Unidad Aérea de la Policía Nacional: los ojos que velan por la seguridad ciudadana desde el aire

Los 70 pilotos, más mecánicos y personal de apoyo, y los medios (helicópteros, aviones y drones) con que cuenta la Unidad Aérea de la Policía Nacional desempeñan labores de apoyo al resto de efectivos del Cuerpo. Un equipo de El Radar ha estado con ellos para conocer el funcionamiento de la Unidad, de sus equipos… y de las personas que forman parte de ella.

La base central de la Unidad Aérea de la Policía Nacional está en Cuatro Vientos (Madrid).

Más de 100 drones y sistemas antidrón de última generación, 25 helicópteros H135 (de aquí a final de 2024), dos aeronaves de ala fija (con una curiosa historia de fondo), sistemas de cámaras giroestabilizadas con diferentes tipos de sensores y un simulador FTD 2.

Esos son, en resumen, los medios con los que cuenta la Unidad Aérea de la Policía Nacional (UAP), cuya base central se encuentra en Cuatro Vientos (Madrid), y sus bases territoriales en Zaragoza, Vigo, Sevilla, Palma de Mallorca, Valencia, Málaga, Las Palmas de Gran Canaria… y Senegal. Sí, también en Senegal, desde el año 2006.

Y con esos medios y el personal que tiene en dotación (70 pilotos en toda España, más mecánicos y personal de apoyo), la UAP, bajo el mando del comisario principal Pedro Prieto, presta apoyo desde el aire al resto de unidades y efectivos de la Policía Nacional, a los que proporcionan cobertura en los operativos que despliegan a pie de calle.

La UAP presta apoyo aéreo a los operativos que despliegan a pie de calle

Una cobertura con la que no sólo garantizan nuestra seguridad; también la de sus propios compañeros. Un ejemplo: cuando ellos tienen localizado a un objetivo desde el aire, informan a los policías que están en tierra y pueden evitar, de esa manera, persecuciones peligrosas y a velocidades extremas que podrían causar accidentes no deseados.

Su capacidad de respuesta para actuar ante cualquier emergencia, en cualquier punto del territorio nacional, bien sea con aeronaves o con drones, es, como mucho, de una hora (para desplazarse a aquellas zonas en las que no hay una base territorial de la UAP). Sus helicópteros, por ejemplo, pueden volar a una velocidad de hasta 300 kilómetros por hora.

Misiones en entornos urbanos

A diferencia de la Guardia Civil, que emplea sus medios aéreos para zonas rurales, y también para carreteras (junto con la Dirección General de Tráfico), la UAP, que depende de la División de Operaciones y Transformación Digital (DOTD) de la Policía Nacional, presta principalmente su servicio en los grandes  entornos urbanos del territorio nacional.

Y es allí donde están desplegados los medios de la UAP. Eso no quiere decir que, por motivos del servicio o de requerimiento judicial, los medios no puedan usarse en cualquier lugar del territorio nacional.

De izqda. a drcha., el subinspector González, el oficial Osorio, el 2º jefe de la UAP (al fondo), comisario Antoral, el secretario general de la DODT, comisario principal Muñoz, y el inspector jefe Díaz.

En el caso de Madrid, donde se encuentra la base central de la UAP, según la normativa aeronáutica en vigor sólo las aeronaves del Estado pueden sobrevolar su espacio aéreo. De todas ellas, la UAP es la que más presencia tiene sobre los cielos de la capital, al tratarse, precisamente, de su ámbito competencial.

Además, todos los servicios operativos que se realizan sobre entorno urbano se efectúan con  helicópteros biturbina, que ofrecen mayor seguridad para este tipo de vuelos. Es una de las características de los H135 de Airbus (que la Unidad comenzó a recibir en el año 2000) y, por ello, son su principal arma de trabajo.

