Coronavirus y sanidad militar española

Una de las misiones enmarcadas dentro del ámbito constitucional que tienen las Fuerzas Armadas españolas y específicamente señalada en la Ley Orgánica 5/2005, de 17 de noviembre, de la Defensa Nacional es la de  “mantener la seguridad y bienestar de los ciudadanos en las situaciones de grave riesgo, catástrofe, calamidad u otras necesidades públicas”, en concierto con las Instituciones del Estado y Administraciones públicas.

Siendo ello así, dadas las circunstancias de crisis sanitaria y de epidemia que vivimos actualmente, ha sido forzoso que nuestras Fuerzas Armadas estén realizando operaciones en colaboración con las Administraciones públicas para contribuir complementaria o subsidiariamente a satisfacer el interés público.

Fue por ello que la Instrucción de 15 de marzo de 2020 del Ministerio de Defensa, en virtud de las atribuciones que le confiere el Real Decreto 463/2020 de 14 de marzo por el que se declara el estado de alarma, para el manejo de la situación de crisis sanitaria provocada por el Covid-19, ha establecido una serie de medidas a adoptar por el personal de las Fuerzas Armadas, el personal estatutario de la red sanitaria militar y el personal civil que presta servicio en el ámbito del ministerio de Defensa.

Objeto de la instrucción:

Determinar las medidas necesarias para la actuación de las Fuerzas Armadas y de los recursos sanitarios de la red sanitaria militar.

Garantizar la actuación de los miembros de las Fuerzas Armadas y de los recursos de carácter operativo y sanitario en el cumplimiento de las medidas previstas por el real Decreto 463/2020 en todo el territorio nacional, así como la coordinación con las autoridades, instituciones y gestores que determine el Gobierno.

Poner a disposición de las autoridades competentes y de las delegadas las capacidades militares de la Unidad Militar de Emergencias (UME), así como otras capacidades de las Fuerzas Armadas  y del Ministerio de Defensa, al menos en materia de Policía Militar, transporte logístico terrestre, aerotransporte general y capacidades de aerotransporte medicalizado, control de tráfico aéreo, de la navegación marítima, puertos, aeropuertos, alojamientos logísticos y establecimiento de campamentos militares; así como todo cuanto existe en el ámbito de la Inspección General de Sanidad.

En consecuente concordancia con lo dispuesto, los militares estarán en permanente disponibilidad para el servicio derivado del estado actual de alarma. La ejecución de las medidas a tomar dependerá del Jefe del Estado Mayor de la Defensa, bajo la superior autoridad de la Ministra de Defensa. A estos efectos integrará sus capacidades con los recursos operativos de las Fuerzas Armadas y de la Inspección General de Sanidad, valiéndose de un Centro de Coordinación.

Por su parte, en esta situación de crisis, el Subsecretario de Defensa podrá destinar a todo el personal militar sanitario, en activo y en reserva, al cumplimiento de cuantas medidas determine la Ministra de Defensa, tanto dentro de la red sanitaria militar como en el resto del Sistema Nacional de Salud.

Todo el personal de la red sanitaria estará en disposición de incorporarse a su destino tan pronto sea requerido por la autoridad competente del Ministerio de Defensa y en caso de cualquier excepción se reducirán los permisos al mínimo indispensable, debiendo ser autorizado ello por el Subsecretario de Defensa o el Inspector General de Sanidad de la Defensa.

Como medida de autoprotección se respetarán en todo caso las recomendaciones e instrucciones de las autoridades sanitarias civiles y militares para la prevención de la transmisión del Covid-19. Para lo cual se utilizarán siempre los equipos de trabajo adecuados para garantizar su seguridad sanitaria, atendiendo a estos efectos a lo que se disponga por el Ministerio de Sanidad.

