¿Cómo sorteó Hamás el sistema de defensa antiaérea israelí Iron Dome?

Debido a sus singulares retos de seguridad nacional, Israel tiene un largo historial de desarrollo de tecnologías y capacidades de defensa altamente eficaces y de vanguardia. Un excelente ejemplo de la fortaleza militar israelí es el sistema de defensa aérea Iron Dome, que ha sido ampliamente promocionado como la mejor defensa del mundo contra misiles y cohetes.

Sin embargo, el 7 de octubre de 2023, Israel se vio sorprendido por un ataque con misiles a gran escala del grupo militante palestino Hamás, con base en Gaza. Según los informes, el grupo disparó varios miles de misiles contra diversos objetivos en todo Israel. Aunque no se dispone de detalles exactos, está claro que un número significativo de misiles de Hamás penetraron en las defensas israelíes, causando grandes daños y víctimas.

Soy ingeniero aeroespacial y estudio los sistemas espaciales y de defensa. Hay una sencilla razón por la que la estrategia de defensa israelí no fue totalmente eficaz contra el ataque de Hamás. Para entender por qué, primero hay que comprender los fundamentos de los sistemas de defensa aérea.

Un sistema de defensa aérea consta de tres componentes clave. En primer lugar, hay radares para detectar, identificar y rastrear los misiles atacantes. El alcance de estos radares varía. El radar del Iron Dome es eficaz a distancias de entre 4 y 70 km, según su fabricante, Raytheon. Una vez que un objeto ha sido detectado por el radar, debe ser evaluado para determinar si constituye una amenaza. Para ello se usan datos como la dirección y la velocidad.

Si se confirma que un objeto es una amenaza, los operadores del Iron Dome continúan rastreándolo por radar. La velocidad de los misiles varía considerablemente, pero suponiendo una velocidad representativa de 3.280 pies por segundo (1 km/s), el sistema de defensa tiene como máximo un minuto para responder a un ataque.

El segundo elemento importante de un sistema de defensa aérea es el centro de control de combate. Este componente determina la forma adecuada de enfrentarse a una amenaza confirmada. A partir de la información del radar, que se actualiza continuamente, determina la respuesta óptima en términos de dónde disparar los misiles interceptores y cuántos lanzar.

El tercer componente principal es el misil interceptor propiamente dicho. En el caso de Iron Dome, se trata de un misil supersónico con sensores térmicos, que le proporcionan actualizaciones en vuelo, que le permiten dirigirse y acercarse a la amenaza. El interceptor se sirve de una espoleta de proximidad activada por un pequeño radar para explotar cerca del misil que se aproxima, de modo que no tenga que alcanzarlo directamente para inutilizarlo.

Israel tiene en funcionamiento al menos 10 baterías Iron Dome, cada una de las cuales contiene entre 60 y 80 misiles interceptores. Cada uno de esos misiles cuesta unos 60.000 dólares. En ataques anteriores con un número menor de misiles y cohetes, fue eficaz en un 90% contra una serie de amenazas.

Entonces, ¿por qué el sistema fue menos eficaz contra los recientes ataques de Hamás?

Es una simple cuestión de números. Hamás disparó varios miles de misiles, e Israel tenía menos de mil interceptores sobre el terreno listos para contrarrestarlos. Incluso si el Iron Dome fuera 100% efectivo contra las amenazas, el gran número de misiles de Hamás significaba que algunos iban a pasar.

Los ataques de Hamás ilustran muy claramente que incluso los mejores sistemas de defensa antiaérea pueden verse desbordados si se ven superados por el número de ataques que tienen que contrarrestar.

La defensa antimisiles israelí se ha construido a lo largo de muchos años, con elevados niveles de inversión financiera. ¿Cómo podría Hamás permitirse superarla? Una vez más, todo se reduce a números. Los misiles disparados por Hamás cuestan unos 600 dólares cada uno, por lo que son unas 100 veces más baratos que los interceptores Iron Dome. El coste total para Israel de disparar todos sus interceptores es de unos 48 millones de dólares. Si Hamás disparara 5.000 misiles, el coste sería de sólo 3 millones de dólares.

Así, en una estrategia cuidadosamente planeada y ejecutada, Hamás acumuló con el tiempo un gran número de misiles relativamente baratos que sabía que saturarían las capacidades defensivas del Iron Dome. Por desgracia para Israel, el ataque de Hamás representa un ejemplo muy claro de asimetría militar: un enfoque de bajo coste y menor capacidad fue capaz de derrotar a un sistema más caro y de alta tecnología.

El ataque de Hamás tendrá repercusiones para todas las grandes potencias militares del mundo. Ilustra claramente la necesidad de sistemas de defensa aérea mucho más eficaces en dos aspectos importantes. En primer lugar, se necesita un arsenal de armas defensivas mucho más profundo que pueda hacer frente a un gran número de amenazas de misiles. En segundo lugar, es necesario reducir significativamente el coste por arma defensiva.

Es probable que este episodio acelere el desarrollo y despliegue de sistemas de defensa aérea de energía dirigida basados en láseres de alta energía y microondas de alta potencia. A veces se dice que estos dispositivos tienen un «cargador infinito», porque su coste por disparo es relativamente bajo y pueden seguir disparando mientras se les suministre energía eléctrica.

Fte. Defense One (Iain Boyd)

Iain Boyd es Catedrático de Ciencias de Ingeniería Aeroespacial, Universidad De Colorado Boulder