La Unidad comenzó a recibir los H135 de Airbus en el año 2000 y son su principal arma de trabajo

Un ejemplo de servicio aéreo integral -o «despliegue masivo«, como lo denomina el inspector jefe David Díaz- se produjo durante la Cumbre de la OTAN que se celebró en Madrid en 2022. Esos días -precisa el comisario principal Pablo Muñoz, secretario general de la DOTD- sobrevolaron el espacio aéreo de la capital 3 helicópteros dotados con sistemas de captación de imágenes; otro con efectivos del Grupo Especial de Operaciones (los GEO); más de 10 drones; y más de 10 sistemas antidrón.

Entradas, registros y seguimientos, entre las misiones de la UAP

Y es que, desde el aire, la UAP presta apoyo, colaboración y asistencia a las unidades policiales que operan sobre el terreno para el control de masas, entradas, registros, localización y seguimiento de objetivos, dispositivos antiterroristas, protección de personalidades, transporte urgente de personal o búsqueda de personas desaparecidas, entre otras misiones.

Precisamente en este último caso, el de la búsqueda de personas desaparecidas, es cuando se producen los momentos más gratificantes para el personal de la Unidad… y también los más dolorosos.

El inspector jefe David Díaz (dcha.) y el oficial Ignacio Osorio suman más de 6.000 horas de vuelo.

El inspector jefe David Díaz y el oficial Ignacio (Nacho) Osorio son dos de los 120 policías que forman parte de la UAP en Madrid. Entre los dos acumulan más de 6.000 horas de vuelo: 2.500, David, y 3.700 en el caso de Nacho. Y, al preguntarles sobre los mejores y los peores momentos en el desarrollo de su actividad profesional, ambos coinciden: «El más feliz, cuando localizas con vida a un desaparecido; el más triste -paran, respiran y se les entristecen los ojos-, cuando lo encuentras muerto«.

«Eso ocurre, sobre todo, cuando terminas la operación -añade el comisario Javier Antoral, segundo jefe de la UAP-, porque, mientras la estás desarrollando, estás segregando adrenalina». Él admite que también ha tenido momentos tristes, «pero esos se quedan dentro», dice mientras baja la mirada.

Esos momentos forman parte de su trabajo, sí; pero son personas que sienten, como cualquier otro ciudadano de a pie, aunque ellos lleven uniforme. Un uniforme en el que este año lucen el logo del Bicentenario de la Policía Nacional, como en todos y cada uno de sus helicópteros.

Los helicópteros se han vestido de gala este año para conmemorar el Bicentenario de la Policía Nacional.

Y precisamente porque tienen sentimientos, transmiten con pasión (se nota que disfrutan con su trabajo) que otro de los momentos más gratificantes que les proporciona su actividad, como policías, «es cuando trincas a un malo«, dice David con orgullo.

De hecho, las vigilancias aéreas y los seguimientos son el tipo de operaciones que más le «gustan» a David, quien confiesa haber estado pilotando el helicóptero durante una hora, siguiendo «a los malos», «sin que en ningún momento nos vieran». Lo dice con orgullo y no es para menos.

Cámaras giroestabilizadas que lo captan todo… incluidos los saludos

Desde el helicóptero, en el que viajan dos pilotos y el operador de la cámara giroestabilizada -sistema dotado con sensores térmicos, de alta definición e infrarrojos, que comenzó a adquirirse en 1992-, se pueden ver con todo lujo de detalles matrículas de vehículos, movimientos de personas y animales… es decir, cualquier cuerpo u objeto que emita calor. Y esas imágenes se pueden grabar y/o transmitir en tiempo real a cualquier unidad u organismo que las precise.

Las cámaras giroestabilizadas están dotadas con sensores térmicos, de alta definición e infrarrojos, y comenzaron a adquirirse en 1992.

Pero también pueden ver (responden sonriendo), cuando alguien les «saluda desde abajo». Sí, lo ven… «perfectamente». Y entonces sonríen, porque sienten que su trabajo es reconocido.

