Retos del sector UAS sobre tramitación y normativa: normativa base, desafíos y escenario frontera

El jueves 25 de septiembre tuvo lugar en la sala DRONExpo una charla sobre los retos del sector UAS sobre tramitación y normativa en el que Roberto Gándara, jefe de la división UAS de AESA explicó los retos y las oportunidades del sector en el que remarcó la importancia de la colaboración de la industria en los desarrollos.

Roberto Gándara, jefe de la división UAS de AESA durante TECNOSEC DRONExpo

AESA se centra en la seguridad aérea de los drones porque, al no llevar pasajeros, los riesgos recaen enteramente sobre terceros en tierra y en el aire. Existe una desconexión habitual entre los casos de uso que la industria quiere desarrollar y la necesidad de que esos usos respeten la seguridad operacional y la protección de terceros. Las autorizaciones en la categoría específica dependen de un análisis de riesgo (SORA) en el que el operador debe proponer mitigaciones; por tanto, la industria debe implicarse activamente con las autoridades para desarrollar soluciones tecnológicas y operativas que permitan operaciones seguras y autorizables.

Normativa base: categorías con criterios proporcionales a los riesgos

  • Categoría abierta: Operaciones de muy bajo riesgo para uso masivo con requisitos mínimos: registro del operador y formación breve. Limitaciones operativas clave: vuelo con alcance visual, altitud máxima 120 m y restricción de sobrevuelo sobre personas y zonas pobladas. Permite drones muy pequeños sobre población o hasta 25 kg manteniéndose a 150 m de áreas pobladas; no sirve para operaciones exigentes.

 

  • Categoría específica: Operaciones de riesgo medio que requieren un SORA proporcional y autorización. Aplica a drones de más de 25 kg, BVLOS, convivencia habitual con aeronaves tripuladas y operaciones autónomas o de suelta de cargas. Existen escenarios predefinidos para acelerar trámites; si no encajan hace falta un SORA detallado y mitigaciones técnicas validadas por la autoridad.

 

  • Categoría certificada: operaciones de alto riesgo que exigen la misma robustez que la aviación tripulada: certificado de operador aéreo, pilotos con licencia y certificación del dron. Destinada a transporte de personas, mercancías peligrosas y sobrevuelo de grandes concentraciones; se usa cuando la categoría específica no permite mitigar adecuadamente el riesgo y el caso de negocio justifica el coste.

Pasar de una misión a un Concepto de Operación

De lo posible a lo rentable: La viabilidad tecnológica es el primer filtro, no todo lo que imaginamos se puede hacer aún. Desde 2010, el auge de drones se debe al GPS, la microelectrónica y las baterías de litio. Hoy vivimos una era donde muchas aplicaciones aéreas son posibles y accesibles gracias a avances como estos.

 Misión útil: Una misión debe ser tecnológicamente posible pero también útil y justificable económicamente. En el ámbito civil, el abaratamiento ha permitido aplicaciones como logística médica, agricultura de precisión e inspecciones. La utilidad define si merece la pena invertir tiempo y recursos en su desarrollo.

Socialmente aceptable: Además de ser útil, debe ser aceptada socialmente, mitigando impactos como ruido, contaminación, seguridad, etc. La seguridad operacional es clave: se deben minimizar riesgos a terceros mediante marcos como el SORA. Si las mitigaciones necesarias son demasiado costosas, la misión puede dejar de ser rentable.

Regulación y riesgo: El riesgo aceptable es de 10⁻⁷ fatalidades por hora de vuelo, exactamente igual que en la aviación tradicional. Se analiza cada operación según sus riesgos y se aplican mitigaciones para cumplir ese estándar. La regulación es proporcional: desde categoría abierta hasta certificada, pasando por la específica, más flexible pero compleja.

