Los futuros drones aéreos que desplieguen más allá de las líneas enemigas, no serán necesariamente grandes aviones no tripulados como el Reaper, que despega desde pistas y vuela cientos de millas dentro del territorio enemigo, al alcance de sus defensas aéreas. Por el contrario, Northrop Grumman ha desarrollado un pequeño dron desechable, que cabe en el interior de un proyectil similar a una bomba de racimo.
La idea es que cuando un F/A-18 lance la falsa munición, el dron surja de ella, despliegue sus alas y vuele dentro del territorio enemigo sin ser detectado, para obtener datos de sus posiciones.
Northrop ha realizado una prueba de vuelo del nuevo dron, denominado Remedy, el 26 de octubre. La demostración probó que el avión no tripulado podría compartir datos de sensores y de inteligencia con aviones tripulados. El siguiente paso será asegurar que pueda desplegarse en el aire e iniciar el vuelo. Se espera que se complete en 2019.
«El problema de estos aviones no tripulados es que, con todas sus ventajas, ¿cómo se controla a algo tan pequeño a 400, 700 millas de un portaaviones?» dijo a los periodistas «JJ» Thompson, director de campaña de la división aerotransportada C4ISR de Northrop.
Una vez que se libere de la cápsula, el dron se extraerá mediante un paracaídas, desplegará sus alas de 12 pies y encenderá una pequeña hélice de madera. Remedy tiene 10 horas de autonomía a 69 nudos.
Ese tamaño es bastante pequeño y su velocidad increíblemente lenta para parecer un avión militar, lo que es parte del tema, dijo Thompson. La lentitud del avión hace que parezca un pájaro para muchos tipos de radar militar. «Los radares militares están diseñados para detectar aviones tácticos. Además, se supone que el dron de Northrop vuela lo suficientemente alto como para evitar enemigos con armas pequeñas y lo suficientemente lento como para evadir el radar.
En este caso, la investigación tiene mucho en común con el proyecto Gremlins de DARPA, en el que pretende construir pequeños drones que se puedan lanzar y recuperar en el aire.
Todo forma parte de la presión militar para conseguir mayor colaboración humano-máquina, promocionado por el ex secretario de Defensa Ash Carter y su sucesor, James Mattis. El concepto enfatiza el uso de la robótica y la inteligencia artificial, principalmente en apoyo de cazabombarderos tripulados y operadores humanos en general.
En teoría, un Remedy podría equiparse con armas y convertirse en un misil lento, pero altamente maniobrable. Pero el interés militar, en este momento, es equiparlo con sensores y cámaras para inteligencia y reconocimiento, dijo Thompson.
«Los enviaremos en forma de enjambre. Comenzarán a hacer patrones de búsqueda por donde creemos que se encuentra el objeto que estamos buscando. Podría ser un misil balístico, radar de largo alcance, radar de corto alcance, etc.», dijo.
Fte.: Defense One