La defensa de Europa se refuerza

Defensa de EuropaLa Defensa de Europa incluye la Defensa Europea, como sabemos, pero la presencia del Reino Unido (UK) en el esquema estratégico europeo, antes del BREXIT, era incómoda para los aliados continentales, que “sufrían” las inconveniencias británicas continuamente, pues el esquema que les ofrecía la UE,  embrionario en lo que respecta a “una autonomía estratégica suficiente”, chocaba a menudo con la inclinación puramente atlántica del Reino Unido.

¿Se puede asegurar que algo ha cambiado en la actualidad?, sí, se percibe un cambio con la llegada de los laboristas al poder, y sobre todo con la presencia intervencionista internacional del Presidente Donald Trump, y siempre con el impacto  de la acelerada agresividad de Rusia en Ucrania ; existe un perceptible “arrepentimiento” creciente de la sociedad británica, y no digamos de la escocesa que votó en contra, por haberse separado de la UE como consecuencia del malhadado referéndum del ex Primer Ministro Cameron, malhadado porque pretendía permanecer con el resto de Europa, y, sí, se está produciendo un acercamiento progresivo a sus antiguas relaciones, protagonizado por el Primer Ministro Starmer, en especial hacia las instituciones europeas.

En primer lugar han llegado los nuevos acuerdos económicos con la UE, recuperando algunas de las prioridades de mercado perdidas, acuerdos sociales,  los educativos, tan lucrativos para UK  como los Erasmus, del Espacio Educativo Europeo, los sanitarios, los recientes sobre inmigración a través del enlace Calais-Dover, etc.

Faltaba algo esencial y son los acuerdos sobre seguridad nacional, aspecto este último para que proporcione una defensa coordinada y eficaz que haga frente a las amenazas que se plasman ya  en Europa, y cuyo eje principal es la invasión de Ucrania por Rusia, cuya réplica más estudiada es precisamente la británica, aspecto conocido  y apreciado perfectamente por la inteligencia de los adláteres de Putin, de tal forma que en una hipótesis de un futuro ataque general de la Federación Rusa, para el que se previene la OTAN en su Concepto Estratégico vigente y ratificado en la reciente Cumbre de la Haya, Londres sería uno de los primero objetivos, como anuncian los portavoces del Kremlin; por ello se interpreta la reciente Estrategia de Seguridad Nacional británica 2025 como una ajustada respuesta.

La Defensa de Europa preocupa ya directamente a una Gran Bretaña que aprecia el alejamiento de Estados Unidos, vía Trump, también a Canadá que acaba de suscribir acuerdos con la UE, quizás impulsado también por ese mismo halo disgregador del Presidente norteamericano; en el caso británico su reacción en un primer tiempo se ha centrado en el aspecto de la disuasión nuclear.

Bien es sabido que la disposición de armamento nuclear por parte de Gran Bretaña tenía una particularidad y era que su posible empleo estaba situado en los planes nucleares de la OTAN, y además, dada las características de los vectores disponibles, primero misiles Polaris y más tarde Trident, de origen norteamericano, su disponibilidad de uso, desde sus 4 submarinos nucleares balísticos (SSBN), estaba sujeta a un criterio de doble llave en el que la decisión de Estados Unidos era prioritaria. Esta restricción, en un momento de cierta “frialdad estratégica” del aliado transatlántico, más preocupado por el escenario Indo Pacífico que por el europeo, cobraba todo su peso y, quizás, ha hecho reaccionar a los responsables estratégicos de UK, elevando a 7 el número de submarinos portadores de armas nucleares, con cabezas múltiples británicas.

Además Londres ha querido también integrarse en la componente aérea nuclear de la OTAN, hasta ahora participada por Bélgica, Alemania, Italia, Países Bajos y Turquía, como primer golpe nuclear táctico, dado que la aviación  dedicada de estos países portaría la bomba nuclear B61-12, norteamericana recientemente modernizada, todo ello dentro de un esquema previsto de disuasión diseñado por el Comité de Planes Nucleares de la Alianza.

La novedad reside en que existe también un relativa concertación entre las fuerzas nucleares autóctonas del Reino Unido y de Francia, hasta ahora materia difícil de negociar, por la prioridad indicada de Estados Unidos sobre ese armamento británico y la tradicional postura independiente de la “Force de Frappe” gala.

No se trata de una máxima apertura de coordinación, pues la disuasión nuclear es muy exclusiva en lo que respecta a la autoridad que debe ordenar su desencadenamiento, de ahí su eficacia, y no se puede compartir con terceros, pero sí que, al parecer, se han producido acuerdos más profundos que en tiempos pasados, en un ambiento superado de más confianza.

En este sentido, la posibilidad de que Estados Unidos contemple su unilateral disuasión nuclear con China, que erige ya una potente fuerza de este tipo, cifrada en más de 500 cabezas nucleares y creciendo, predisponen a una cierta retirada del escenario europeo, vacío que debe ser llenado fundamentalmente por Francia y Reino Unido en la Defensa de Europa.

Los pasos son medidos, la nueva Entente Cordiale, siempre reinterpretada desde que se declarara en 1904 y se renovase en la Cumbre de Saint Malo, pueden ahora reforzarse ante el ímpetu de la agresividad del Presidente de la Federación Rusa; nuevas tecnologías nucleares, simulación de pruebas, etc, esperan a los dos países nucleares de la Defensa de Europa, además de una coordinada respuesta en caso de agresión, evitable si la disuasión cobra todo su efecto.

Ricardo Martínez Isidoro
General de División. rdo. y Escritor
Presidente de AEME.