En Ucrania, al igual que en anteriores grandes conflictos, la artillería es el arma más mortífera en el campo de batalla, ya que representa quizás el 80% de las bajas en ambos bandos. Sin embargo, aunque Ucrania tiene menos armas y dispara menos proyectiles, parece estar causando más daños a pesar de que, con algunas excepciones notables, está empleando las mismas armas que sus oponentes rusos. ¿Cómo es posible?
El juego de los números
Rusia ha disfrutado de una enorme ventaja en artillería desde el comienzo de la invasión, con aproximadamente el doble de cañones y lanzamisiles que Ucrania, y lo que es más importante, enormes reservas de munición. Las cifras varían enormemente y han cambiado con el tiempo, pero todas sitúan a Rusia sustancialmente por delante en términos de proyectiles disparados.
En noviembre, la NBC citó a funcionarios estadounidenses que estimaban el gasto ruso en 20.000 disparos diarios, frente a los 4.000-7.000 de Ucrania. El Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, declaró en febrero que Rusia estaba disparando alrededor de cuatro veces más proyectiles que Ucrania. En marzo, el diario español El País citó fuentes internas de la UE que afirmaban que Rusia disparaba entre 40.000 y 50.000 proyectiles al día, frente a los 5.000 o 6.000 de Ucrania, mientras que Estonia (que ha suministrado proyectiles a Ucrania) calculaba que Rusia disparaba entre 20.000 y 60.000 al día, frente a los 2.000 o 7.000 de Ucrania.
Así pues, es probable que Rusia esté disparando entre cuatro y nueve veces más que Ucrania.
Y, sin embargo, Rusia ha sufrido muchas más bajas. Por citar sólo una cifra, los documentos del Pentágono filtrados recientemente sugieren que entre 189.500 y 223.000 rusos han muerto o resultado heridos, frente a 124.500-131.000 ucranianos, lo que equivale a una proporción de 1,4 a 1,8 a 1.
Gran parte de esto puede explicarse por el hecho de que la campaña de Rusia ha sido en gran medida ofensiva, mientras que la de Ucrania ha sido defensiva. Sin embargo, durante largos periodos hemos asistido a una guerra mayoritariamente estática. La ventaja de Rusia en artillería debería haberse reflejado en las cifras de bajas, pero no ha sido así. El think tank de defensa británico RUSI describe al Ejército ruso como «un ejército de artillería con muchos tanques», es decir, que depende de la artillería masiva para su poder de ataque.
El hecho es que, en el conflicto actual, parecen estar superados por una fuerza más pequeña.
Ucrania mata más combatiendo más inteligentemente
La clave de esta paradoja está en las diferentes formas en que los dos ejércitos emplean su artillería. Mientras que Rusia se ha ceñido principalmente a la doctrina soviética de fuegos de área masivos, Ucrania lo hace como arma de francotirador de largo alcance para abatir objetivos individuales. Esto ha sido posible gracias al uso generalizado de dos innovaciones: pequeños drones para la detección de objetivos, junto con tabletas baratas que ejecutan software como el sistema Nettle para dirigir el fuego.
En 2014, la organización ucraniana de voluntarios Army-SOS se propuso usar sus conocimientos técnicos para ayudar al Ejército. En un principio ayudaron a los soldados a pilotar y mantener drones, pero pronto se dieron cuenta de que el mayor problema era el uso eficiente de los datos recopilados por los operadores de drones. Así que desarrollaron el software propio de cartografía de inteligencia Kropyva («Nettle»), que puede ejecutarse en cualquier tableta Android.
Nettle se suministra como sistema táctico compatible con las comunicaciones seguras estándar de la OTAN y lo emplean desde el mando de división hasta vehículos individuales. Mapea las líneas de combate y los objetivos y calcula las misiones de fuego de artillería. Está específicamente diseñado para trabajar con drones, recibiendo sus datos y para el cálculo y correcciones necesarias, mediante las que, el artillero modifica los datos de tiro.
También se emplean otros paquetes de software desarrollados en Ucrania -GIS Arta, ComBat Vision y el importante sistema de gestión del campo de batalla Delta- para compartir sus datos, localizar objetivos y dirigir el fuego.
Las fuerzas ucranianas disponen de amplia variedad de pequeños drones, incluidos algunos de fabricación local de tipo militar, como el Leleka-100 y el Spectator-M, para la observación de artillería, así como miles de cuadricópteros de consumo de DJ. El alcance de estos últimos es de unos pocos kilómetros, media hora de autonomía de vuelo, pero su bajo coste los hace prescindibles y de uso universal.
En marzo de 2022, Oleksiy Arestovych, asesor de la oficina del presidente Zelensky, declaró a los medios de comunicación que para destruir una posición defensiva estándar de un pelotón normalmente se necesitaban entre 60 y 90 proyectiles de artillería, pero que con el fuego guiado por drones esto se reducía a sólo 9 proyectiles, y que se habían suministrado drones a todas las unidades de artillería. Esto sugiere una mejora de un factor de 7-10, que es aproximadamente lo que vemos en las proporciones de proyectiles de artillería.
Antes, un vehículo, especialmente en una posición atrincherada y camuflada o detrás de edificios o árboles, podía no ser detectado hasta que las fuerzas enemigas estuvieran cerca. La observación con drones cambia esta situación, ya que éstos sobrevuelan la zona, detectan todo lo que hay debajo en tiempo real, no sólo vehículos, sino incluso soldados individuales. Esconderse tras una cresta o una colina ya no sirve de nada. Con el software y las comunicaciones adecuadas que suministra Nettle, es posible geolocalizar con precisión cualquier objetivo potencial, transmitir las coordenadas a la artillería y disparar contra él.