El SORA y los escenarios predefinidos

El SORA es un análisis de riesgo complejo que normalmente requiere experiencia y tiempo para dominar; elaborar uno suele necesitar al menos varios días de trabajo técnico. Para simplificar trámites, la autoridad ha creado escenarios predefinidos (desarrollados en colaboración con JARUS, AESA y expertos) que ya incluyen el análisis y las mitigaciones: se aplican en categoría específica, exigen un manual de operaciones y permiten autorizar operaciones sin que el solicitante prepare un SORA propio.

  • Si existe un escenario predefinido útil: el operador usa ese escenario, presenta el manual y obtiene autorización más rápido; es ideal para casos no masivos que necesitan mayor certificación que la categoría abierta.
  • Si no existe un escenario aplicable: el operador debe elaborar un SORA completo, dedicar tiempo a analizar riesgos y mitigaciones.
  • Certificado de Operador de UAS ligero (LUC): Se acredita tener un Sistema de Gestión de la Seguridad  (SMS) que ha demostrado que eres capaz de validar tus propios SORAS.

Desafíos regulatorios

  • Desafío regulatorio general

Los desafíos regulatorios giran en torno a facilitar operaciones de bajo riesgo sin sacrificar la seguridad para terceros. Hay que equilibrar zonificación, la coordinación entre múltiples actores, trámites administrativos y la necesidad de que el SORA sea proporcional y rápido para casos de riesgo bajo.

  • Zonificación flexible

La zonificación tradicional obliga a coordinar con muchos actores que a menudo desconocen la normativa. El Real Decreto 517/2024 introduce una zonificación flexible: se definen zonas generales y existe una vía para que comunidades autónomas o gestores locales modifiquen esas zonas cuando sea necesario, permitiendo ajustes territoriales.

  • Ventanilla única y reconfiguración dinámica

Se promueve una ventanilla única para reducir el número de interlocutores administrativos con los que debe coordinar un operador. Además se trabaja en reconfiguración dinámica de permisos urbanos para evitar plazos largos de aviso a Interior que bloquean operaciones planificadas; la idea es sustituir avisos de días por procesos automáticos cuando existan los mecanismos técnicos y de confianza necesarios.

  • Orientación, simplificación y desbloqueo del riesgo bajo

AESA y EASA están proporcionando material divulgativo, plantillas, guías y herramientas digitales para facilitar trámites. El objetivo es que muchas operaciones visuales de bajo riesgo hasta SEIL II o 2.5 sean prácticamente declarativas, reduciendo tiempos de tramitación de meses a semanas o días con un SORA rápido y estandarizado.

  • SORA proporcional al riesgo y mitigaciones

El SORA se ajusta a parámetros como tamaño, velocidad, energía cinética, densidad poblacional y clase de espacio aéreo. Tras evaluar riesgo en tierra y en aire se aplican mitigaciones tácticas: paracaídas, rutas seguras, observadores, procedimientos de segregación, detect-and-avoid y aseguramiento de puntos de caída sin población. Si persiste un riesgo residual se eleva la exigencia del sistema mediante niveles SEIL basados en integridad y garantía.

  • SEIL, integridad y ejemplos operacionales

Los niveles SEIL determinan la robustez requerida del sistema desde medidas básicas hasta certificaciones avanzadas. En escenarios con coordinación aeroportuaria el riesgo se reduce acordando procedimientos; en entornos adyacentes la seguridad es clave, por ejemplo en espectáculos de enjambres todos los drones tiene un doble camino independiente para terminar la operación del dron, para cortar motores y que la caída libre no llegue a las gradas.

Lo que necesita la industria UAS

El sector UAS necesita operar con drones fabricados bajo el estándar SAIL III, que permiten vuelos más complejos manteniendo costes bajos. También desarrollar entornos colaborativos con sistemas UTM que gestionen trayectorias 4D, complementados con visión artificial para mejorar la autonomía y seguridad. Además, se requiere capacidad para operar múltiples drones en zonas ARCB, optimizando recursos y eficiencia. Todo esto debe integrarse en un marco regulatorio que permita flexibilidad operativa sin comprometer la seguridad ni la rentabilidad.