Desde que Rusia invadió Ucrania a principios de 2022, los ucranianos, que carecen totalmente de buques de guerra, han destruido veinte barcos de la Armada rusa.
Entre ellos, buques de combate, y de apoyo, como de desembarco. Ucrania ha empleado misiles de largo alcance y USV (Unmanned Surface Ships) (buques de superficie no tripulados) para atacar a la Armada rusa, obligando a los supervivientes a dirigirse a puertos lejanos en las partes más nororientales del Mar Negro. Aunque estos puertos están a mil kilómetros de Crimea, los ucranianos pueden llegar a ellos con los USV, a pesar del riesgo de que algunos de ellos se pierdan por fallos del equipo en el largo viaje, o sean atacados por armas rusas cuando lleguen a su destino.
Ucrania quiere controlar el Mar Negro para proteger las vitales exportaciones de grano desde sus puertos, de los que Odessa es el mayor del país. El único problema que tiene este puerto es el que presentan las minas marítimas rusas que siguen flotando por el oeste del Mar Negro. Estas minas se lanzaron a principios de 2022, cuando Rusia invadió Ucrania, cuando los rusos esperaban que la resistencia ucraniana fuera breve e ineficaz. Los ucranianos opusieron una defensa más eficaz de lo que Rusia esperaba, y ahora las fuerzas rusas no pueden hacer nada respecto a las minas que colocaron en el Mar Negro. No sólo las minas siguen ahí fuera, sino que muchas de ellas, si no la mayoría, no están ancladas en el fondo del mar y flotan libres, constituyendo un peligro para todos los barcos, mientras Rusia declara que seguirá sembrando minas en el Mar Negro. Para ello, introducen las minas en la península de Crimea por camión hasta pequeños puertos de la costa, sirviéndose posteriormente de pequeñas embarcaciones para sacar esas minas al mar, donde las anclan.
Con el tiempo, algunas de esas minas se han soltado o fueron cortadas, derivando hacia las rutas marítimas seguidas por los barcos ucranianos y de la OTAN. A principios de 2023 se habían encontrado y destruido más de 40 de estas minas. Se desconoce cuántas minas hay todavía por ahí, pero los países de la OTAN que bordean el Mar Negro siguen buscándolas. Algunas de estas minas eran minas de fondo que, a diferencia de las flotantes, se mantienen en su sitio mediante una cadena sujeta a un peso en el lecho marino, aunque a veces la cadena se rompe. También hay minas de fondo que se colocan en el lecho marino y no van a la deriva. Rusia no parece haber usado minas de fondo en el Mar Negro.
A mediados de 2023 se produjo un repentino aumento del número de minas flotantes libres entre Crimea y los estrechos que Turquía controla y que conducen al Mediterráneo y a los océanos del mundo. Turquía y otras naciones de la OTAN controlan la mayor parte de la costa del Mar Negro, especialmente las costas meridional y occidental. En ese momento, la Armada rusa seguía controlando la mayor parte del este del Mar Negro y se creía que era responsable de más de 400 minas navales flotantes libres que aparecían al oeste de Crimea desde mediados de 2023.
Pocas de estas minas parecen ser minas ancladas que se soltaron de sus cadenas. Se trata de un viejo problema con las minas flotantes de fabricación rusa. Las minas atadas están diseñadas para que su base lastrada se hunda hasta el fondo de aguas poco profundas, de menos de 20 metros. Al parecer, la mayoría de las minas que hay actualmente en el Mar Negro se lanzaron al agua sin ningún tipo de amarre. El uso de minas navales ha disminuido porque no son gran amenaza para los buques de guerra, que están constantemente al acecho de ellas, ni para la mayoría de los buques comerciales, que son demasiado grandes para hundirse tras toparse con una de ellas. Se pueden producir daños en el casco e inundaciones, no los suficientes para hundir un barco, pero sí como para requerir reparaciones, porque cualquier daño en el casco puede empeorar si hay mal tiempo y mar fuerte.
Las minas son un peligro inmediato para los barcos comerciales más pequeños, especialmente los pesqueros, por no hablar de algunos grandes barcos privados como los yates. Algunos países de la OTAN con costas en el Mar Negro han organizado una operación de retirada de minas. Turquía, Rumania y Bulgaria aportaron buques y equipos de desminado. Los miembros de la OTAN que no tienen costas en el Mar Negro, pero sí muchos barcos comerciales que operan en él, intentaron contribuir con algunos barcos y equipos de limpieza de minas, pero los turcos, que controlan la única entrada al Mar Negro, se negaron a dejarlos entrar.
La situación empeoró debido a una enorme tormenta que asoló la costa del Mar Negro los días 26 y 27 de noviembre de 2023. Hacía más de un siglo que no se producía una tormenta semejante en el Mar Negro y los daños fueron cuantiosos. Las instalaciones militares y las fortificaciones de la costa resultaron dañadas o destruidas. Los barcos en el mar, sobre todo los más pequeños, resultaron dañados, o fueron precipitaron a tierra. Las olas de diez metros de altura fueron especialmente dañinas para los puertos y las instalaciones militares costeras de Crimea.
Un daño menos visible fue el de las minas ancladas, cuya cadena de anclaje rompió la tormenta liberándolas, añadiendo otro peligro para la navegación comercial.
Aunque Ucrania ha destruido todos los buques de la Armada rusa en el Mar Negro, sigue habiendo minas navales rusas en el agua y Rusia está colocando silenciosamente más para amenazar las vitales exportaciones de grano de Ucrania. La actitud rusa es: si nosotros no podemos tener barcos en el Mar Negro, haremos lo que podamos para asegurarnos de que nadie más los tenga tampoco. Esto va dirigido principalmente a las exportaciones ucranianas de grano.
El problema es que las minas rusas amenazan el transporte marítimo hacia los puertos de Bulgaria, Rumania y Turquía, miembros de la OTAN. Estas tres naciones acordaron en 2014 establecer una fuerza conjunta de limpieza de minas. Sólo participarían buques de desminado pertenecientes a estos tres países, ya que Turquía no autoriza la entrada de más buques de desminado en el Mar Negro. Actualmente, los buques de desminado se concentran en mantener un corredor libre de minas en la orilla occidental del Mar Negro para permitir que la navegación segura desde y hacia Odessa y a puertos de Rumanía y Bulgaria. Este corredor se extiende desde Odessa, en Ucrania, hacia el sur, a lo largo de los 245 kilómetros de costa rumana, luego los 278 kilómetros búlgaros hasta el estrecho turco y la salida al Mediterráneo.
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