La «shaped trajectory» constituye un avance enorme, gracias a una tecnología de guiado, que puede permitir que un proyectil de 155 mm detecte un objetivo oculto y maniobre hasta situarse en posición para destruirlo.
Algunos de los detalles técnicos de esta tecnología, por supuesto, no están disponibles por razones de seguridad, pero se conoce que los proyectiles han sido diseñados con la capacidad de cambiar de rumbo en vuelo y maniobrar hasta situarse en posición para atacar a un objetivo inalcanzable de otro modo.
«Queremos llegar a un punto en el que dispongamos de municiones capaces de buscar objetivos, lo que contra-intuitivamente reduce el coste por muerte ya que, aunque son municiones caras, se reduce el número de proyectiles que hay que emplear», dijo en una entrevista a Warrior el General de División John Rafferty, Director del Equipo Transfuncional de Fuegos de Precisión de Largo Alcance del Mando de Futuros del Ejército.
La » shaped trajectory » es un gran avance, que permite apuntar y atacar de una manera sin precedentes, ya que su avanzada tecnología de guiado permitiría que un proyectil de 155 mm detecte un objetivo oculto y maniobre hasta situarse en posición para destruirlo. En lugar de estar limitado o confinado a una trayectoria de proyectil guiado estándar, que desciende de forma directa y conocida, el proyectil dotado con » shaped trajectory » puede ser preprogramado por un observador para realizar un «giro en U de alta G», alterando su curso para destruir objetivos oscurecidos u ocultos, explican los desarrolladores.
«El proyectil tiene aletas y alerones que le permiten girar», explica Rafferty. Por lo tanto, si un avión no tripulado localiza un objetivo oculto al otro lado de una cresta, un enlace de datos enviaría el vídeo en tiempo real a tierra para atacarlo con un proyectil con «shaped trajectory». Esto no sólo acorta enormemente el tiempo entre el sensor y el tirador, sino que mejora la capacidad de supervivencia al permitir un ataque de precisión a distancia más allá de la línea de visión.
El Ejército ya está empleando sus proyectiles Excalibur con «shaped trajectory » como parte de un proceso en curso, que pretende explorar y seguir desarrollando una familia de proyectiles avanzados de artillería de 155 mm, diseñados para ampliar el alcance, cambiar de rumbo en vuelo para alcanzar objetivos ocultos, atacar objetivos en movimiento y adaptar los efectos de las explosiones para destruir el blindaje enemigo.
El proyectil con «shaped trajectory», es una pieza clave de una familia, diseñada por Raytheon y el Ejército. A partir de la aparición del Excalibur guiado por GPS en 2007, se trabaja en una amplia gama de nuevas versiones. La proyectil ha progresado mucho a lo largo de los años, comenzando con el inicial Ia-1 de 2007 capaz de disparar a 20 km, uno posterior Ia-2 de 40 km de alcance y un proyectil Ib avanzado construido con tecnología adicional de guiado y navegación para operar en un entorno con GPS contestado.
La «shaped trajectory» forma parte de una creciente familia de proyectiles Excalibur de alta tecnología que están desarrollando Raytheon y los militares. Por ejemplo, una de estas aplicaciones es el proyectil Excalibur «S» guiado por láser, capaz de seguir un punto láser hasta un objetivo en movimiento. También existe un proyectil de «carga hueca» que incluye explosivos antiblindaje de última generación.
La nueva arma representa un salto exponencial respecto a las antitanque de última generación existentes, como los misiles TOW y Javelin; el Javelin alcanza distancias de hasta 3,2 kilómetros y el misil TOW puede alcanzar objetivos de hasta 4.500 metros. La «carga hueca» Excalibur es un arma antitanque completamente nueva, capaz de alcanzar hasta 30 km. Altos responsables del desarrollo de armamento del Ejército explican que la ampliación de los alcances de ataque a tierra cambia algunos de los elementos tradicionales de la estrategia de maniobras con armas combinadas.