Listos para intervenir

Inmediatamente y en respuesta a las medidas tomadas por el Ministerio de Defensa, derivadas de lo establecido por el Real Decreto del 14 de marzo, se dispuso la suspensión de todas las maniobras de las Fuerzas Armadas, al objeto de no encontrar disminución de sus capacidades en el muy probable caso de tener que ofrecer la mayor y mejor colaboración en los trabajos de frenado a la expansión del coronavirus. Por más que es de advertir que la consigna en esos momentos era que “las Fuerzas Armadas sólo actuarían, si se las requiriese, en apoyo sanitario y sólo con medios sanitarios”.

Los medios sanitarios más implicados son los siguientes: la Brigada de Sanidad (BRISAN) – en la actualidad, Agrupación de Sanidad – del Ejército de Tierra, el variado personal de médicos, enfermeros y sanitarios de las unidades militares del Ejército de Tierra, de la Armada y del Ejército del Aire; además de la Unidad Militar de Emergencias (UME).

Ante la situación presente, con la pandemia tendiendo a extenderse e incrementarse, se dispuso la preparación del Hospital Central de la defensa “Gómez Ulla”, para acoger al personal afectado por el coronavirus.

Y al tiempo se insistió en la posibilidad de que a los hospitales civiles se les incorporara a los trabajos de atención y asistencia a los afectados por el Covid-19, personal sanitario militar.

De hecho, y respondiendo a la obligada función de las Fuerzas Armadas en orden a velar por los derechos de los ciudadanos, todos los recursos de la Sanidad Militar quedaron al servicio de las necesidades sanitarias provocadas por el coronavirus: desde el hospital central de la Defensa “Gómez Ulla” al Hospital Militar de Zaragoza, pasando por todos los hospitales militares y de campaña, “contando con médicos que estaban en situación de reserva y que mostraron estar absolutamente comprometidos”

Mirando al futuro

El presidente del Gobierno ha insistido en que “en momentos como éstos cobra vital importancia la capacidad de apoyo y colaboración con las autoridades civiles en la gestión de crisis y emergencias”.

Y para aprender a gestionar las consecuencias del cambio climático o situaciones como la pandemia se compromete a … integrar las capacidades y esfuerzos militares como los de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y civiles en forma creciente.

Además, “se impulsará la preparación de las Fuerzas Armadas y la adquisición de capacidades que permitan la colaboración y apoyo a las autoridades civiles, especialmente en situación de crisis y/o emergencias”.

En esta línea, la Directiva de Política de Defensa, publicada el pasado 4 de agosto, señala que, en la situación actual, muy marcada por la trágica crisis sanitaria global y sus consecuencias sociales y económicas, las Fuerzas Armadas continuarán su desempeño solidario con el esfuerzo del conjunto de la sociedad para superar la crisis, como ya hicieron en la gestión de las fases más críticas de la pandemia.

Continúa la citada Directiva indicando que “el Ministerio de Defensa prestará especial atención a la mejora de las capacidades para afrontar futuras crisis sanitarias y, para ello, se reforzará la Sanidad Militar y se potenciará la Sanidad Operativa. El objetivo es mejorar los recursos sanitarios militares para garantizar, mediante actuaciones conjuntas, el apoyo a la población civil en caso de crisis de esta naturaleza, y, al mismo tiempo, para reforzar el liderazgo en las iniciativas internacionales de lucha contra pandemias y crisis sanitarias, que España promueve en la Unión Europea y la OTAN.

En definitiva, la Sanidad Militar ha sido y seguirá siendo un elemento fundamental para combatir al COVID-19. Por ello, resulta imprescindible que ante el incierto futuro donde las pandemias pueden tener un pernicioso efecto en nuestra seguridad nacional, el objetivo que apunta el Ministerio de Defensa de reforzar las capacidades de la Sanidad Militar, incluida la Sanidad Operativa, se lleve a cabo sin mayor dilación. De esta forma, la Sanidad Militar podrá seguir prestando sus servicios al pueblo español con la máxime eficiencia, entrega y generosidad.

Coronel Médico (R) José Ramón Navarro Carballo
Asociación Española de Militares Escritores

 

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