En este artículo no hablaremos de Trump, de sus planteamientos, políticas y enfoques en general. Trataremos exclusivamente del nuevo escenario en Seguridad y Defensa que se plantea a Europa tras la elección de Donald Trump como Presidente de los EE.UU. de América. Sus reiteradas peticiones a las naciones europeas de la OTAN, que incrementen sus gastos de Defensa de forma significativa y que se impliquen más en su propia defensa, bajo amenaza de salirse de la Organización del Atlántico Norte, empiezan a ser percibidas como una amenaza real.
Como consecuencia de ello plantearemos brevemente y sin profundizar dos cambios que planean en las declaraciones hechas últimamente por máximos responsables de la UE y que revierten de plano las políticas de seguridad europeas de los últimos 70 años, como son, por una parte, la necesidad de crear un ejército europeo con sus consiguientes políticas militares, armamentísticas e industriales. Y, por otro, la creación de una estructura de Inteligencia que, asume la contrainteligencia, la ciberseguridad y la seguridad económica. A ello añadimos la novedosa y necesaria la coordinación/cooperación del esquema de Inteligencia con un nuevo modelo policial europeo.
Hago distinción clara entre Defensa y Seguridad, porque, a mi entender, la Seguridad engloba a la Defensa, pero hay muchos otros campos de seguridad fuera de la Defensa. Por ello trataremos en esta primera parte los temas de Defensa, dejando para una segunda parte los de Inteligencia y los diferentes planteamientos de una futura estructura de los Servicios de Inteligencia europeos.
1.- Panorama de situación de la defensa europea ante los planteamientos de Trump
En los últimos tiempos, la posibilidad, ya confirmada, de que Trump ganara las elecciones en USA, suponía en la mayoría de los políticos y de determinados medios comunicación, así como en mundo empresarial occidental una enorme preocupación.
En anteriores y reiteradas declaraciones, Trump incidió en la necesidad imperiosa de que las naciones europeas (pero no solo ellas) deben responsabilizarse de su propia seguridad y de la europea. Para ello deberían dedicar al menos el 2% de su presupuesto a Defensa. Todo ello bajo la amenaza de que EEUU podría retirarse de la OTAN y sus tropas de Europa. Estas declaraciones, en mi opinión, han sido analizadas muy deficientemente por los políticos y los medios europeos, que insisten en que Trump quiere desmantelar la OTAN y dejarnos en manos de Rusia. Sin entender las razones de Trump y que este planteamiento no es exclusivo de Trump, que no es ni una salida de tono ni una amenaza extemporánea, si no una reclamación que, con razón, todos los presidentes norteamericanos, desde Kennedy, llevan haciendo a los dirigentes europeos de forma más o menos clara.
Su planteamiento es que no resulta admisible que EE.UU llegara a tener más de 300.000 soldados y numerosas bases en Europa, y dedique un gasto considerable a la defensa europea, mientras los países europeos mantenían unos presupuestos para Defensa ridículos, se desentendían, salvo Gran Bretaña, de la defensa y seguridad europea y se vanagloriaban de dedicar una parte enorme de sus presupuestos a gasto social, al tiempo que se permitían criticar el militarismo e imperialismo USA, por las bases afincadas en Europa y el mundo.
Esta preocupación de los presidentes de USA y, en concreto, de Trump, no ha dado lugar por parte europea a analizar y a hacer planteamientos serios sobre lo que significan. La clara apuesta de la mayoría de los partidos políticos sobre los problemas y riesgos que iba a traer su vuelta a la presidencia de EE.UU., junto al posicionamiento de los medios calificándolo prácticamente como un peligro existencial para Europa, particularmente en los campos de la democracia, la Seguridad y la Defensa, ha supuesto una clara parálisis en el imprescindible análisis que se debería haber hecho desde el momento que Trump lo planteó en serio.
La invasión de Crimea e importantes extensiones de Ucrania en 2014, no fueron suficientes para concienciarse de que existía una amenaza gravísima para Europa. Pero la brutal segunda invasión ya al corazón de Ucrania, despertó claramente las alarmas. Esta situación de una guerra real en territorio europeo que ya va para tres años, el aumento de las amenazas terroristas y de la guerra híbrida, plasmada en millones de ciberataques a todos los niveles, junto a la constatación de que el interés norteamericano y anglosajón se enfocan decididamente hacia el escenario indopacífico, están haciendo cambiar la percepción política, militar y social de los riesgos tangibles a los que nos enfrentamos los europeos. Y que algunas propuestas hechas anteriormente con la boca pequeña por algunos dirigentes europeos, empiecen a concretarse en declaraciones inimaginables hace poco.