Excalibur también se dispara desde el emergente programa de armas de Extended Range Cannon Artillery (ERCA), y es el único proyectil que alcanza un objetivo con precisión a más de 65 km, como se demostró en una prueba realizada el 6 de marzo de 2020. El ERCA emplea un cañón más largo, de calibre 58, para disparar proyectiles de 155 m hasta 70 km de distancia. Hasta el ERCA, los Excalibur de 155 m existentes se disparaban desde los tubos de calibre 39 del obús remolcado móvil M777, del obús autopropulsado M109A7 Palladin, o desde los tubos de calibre 52 de los cañones de los socios internacionales del Ejército, como el Archer sueco y el PzH2000 holandés.
La navegación GPS reforzada, las unidades de medición inercial, las espoletas programables y la tecnología de guiado con corrección de rumbo son aspectos de un proyecto mayor que introduce nuevas innovaciones en el campo de la artillería de 155mm.
Históricamente, los proyectiles de artillería de 155 mm se concebían únicamente como un arma de área, una forma imprecisa de cubrir una zona con fuego de supresión que permitía a las tropas maniobrar bajo el fuego enemigo. En los últimos años, la situación ha cambiado radicalmente, hasta el punto de que los proyectiles de 155 mm no sólo se pueden guiar con precisión hasta un metro de un objetivo específico situado a 30 km de distancia, sino que las características de guiado y explosividad también se pueden adaptar para dar más opciones.
En 2007, durante la Operación Libertad Iraquí, el Ejército estrenó lo que en aquel momento fue un avance que cambió el paradigma: la llegada de la artillería guiada por GPS. Un proyectil de nuevo diseño, denominado Excalibur, empleaba tecnología GPS y Inertial Measurement Unit (unidad de medición inercial) para atacar objetivos enemigos de una forma que ofrecía nuevas opciones tácticas a los mandos.
Años después de la Guerra del Golfo, que introdujo en el mundo las municiones aéreas guiadas por GPS, Excalibur llevó la tecnología a la guerra terrestre. Esto tuvo lugar en un momento propicio, dado que la guerra de contrainsurgencia terrestre en Irak requería cada vez más niveles de precisión para encontrar y atacar pequeños grupos de terroristas, vehículos u objetivos específicos en zonas por lo demás pobladas. La artillería terrestre guiada de precisión redujo los daños colaterales, salvó vidas y permitió a las unidades atacantes operar con menos limitaciones logísticas, ya que podían maniobrar con menos munición.
Ahora, el Ejército está llevando la artillería a otra dimensión al duplicar el alcance de la artillería de precisión hasta los 70 km mediante su programa de Artillería de Cañón de Alcance Extendido. El ERCA, como se denomina, puede hacer fuegos de precisión mucho más lejos, con la mayor velocidad inicial y empuje de un cañón más largo.
En desarrollo desde hace varios años, el programa ERCA no sólo mejora el alcance de los ataques, sino que también permite una serie de actualizaciones adicionales de la propia artillería para mejorar el rendimiento y ofrecer a los mandos nuevas opciones de características explosivas y tecnología de guiado para mejorar la letalidad del proyectil.
«¿Con algunas actualizaciones de software, podemos ajustar la trayectoria de vuelo, de modo que podamos conseguir un mayor alcance? Y la respuesta ha sido sí, hemos sido capaces de hacerlo y ampliar el alcance del Excalibur actual. Vamos a conseguir que sea de 70 kilómetros, a lo que nos está ayudando una versión de letalidad mejorada del Excalibur llamada Excalibur hit-to-kill. Vamos a tener un sensor de búsqueda de objetivos y llegar a alcances extendidos. Haremos uso de la maniobrabilidad para corregir el rumbo y dirigirlo al objetivo para destruirlo», declaró en una entrevista a Warrior el General de División John Rafferty, Director del Equipo Transfuncional de Fuegos de Precisión de Largo Alcance del Mando de Futuros del Ejército.
