Japón será la tercera potencia militar mundial pese a la devaluación de su moneda

El aumento del gasto en defensa de Japón protege a los principales programas militares del recorte, incluso tras una caída de la moneda del 20% este año.

Aunque se había extendido la preocupación de que el presupuesto de defensa previsto por Japón pudiera verse afectado por la reciente devaluación del yen, de una media del 20% desde 2022 frente a otras divisas importantes, GlobalData considera en cambio que es improbable que los principales programas de adquisición en curso, incluidos los Global Combat Air Programmes, el F-35A/B, las fragatas Mogami-glass, los aviones de transporte C-2 y V-22 Osprey, y el patrullero marítimo P-1, se vean afectados por el recorte presupuestario.

Tras la reciente duplicación de su tope presupuestario de defensa -del 1% al 2% del PIB-, si Japón mantiene su actual plan de gastos durante los próximos cinco años, tendrá las terceras   fuerzas armadas más grandes del mundo, por detrás de EE.UU. y China, con un presupuesto de defensa que pasará de 39.500 millones de dólares en 2022 a 85.900 millones en 2028.

Sin embargo, según el índice Fleet Size de GlobalData, la flota militar japonesa de aviones ya ha superado los treinta años de servicio. El creciente dominio de China en el Indo-Pacífico está despertando la urgente necesidad de sustituir y modernizar estos activos envejecidos, entre los que se incluyen los fuselajes F-15J/DJ, C-1, C-130H y E-2C.

«Para hacer frente a este reto, es probable que Japón siga invirtiendo en sus programas F-35A/B en curso y garantice un suministro constante de cazas avanzados para sustituir a los aviones más antiguos», afirma Harpreet Sidhu, analista aeroespacial y de defensa de GlobalData. «Sin embargo, los recortes en el presupuesto de defensa pueden retrasar unos años el despliegue del avión de sexta generación, previsto inicialmente para 2032».

Aunque la devaluación de la moneda japonesa puede plantear ciertos retos en un futuro próximo, es crucial para los intereses de seguridad de Japón mantener una postura de defensa relevante en la región Indo-Pacífica. «Por lo tanto, a excepción de algunos programas ambiciosos, como el avión de sexta generación, es poco probable que Japón reduzca sus adquisiciones críticas de activos de defensa», afirma Sidhu.

La modernización militar de Japón

Las Fuerzas Armadas japonesas han avanzado mucho en la mejora de sus capacidades de defensa adoptando un enfoque multidimensional para las operaciones conjuntas. Sus tres ejércitos han realizado recientemente adquisiciones de capacidades que podrían apoyar despliegues globales.

En el ámbito aéreo, Japón introdujo el Kawasaki P-1 en 2013 y tiene 33 de estos aviones en servicio, con un pedido adicional de 60 para reemplazar la flota P3-C del país. Además, en 2013, Japón firmó un acuerdo con Lockheed Martin para adquirir 42 aviones F-35B. Este acuerdo se amplió posteriormente en 2019 hasta 105 versiones del F-35A y 42 del F-35B. En el año 2020, se alcanzó un importante acuerdo con Mitsubishi Heavy Industries, designándoles como el principal desarrollador de casi 100 unidades del caza furtivo de sexta generación F-X.

En el ámbito naval, Japón está mejorando sus capacidades en alta mar, transformando los portahelicópteros de la clase Izumo en portaaviones plenamente funcionales capaces de albergar el avión de combate F-35B. La flota de superficie de este país cuenta con un número considerable de fragatas y destructores, que suman más de 40. Japón también posee submarinos de la clase Sōryū como parte de sus activos submarinos.

Aunque estos activos demuestran la existencia de una importante fuerza naval capaz de desplegarse en todo el mundo, Tokio ha optado por destinar una parte considerable de ella a la salvaguarda de su territorio nacional, centrándose especialmente en la protección de sus islas suroccidentales, que se enfrentan a posibles desafíos derivados de las actividades chinas. La Fuerza de Autodefensa de Japón (JSDF) y las estadounidenses están alineando cada vez más sus planteamientos en la defensa de la cadena insular, incluida la posible defensa de Taiwán, como parte de su integración más amplia dentro de la estrategia global estadounidense.

Fte. Air Force Technology