Otro momento anecdótico se produce en verano. El subinspector Rogelio González y el oficial Nacho Osorio comentan que, mientras ellos pilotan con el sol resplandeciendo en la cabina del helicóptero, prefieren no mirar «a los que están en las piscinas de sus urbanizaciones». Y vuelven a reír. Son personas. Policías, sí; pero ante todo, personas.

A propósito de los días de verano, que a priori uno podría pensar que presentan mejores condiciones para el vuelo, Nacho Osorio corrige automáticamente ese pensamiento: «Con el calor -explica- se generan muchas ascendencias en superficie del aire, lo que ocasiona turbulencias en capas más altas, algo que en invierno no sucede, porque, cuanto más frío hace, más estable es la capa de aire en la que volamos».

«Con el calor se ocasionan turbulencias en las capas más altas, algo que en invierno no sucede»

«¿Y cuando llueve?», es la pregunta que surge a continuación. David responde inmediatamente: «Yo he estado volando mientras caían chuzos de punta«. Mira, sonríe, y continúa. No le da la mayor importancia.

De nuevo surge otra pregunta: «Y con los pájaros, ¿cómo os lleváis?». David responde un «bueeeno» prolongado. Nacho, por su parte, cuenta que en una ocasión un ave impactó contra la cabina del helicóptero «y se quedó dentro durante el vuelo». Admite que se ríe… por no llorar. Y Javier añade que, normalmente, los pájaros «te esquivan», porque escuchan el ruido y las vibraciones del helicóptero, «y lo normal -sentencia- es que nos evitemos mutuamente».

La melancólica despedida de los BO-105

La UAP, como se ha mencionado anteriormente, hace diferentes tipos de vuelos: de patrulla, de captación, transmisión y grabación de imágenes, protección de personalidades, dispositivos antiterroristas… De hecho, la Unidad, cuyo origen se remonta a mediados de los años 70 del siglo pasado, suma ya un total de 200.000 horas de vuelo, que se dicen pronto. Serían el equivalente a 8.333 días; casi 23 años.

El último BO-105 de la Policía Nacional se dio de baja en 2023. (Foto: Contando Estrellas).

Por eso, en 2023 completaron el proceso iniciado en el año 2000 (para modernizar la flota) de dar de baja, porque ya se habían quedado obsoletos, los helicópteros BO-105 que tenían. Mientras, iban llegando a la Unidad (y este año recibirán más, como colofón al programa de modernización) los H135 de Airbus.

Uno de los pilotos más veteranos, Javier, admite con melancolía que sintió «pena» cuando se dio de baja al último Bölkow (nombre común, procedente de la compañía que lo fabricaba, con el que también se conocía a esta aeronave).

«¡Claro que el piloto establece un vínculo con el helicóptero!», asegura Javier.

«¡Claro que el piloto establece un vínculo con el helicóptero! ¡Lógico!», asegura Javier, en respuesta a la pregunta relacionada. «Sobre todo -añade- cuando has pasado tantas horas pilotándolo».

Pero ya no sólo se establece un vínculo «con la máquina -apostilla-; también con alguna matrícula en concreto, como por ejemplo la del helicóptero en la que has hecho el primer vuelo o con la que has realizado una operación especial». Aun así, «el mayor lazo de unión se establece con los compañeros -asevera-, porque, como yo digo -añade en todo de broma-, ¡he visto más amaneceres con un compañero que con mi mujer!». Automáticamente, risas generalizadas.

La UAP tiene dos aviones: uno de ellos, intervenido en la ‘Operación Malaya’

Con los vuelos rutinarios (técnicamente, patrullas aéreas preventivas), la UAP mantiene desde el aire una presencia disuasoria. A modo de ejemplo, «la incidencia de ‘alunicerosdesciende considerablemente cuando el helicóptero está volando», asegura el subinspector Rogelio.