Lo primero ha sido la decisión de que la Unión Europea cuente por primera vez con un Comisario de Defensa y Espacio, Andrius Kubilius con lo que ello significa. Recientemente la presidenta de la Comisión europea, Úrsula von der Leyen, pidió al exministro finlandés, Sauli Niinisto, un informe sobre el nivel de preparación europeo ante los nuevos planteamientos para la seguridad, en su más amplio sentido. Desde el militar, al económico, industrial y protección de infraestructuras críticas, tanto contra ataque militares, como del terrorismo, ciberataques, amenazas híbridas y seguridad ciudadana. Lo fundamental del informe es que plantea varios temas trascendentales: la necesidad de una defensa militar convencional europea, de una estructura de seguridad ante las amenazas cibernéticas e híbridas, de una Defensa económica y, finalmente, y nada menos que el de una Agencia de Inteligencia europea.
Inicialmente no considero necesario tratar el tema de las estructuras de seguridad ante las amenazas cibernéticas e híbridas, tanto a niveles nacionales como europeos, dado que actualmente ya existe conciencia de su necesidad y son muy numerosas y potentes, y se van integrando rápidamente a nivel europeo, occidental y de la OTAN.
Implicaciones para la Defensa
En cuanto a Defensa y sus implicaciones militares, los planteamientos fundamentales son, sin ser exhaustivos: a) La decisión política y social, a nivel UE y de cada nación que la integra, de constituir un ejército europeo a corto y medio plazo, definiendo de forma clara sus misiones, mando, estructura y despliegue, entre otras. b) Dedicar de forma constante al menos el 2% del presupuesto de cada país a Defensa. c) Definir de forma clara la política industrial de Defensa a corto, medio y largo plazo de manera que integre tanto el presupuesto, los procedimientos como la fabricación, mantenimiento y ciclo de vida.
No profundizaré en cada punto, dado que cada uno de ellos es inmenso y objecto de estudios de las organizaciones y entidades políticas y de Defensa de cada nación y de la UE. Aunque no olvidaré la necesidad imprescindible de consensuarlo de manera abierta y sincera con EEUU, al tiempo que Rusia no lo vea como una amenaza cierta contra ella.
Para tener un punto de vista global, veamos algunas cifras de los principales presupuestos de Defensa en el mundo. USA dedicó en 2022 876.943 M$, el 3,5%. China sobre 292.000M$, equivalente al 1,6%. Rusia, el 4,5%, 109.000 M$. Por su parte, la totalidad del gasto de los países de Europa fue de 239.000 M€, prácticamente igual que el de China, 1,6% el chino y 1,54% el europeo, pero disperso. De todas formas, estos datos rebaten la idea primigenia de que “Europa no puede hacer nada contra los colosos mundiales”. Mentira y cobardía. Europa dispersa, no somos más que países en decadencia, unida es la tercera potencia mundial, y eso si no tenemos en cuenta a Iberoamérica.
Aquí surge una pregunta ¿Cómo es posible que los ejércitos ruso y chino sean formidables con presupuestos equivalentes, al menos sobre el papel y sin considerar su armamento nuclear, mientras que Europa, como se ha visto con la guerra de Ucrania, prácticamente carece de municiones para aguantar una semana de combates? Salvo Polonia que, tanto por memoria histórica sobre sus dos vecinos como que tiene la amenaza real “al otro lado del camino”, lleva años dedicando hasta el 4% de su presupuesto a Defensa, como Gran Bretaña, que, aunque no está en la UE, es Europa, mantiene un importante gasto permanente en defensa por una cierta idea imperial, unido al convencimiento de que tiene que ser el principal aliado de los EEUU, con quien tiene que estar siempre sea a las duras como a las maduras.
La respuesta es sencilla, no existe un ejército europeo, ni están integrados los de las diferentes naciones, ni ha existido una voluntad política de constituirlo ni de integrarlo, aunque se hacen continuamente reuniones, ejercicios, unificación de estándares, en lo que los de la OTAN tienen una importancia capital.
Sin embargo, como veremos, esta situación está evolucionando rápidamente. Las declaraciones de Von der Leyen, de Roberta Metsola, Presidenta de la Eurocámara, y otros dirigentes europeos indica un cambio de rumbo radical de tratar este tema de forma clara. Es significativo que la propia Von der Leyen haya comunicado que prevé para el próximo año un presupuesto europeo conjunto de 350.000 M€, aunque no integrado.