Gran número de vídeos de drones ucranianos muestran este proceso en funcionamiento. En conflictos anteriores, era necesario concentrar el fuego de artillería para dañar a las unidades blindadas. Ahora los cañones pueden encargarse de la misma misión de forma individual. En julio, un soldado ucraniano con indicativo de llamada «Balu» contó al periódico ucraniano Defence Express cómo su unidad se enfrentó a un pelotón ruso de un vehículo de combate BMP atrincherados, que no habían podido destruir con fuego directo de las armas contracarro. Dijo que, con la ayuda de Nettle, la artillería guiada por un dron los destruyó en rápida sucesión.
Ahora todo es artillería
Este enfoque no se limita a la artillería tradicional de fuego indirecto. Cada vez más tanques ucranianos equipados con drones actúan con fuego indirecto, atacando blindados rusos más allá de los alcances normales y más allá de la línea de visión. En agosto de 2022, un vídeo publicado en las redes sociales mostraba cómo un T-64BV ucraniano destruía un tanque ruso a la distancia declarada de 10 kilómetros, lo que lo convertiría en el ataque tanque contra tanque a mayor distancia de la historia. Para ello se necesitaron unos veinte proyectiles de 125 mm, pero el ruso no pudo responder al fuego, por lo que el «duelo» fue totalmente unilateral.
Aunque las pruebas de vídeo no sean concluyentes, en la actualidad hay indicios de que los tanques ucranianos se emplean más para el fuego indirecto que para el directo. También se ha observado la misma táctica con BMP ucranianos que disparan cañones de 73 mm ayudados por drones y Nettle, e incluso BTR-4 con cañones automáticos de 30 mm.
Las armas más antiguas, supuestamente obsoletas, se están transformando en eficaces plataformas de fuego indirecto. Los vídeos muestran cañones antitanque T-12 Rapira de 100 mm que datan de 1961 en esta función, e incluso un T-12 montado en un vehículo oruga MT-LB.
El cañón sin retroceso SPG-9 de 73 mm (de 1962), originalmente un arma antitanque de fuego directo, se está empleando también para fuego indirecto de precisión, al igual que el lanzagranadas automático de 30 mm AGS-17 Plamya. En este último caso, no parece haber ningún software, sólo el operador del dron de pie junto al tirador dirigiéndolos, o en algunos casos el tirador observando la información del dron directamente para ajustar el fuego.
El patrón es coherente. Ucrania está desplegando fuego indirecto guiado por drones a todos los niveles lo más rápidamente posible y con un efecto significativo.
Las fuerzas rusas también están haciendo fuego dirigido por drones, pero sufren de escasez comparativa de drones y, hasta ahora, falta de apoyo por parte de los mandos superiores. Aunque las unidades de artillería llevan mucho tiempo empleando drones Orlan-10, éstos escasean y sólo se dispone de ellos a nivel de batería o superior. Ahora hay indicios de que el fuego dirigido por drones se está adoptando de forma más generalizada, incluso en vehículos individuales.
«Estamos aprendiendo a hacer fuego de arco», dice un tripulante de un tanque T-90M en un vídeo publicado por el Ministerio de Defensa ruso en febrero de 2023. «El alcance del fuego varía de 4 a 12 kilómetros. Todo se hace con la ayuda de un dron, que supervisa cómo vuela un proyectil y hace ajustes en un intento de lograr la máxima precisión. Se trata de una forma relativamente nueva de bombardeo, que no se había practicado antes».
La diferencia es que el sistema ruso parece hacer uso de drones y software militares caros, mientras que los ucranianos han adoptado a gran velocidad drones comerciales, electrónica de consumo y software de start-ups locales.
El futuro de la artillería en Ucrania y más allá
Es difícil predecir el impacto duradero de estos avances. Recientemente, Rusia ha tenido más éxito interfiriendo drones de consumo ucranianos y limitando su capacidad de dirigir el fuego, pero cada vez hay más alternativas resistentes a las interferencias.
Si la tendencia continúa, puede que los días en que la artillería disparaba a ciegas sobre las coordenadas del mapa hayan llegado a su fin. Y el fuego directo, en general, puede ser cada vez menos frecuente a medida que los objetivos se alcancen más allá del alcance visual. Las comunicaciones en red más avanzadas harán que cada tirador esté conectado a múltiples sensores remotos. Proliferarán los drones pequeños, cada vez más autónomos, y los fuegos se dirigirán con mayor rapidez y precisión.
Actualmente parece que los datos pueden ser más importantes que las armas, y que los conflictos futuros pueden estar determinados más por la flota de drones disponible y su software de apoyo que por el número de cañones. Pero el conflicto actual aún puede tener mucho más que enseñarnos.
Fte. 19fortyfive (David Hambling)
David Hambling es un periodista, autor y consultor londinense especializado en tecnología de defensa con más de 20 años de experiencia. Escribe para Aviation Week, Forbes, The Economist, New Scientist, Popular Mechanics y WIRED, entre otros. Entre sus libros figuran «Weapons Grade: How Modern Warfare Gave Birth to Our High-tech World» (2005) y «Swarm Troopers: Cómo los pequeños drones conquistarán el mundo» (2015). Ha seguido de cerca la continua evolución de los pequeños drones militares. Síguele en @David_Hambling.