y Hamás. Esta guerra ha producido divisiones en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y en la Unión Europea. Con mucha probabilidad, Israel está perdiendo la guerra en el campo internacional. Lo más conveniente y realista, a nivel de la estrategia de seguridad mundial, es que se llegue a un alto el fuego a la mayor brevedad, evitando más muertes. Conforme más larga sea la guerra, mayores rechazos provoca en la comunidad mundial y más perjudica a Israel.
Es preciso encontrar una lógica de la paz frente a la actual lógica de la guerra. Después de las dos guerras en vigor, la de Ucrania-Rusia y la de Israel-Hamás, el equilibrio de poder internacional cambiará sustancialmente y con una gran probabilidad aparecerá una nueva configuración de las relaciones internacionales eliminando el actual desorden mundial.
Pero antes es imprescindible proporcionar un futuro de paz a Palestina, con su propio Estado independiente y soberano, al mismo tiempo que Israel sea reconocido como Estado por la comunidad internacional, especialmente por todos los países árabes. La comunidad internacional tiene la palabra a través de la ONU, y contando con las grandes potencias y las potencias emergentes, fundamentalmente.
GD (R) Jesús Argumosa Pila
Miembro de la Asociación Española de Militares Escritores