El problema de los órganos de decisión de la Unión Europea y de cada nación que la integran, es que tendrán que explicarle a sus ciudadanos este cambio, al tiempo que reducir sus políticas sociales en sus presupuestos, pasando a aumentar de forma significativa los gastos en Defensa y Seguridad, es decir mayores presupuestos, como mínimo el 2%, para Ejércitos más eficaces y para una industria de armamento potente y coordinada.
Pero si esto ya chirría a los oídos de la clase política europea, se tendrán que tomar muy en serio la tarea tan gigantesca que supone construir un ejército europeo, de los problemas políticos, sociales, técnicos, organizativos, etc. que suponen, además de las previstas interferencias extranjeras, fundamentalmente rusas y chinas, de gobiernos populistas, de pacifistas bien intencionados y de los “otros”, sin descartar las lógicas procedentes de USA, normalmente por motivos económicos.
Y, si se toma una decisión positiva, todo ello ¿qué va a significar en cuanto a política industrial de Defensa? A mi entender: a) La decisión política de cada país de aumentar sus presupuestos de Defensa; b) Creación de una estructura política y militar de Dirección de la política industrial común europea de Defensa; c) Planteamiento de unificar sistemas de armas, es decir que, en lugar de 27 modelos de vehículos blindados, haya solo uno o dos, lo mismo con los aviones, los buques de guerra, la artillería, etc. En resumen, copiar el modelo norteamericano; d) Decidir en qué naciones y regiones se instalan esas fábricas y las de componentes, junto a la de quién decide, quién tiene preeminencia en cada decisión y procedimientos de colaboración e integración de sistemas (recordemos las peleas de los senadores USA defendiendo la instalación y/o mantenimiento de fábricas e instalaciones militares en su estado). Podemos continuar, pero creo que todo ello es más bien competencia de cada gobierno y de sus organismos de política y estrategia de defensa e industrial.
Solo quiero hacer una última consideración a tener muy en cuenta en esa nueva política de defensa, tanto militar como industrial. Las naciones europeas compran a las empresas norteamericanas de armamento sobre 65.000 M$ al año. Si se integra y crea una potente industria militar europea, lo que es lógico teniendo en cuenta el PIB europeo, aquellas verán descender considerablemente sus ingresos. Pienso que es un tema extremadamente delicado a tener siempre presente.
Termino volviendo a la pregunta si Trump cumplirá su amenaza y hasta dónde. Creo que la idea de que Trump está buscando abandonar la OTAN no representa su política real ni el pensamiento de la estructura militar norteamericana. Primero, porque sería un suicidio occidental. Segundo, porque pienso que Trump actúa fundamentalmente como empresario norteamericano, muy práctico, que mira el gasto y acostumbrado a tirarse faroles hasta donde estén sus intereses verdaderos. Y, finalmente, porque creo que, como dice Christopher Miller, el último Secretario de Defensa interino del primer mandato de Trump: “Descartamos la idea de que Trump se esté preparando para abandonar la alianza. Creemos que su objetivo final es una mejor distribución de los costes de la defensa occidental y, en particular, de la europea”.
Cierro este tema con dos consideraciones que la UE tiene que tener ya claro: Para USA y el mundo anglosajón la prioridad y el peligro existencial ha pasado a China y la región del indopacífico. La otra, que el problema de Rusia pasará en su mayor parte a ser casi exclusivamente europeo.
Cierro esta parte con unos planteamientos que creo satisfarían a Trump y a los EEUU. Europa aumenta sus presupuestos nacionales sobre el 2%; avanza en la creación del ejército europeo; define una única y clara política con Putin (aquella del gánster y el dentista “¿Verdad que no nos vamos a hacer daño”?), sin apoyar claramente a Israel, lo hace de forma decidida en cooperar a la caída del régimen de los Ayatollahs, ayudando a que Irán se convierta en una democracia y añada todo su potencial económico, humano, cultural, etc, a la paz de Oriente próximo, y, finalmente, sin entrar en las alianzas del Indopacífico, para que China vea claramente que no le conviene avanzar a planteamientos de hegemonía mundial, al menos en lo militar.
Las diferentes formas de enfocarlo, canalizarlo y resolverlo, para bien o para mal, dependerán de las habilidades políticas y de una realidad militar y social europea creíble. Si Europa no toma decisiones en estos y otros muchos temas, Europa empezará a difuminarse.
Alfonso López Clavier
Coronel GC (r)
Presidente de APTIE