La esfera de mejoras del proyectil es bastante amplia, ya que las espoletas programables pueden realizar ajustes para que los proyectiles exploten de una forma determinada y las actualizaciones de software pueden añadir nuevas tecnologías de guiado. Un «shaped round» puede adaptar un proyectil de 155 mm para conseguir la máxima penetración y efecto explosivo, mientras que una «shaped trajectory» puede ajustar el rumbo en vuelo para alcanzar un vehículo enemigo al otro lado de una montaña o bajo un puente. El mayor alcance no sólo permite atacar desde distancias más largas, sino que también puede ayudar a aprovechar la tecnología de vuelo con corrección de trayectoria.
«¿Qué más se puede hacer con este proyectil tan capaz? Vamos a ver si podemos dispararlo más lejos, y luego vamos a ver qué podemos hacer con la trayectoria para obtener el máximo alcance de ella para que pueda soportar mayor presión de la cámara y mayores cargas G para aumentar la velocidad en boca. El proyectil en sí tiene aletas y alerones que le permiten dirigirse», dijo Rafferty.
Alcanzar las defensas antiaéreas enemigas desde distancias fuera de la esfera de fuego enemiga, apuntar a formaciones de tropas y unidades mecanizadas antes de un «movimiento hacia el contacto», y enviar proyectiles guiados de precisión con corrección de rumbo a más del doble de distancia que las armas tradicionales, son atributos clave relacionados con el ERCA.
La capacidad de duplicar el alcance de ataque de la artillería tradicional de 155 mm y de añadir niveles revolucionarios de precisión y tecnología de guiado es el concepto operativo en el que se basa el programa ERCA, que se está preparando ahora para una evaluación operativa de un año de duración.
«Tenemos seis prototipos. Ahora mismo, tendremos 18 listos para finales del próximo año fiscal para su entrega a un batallón en Fort Bliss, Texas, donde pasaremos a una evaluación operativa de un año», dijo en una entrevista a Warrior el Mayor General John Rafferty, Director del Equipo Transfuncional de Fuegos de Precisión de Largo Alcance del Mando de Futuros del Ejército.
Durante décadas, la artillería de 155 mm ha operado al alcance máximo de unos 30 km, y ahora el ERCA está redefiniendo los paradigmas tácticos del ataque con armas combinadas al diseñar un cañón capaz de disparar proyectiles a más de 70 km.
Rafferty explicó algunos de los trabajos de ingeniería e innovación que se han llevado a cabo para diseñar un arma de este tipo.
«Estamos colocando una nueva torreta con un sistema de armamento mejorado en ese chasis. Retiramos el cañón de calibre 39 y colocamos un cañón de calibre 58. Básicamente, se trata de cambiar un tubo de cañón de 6 metros de largo por uno de 9 metros», explicó Rafferty.
La innovación fundamental, explicó Rafferty, consiste en sustituir la culata por otra de bloque deslizante, más parecida a la de un tanque. Esa cámara más grande nos permite desarrollar un propulsor sobrealimentado. El propulsor nuevo genera mucha mayor presión en la cámara y empuja los proyectiles a velocidad mucho mayor. Así es como podemos lograr mayores alcances», explicó Rafferty.
El desarrollo es bastante significativo desde el punto de vista táctico, dadas las circunstancias actuales de amenaza de grandes potencias. El Ejército estadounidense se adelantó al resto del mundo con su estreno en 2007 de la artillería de precisión terrestre guiada por GPS, pero ahora existen proyectiles guiados en muchos países de todo el mundo, algunos de los cuales podrían ser adversarios. La capacidad de superar a la potencia de fuego enemiga, con la perspectiva tanto de la precisión como de la tecnología de guiado con corrección de rumbo, cambia el panorama táctico para los mandos terrestres.
Fte. Warrior Maven (Kris Osborn)
Kris Osborn es el Presidente de Warrior Maven – Centro para la Modernización Militar. Anteriormente, Osborn trabajó en el Pentágono como experto altamente cualificado en la Oficina del Subsecretario del Ejército para Adquisiciones, Logística y Tecnología.