«Cuando el helicóptero está volando, la incidencia de ‘aluniceros’ desciende considerablemente»

Pero también efectúan apoyo aéreo cuando así lo requieren las Comisarías Generales (de Información, Policía Judicial, Seguridad Ciudadana, Extranjería y Fronteras, y Policía Científica) que dependen de la Dirección Adjunta Operativa de la Policía Nacional.

Otro ejemplo: durante la Presidencia Española de la UE se celebraron más de 500 eventos en toda España. «En todos ellos -afirma Javier- se cubrió el espacio aéreo» por parte de la UAP. Y no sólo con los helicópteros o las dos aeronaves de ala fija que tienen en dotación; también con los drones.

A la izquierda, el avión intervenido en la ‘Operación Malaya’, que pertenecía a uno de los condenados, Juan Antonio Roca.

Los dos aviones de ala fija, por cierto, proceden de sendas intervenciones policiales: una de ellas, contra el narcotráfico; otra, en el marco de la ‘Operación Malaya‘, desarrollada principalmente en Marbella contra la corrupción urbanística. De hecho, ese otro avión con el que ahora vuela la UAP, que es un reactor, era propiedad de uno de los condenados, Juan Antonio Roca; ahora porta los colores corporativos de la Policía Nacional. Paradojas del destino.

«Cuando se intervienen medios materiales en una operación policial como en este caso -explica Javier-, esos dos aviones se adjudicaron judicialmente a esta Unidad«. A partir de ese momento, «pasaron a ser propiedad del Estado», añade David.

En el confinamiento, «sobrecogía ver Madrid prácticamente vacío»

Además de todas las misiones policiales que la UAP desarrolla, también lleva a cabo otro tipo de apoyos aéreos, que podrían definirse como actividades extra policiales: evacuaciones sanitarias, auxilio en grandes catástrofes, localización y prevención de incendios, colaboraciones con Protección Civil y la Unidad Militar de Emergencias o, como se mencionaba anteriormente, búsqueda de personas desaparecidas.

Así, efectivos de esta Unidad estuvieron en el terremoto de Lorca, en 2011, o trasladando material sanitario a las islas durante el confinamiento, en marzo de 2020, con motivo de la pandemia del COVID-19. Sólo transitaban por las calles de Madrid los vehículos de quienes tenían que ir trabajar, los servicios de emergencias… o los coches de las funerarias. «Sobrecogía ver la ciudad prácticamente vacía«, recuerdan David y Nacho.

«En el confinamiento -interviene Javier-, los aviones se transformaron y llevamos más de 8 toneladas de material sanitario a las islas, porque no había transporte aéreo ni transporte marítimo».

Durante el confinamiento, la UAP llevó más de 8 toneladas de material sanitario a las islas.

Otro momento perturbador se produjo en el año 2013, cuando un tren Alvia con destino a Santiago de Compostela sufrió un descarrilamiento cuando pasaba por el municipio coruñés de Angrois. Un total de 80 personas perdieron la vida. Efectivos de la UAP trasladaron hasta el lugar del siniestro a miembros de la Policía Científica para realizar labores de identificación de los cuerpos… tras producirse el trágico accidente ferroviario.

«Ojalá estuvieran vivos»

Y otro de los momentos que rememora Javier tuvo lugar en el año 1998, cuando un avión que cubría la ruta Málaga-Melilla se estrelló en el Cabo Tres Forcas de la provincia marroquí de Nador, próximo a la ciudad melillense, muriendo sus 38 ocupantes.

«Ese día -le cambia el semblante al recordarlo- salimos dos helicópteros desde Madrid, uno desde Sevilla y uno desde Málaga; fuimos a Melilla (entonces estaban todavía los Bölkow) y estuvimos trasladando cadáveres a la zona española para que la Policía Científica identificase a los fallecidos».

Vista del hangar de la UAP desde la zona de oficinas.

«En esos momentos tan duros -toma la palabra David-, aunque la misión es satisfactoria… piensas con pena que ojalá estuvieran vivos, como en el caso de personas desaparecidas a las que localizas muertas».

Para cambiar de tema y sacarles nuevamente una sonrisa, se les lanza una pregunta: «Cuando realizáis el control de masas en un partido de fútbol, ¿alguna vez habéis estacionado el helicóptero sobre el campo para ver el encuentro?». Objetivo cumplido, porque David, muy futbolero, se ríe: «No, porque nos vamos justo cuando empieza«.

«Hemos reforzado con drones todo el territorio nacional»

Y ahora es cuando llegamos a los drones, que comenzaron a llegar a la UAP hace ocho años y tanto Javier como David admiten que fue «una revolución«. «Es el medio complementario que tenemos -comenta David- y hemos reforzado con drones todo el territorio nacional, porque hay ocasiones en las que, o no nos da tiempo a llegar o el tipo de servicio es más eficiente realizarlo con un dron que con un helicóptero».

Los drones más utilizados son los Mavic 3 de DJI, «porque son más pequeños y fáciles de transportar», explica Alberto.

En la actualidad, la UAP cuenta con más de 100 drones y sistemas antidrón de diferentes modelos, con 200 pilotos de dron habilitados en toda España. «Con estos últimos -detalla Javier- también se presta apoyo a la autoridad aeronáutica para supervisar el uso de drones por parte de otras empresas».

En esos casos, los equipos de Seguridad y Protección aérea de la UAP son los que operan los sistemas antidron (contra-UAS), «y tienen labores de seguridad aeronáutica -añade-, delegadas por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea».

Y es que, en virtud de la Resolución de la Dirección General de la Policía de 20 de abril de 2021, en la UAP se imparten los programas de instrucción relativos a la adquisición, operación y mantenimiento de las aeronaves pilotadas por control remoto en la Policía Nacional, así como la formación y habilitación de sus pilotos.

El oficial Agustín prepara un equipo de drones para su despliegue. Las maletas son rugerizadas, para evitar daños en el material.

Alberto y Agustín son dos de los operadores de drones y sistemas antidrón de la Unidad. Ellos también gestionan el material, y realizan las reparaciones y el mantenimiento, así como informes de adquisición y propuestas de material. Durante el reportaje, faltan muchos drones en el almacén. En esos momentos están fuera, porque están siendo empleados.

Según explica Alberto, uno de los más utilizados es el modelo Mavic 3 de DJI, «porque tiene cámara óptica, cámara térmica, es pequeño y fácil de transportar, y en el día a día es el que nos permite sobrevolar ciertas zonas con más libertad». Agustín precisa que la altura máxima a la que puede volar un dron, «por ley, son 120 metros«.

«En algunas operaciones, los drones son fundamentales«, asegura David. «Con ellos llegamos a visualizar imágenes que no podemos ver con la cámara del helicóptero», comenta.

El «orgullo» de ser un centro ATO

Y si algo de lo que los miembros de la Unidad se sienten «especialmente orgullosos», aparte de las 200.000 horas de vuelos que los avalan, del compromiso de sus efectivos y de que ellos mismos realizan el mantenimiento de sus aeronaves, es de que también son escuela de vuelo autorizada, lo que en terminología aeronáutica se denomina Organización de Formación Aeronáutica Aprobada por la AESA (centro ATO, por sus siglas en inglés).

«Esto quiere decir -puntualiza David- que los pilotos de la Policía nos formamos aquí; somos los únicos, exceptuando al Ejército, que nos formamos a nosotros mismos«. David no puede, ni quiere, ocultar el «orgullo» que eso le produce. Al decirlo, mira a Javier, que ha sido su instructor. «Para mí -dice con media sonrisa, sin dejar de observar a Javier-, la Escuela es mi ojito derecho«.

«No podemos ver los partidos de fútbol desde el helicóptero -dice David riendo-, porque nos vamos justo cuando empiezan».

Y es que, la titulación que se imparte en la UAP también es válida en el ámbito civil, aunque, después de formarse en la Unidad, los pilotos -y entra dentro de la lógica- tienen ocho años de servidumbre. Es decir, durante ese tiempo, no pueden desempeñar sus funciones en otro sitio que no sea la Policía Nacional. «Tampoco podemos pedir excedencia», aclara David.

El curso de piloto tiene una duración de dos años; y el de mecánico, 33 meses. «Es el curso más largo de la Policía», prosigue. Además, periódicamente la Unidad es auditada por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA). «Tenemos que seguir toda la normativa civil: todas las revisiones, todas nuestras titulaciones tienen que estar en vigor y bien ejecutadas», explica.

La unidad cuenta con un simulador de última generación: el FTD 2.

Como dato anecdótico, David recuerda que, hace unos años, la AESA fue auditada por la Agencia de la Unidad Aérea de la Unión Europea (EASA, por sus siglas en inglés) en las propias instalaciones de la Unidad Aérea de la Policía.

Y es en esas instalaciones, dentro del hangar, donde se encuentra una de las joyas, desde el punto de vista formativo, de la UAP: el simulador FTD 2, en el que se puede practicar como si de una aeronave se tratase. Es de última generación y, como dato significativo, Javier explica que «las horas que el piloto emplea en este simulador cuentan como horas de vuelo«.

«Tener técnicos de mantenimiento que sean policías ahorra mucho dinero»

Otro «orgullo» más para esta Unidad es que «todos» sus componentes son policías: pilotos de aeronaves, técnicos de mantenimiento, operadores de cámara y pilotos de dron.

Los técnicos de mantenimiento son policías y pertenecen a la Unidad Aérea, «lo que ahorra muchísimo dinero a la Administración», afirma Javier.

Con respecto a los técnicos de mantenimiento, Javier subraya la importancia de que sean policías. «Tener a los técnicos de mantenimiento en la propia Unidad ahorra muchísimo dinero a la Administración, porque la hora de trabajo… no es lo mismo que la haga un policía a que la realice un técnico civil».

Senegal: interceptando cayucos «para evitar que mueran en el mar»

Y muchos de esos policías, de forma periódica y rotativa, se desplazan hasta Dakar (la capital de Senegal) para colaborar operativamente con las autoridades senegalesas en el control de los flujos de inmigración ilegal, en el marco de acuerdos bilaterales entre ambos países y enmarcados en los objetivos de la Agencia Europea de Fronteras (Frontex).

Se trata de una colaboración fundamental para el control de la inmigración irregular, «porque al final -comenta David- lo importante es evitar el riesgo humanitario que conlleva que esas personas viajen en esas condiciones».

La misión de la Policía Nacional en Senegal comenzó en agosto de 2006 y en ella participan, de manera ininterrumpida, un helicóptero de la Policía Nacional y su tripulación (dos pilotos y un mecánico).

«Esas personas -prosigue- tienen riesgo de morir ahogadas y, para mí, con esa misión de interceptación evito que mueran en el mar«. Ésas son sus sensaciones… y las enfatiza, convencido de ello. «Tienes el alma rota -añade-, porque has truncado su objetivo; pero, a cambio, les has salvado la vida».

El procedimiento es el siguiente: el helicóptero de la Policía Nacional española localiza el cayuco y avisa a las autoridades senegalesas, que son las encargadas de interceptarlos y hacer que regresen a la costa.

La misión de la Policía Nacional en Senegal comenzó en agosto de 2006 y en ella participan, de manera ininterrumpida, un helicóptero de la Policía Nacional y su tripulación (dos pilotos y un mecánico). David ha participado en varias ocasiones. Por eso, a modo de conclusión, dice sin tapujos que, «aunque ser piloto a muchos les puede parecer glamuroso, también conlleva sacrificios y pasar mucho tiempo fuera de casa«.

Fotos aéreas cedidas por la UAP.