El experimento realizado en junio por las Fuerzas Aéreas con un dron MQ-20 de gran tamaño forma parte de un programa de aviación militar prometedor pero difícil.
El 24 de junio, un piloto digital sobrevoló California con un dron de 13,5m. de largo, en el contexto del programa de las Fuerzas Aéreas conocido como Skyborg, que podría algún día usar su sistema de inteligencia artificial para pilotar alas robóticas sin tripulación que acompañarían a los cazas tradicionales en la batalla.
La prueba duró dos horas y media y en ella participó un avión no tripulado de gran tamaño llamado MQ-20 Avenger, fabricado por General Atomics y con 23m. de envergadura. Es la segunda vez que las Fuerzas Aéreas vuelan un avión no tripulado con el programa Skyborg; la primera vez fue a finales de abril, en Florida, con un aparato más pequeño fabricado por la empresa Kratos.
El objetivo, tal y como se describe en un reciente comunicado de prensa, es que el software de inteligencia artificial pueda integrarse modularmente en distintos tipos de aeronaves sin tripulación y «pilotar, navegar y comunicarse de forma autónoma y, con el tiempo, integrar otras capacidades avanzadas». Esas capacidades adicionales podrían incluir que el software pilotara el dron junto a un piloto humano en un caza de quinta generación como un F-35, e incluso que se adelantara en el campo de batalla.
La Fuerza Aérea denomina “autonomy core system” (ACS) al software que se encarga de pilotar el Skyborg, que informa que, una vez que el ACS se hizo con el control de la aeronave en la prueba de junio, «logró comportamientos básicos de aviación y respondió a órdenes de navegación, al tiempo que reaccionaba a las delimitaciones geográficas, se ajustaba a las envolventes de vuelo de la aeronave y demostraba maniobras coordinadas».
Con el tiempo, un dron Skyborg podría trabajar con una aeronave pilotada por un ser humano en una asociación que los militares denominan equipo tripulado-no tripulado. Pero Heather Penney, investigadora del Instituto Mitchell de Estudios Aeroespaciales, antigua piloto de F-16 y veterana de combate, subraya lo mucho que queda por hacer en esta ardua tarea.
La segunda prueba con éxito de Skyborg en un entorno controlado es un paso pequeño pero notable, afirma, pero los despliegues en el mundo real de drones propulsados por Skyborg se enfrentarán a serios retos adicionales. «Es algo muy difícil de hacer, sobre todo si tenemos en cuenta cómo será el espacio de combate: muy dinámico», afirma. «Hay que capacitarlo para que perciba y responda y reaccione adecuadamente al entorno del espacio de combate, así como a los compañeros de equipo».
No obstante, considera que el software desempeñará un papel clave en la aviación militar en el futuro. «Es el futuro de las operaciones de combate por varias razones», afirma Penney. Los drones sin tripulación pilotados por un software como éste podrían «asumir misiones únicas y diferentes».
¿Y cómo serían esas misiones o tareas? Una de ellas podría ser la «detección avanzada», es decir, que los drones volaran por delante de aviones tripulados y analizaran la zona. También podrían «proporcionar capacidad armamentística adicional», dice, desplegando misiles o bombas cuando se les ordene. O podrían llevar a cabo una «guerra electrónica colaborativa» interfiriendo las señales enemigas. En resumen, mejorarían lo que puede hacer un caza con tripulación. Y tienen una ventaja más: como serán menos caros que un caza tradicional y no llevarán humanos a bordo, serán más aceptables para situaciones peligrosas.
Tres empresas tienen contratos para construir drones que Skyborg podría pilotar. Se trata de General Dynamics, que fabrica el dron Avenger pilotado en la prueba más reciente; Kratos, que fabrica un dron empleado en la primera prueba; y Boeing, cuyo dron Loyal Wingman tiene un morro desmontable y modular para permitir diferentes cargas útiles y misiones.
Pero Penney, que solía pilotar el caza conocido como viper y ahora pilota aviones como un Cessna 170, subraya que el sistema tiene mucho que hacer por delante en el futuro. «La gente no entiende lo realmente complejo que es este conjunto de problemas», afirma. «Lo que intentan es crear una capacidad básica que pueda trasladarse a cualquier dron». Y eso es difícil, porque al igual que un piloto humano tiene que aprender cómo se manejan las distintas aeronaves cuando cambian de tipo de avión, también lo hará el sistema Skyborg. Eso, dice, es un «objetivo muy audaz».
Fte. Popular Science (Rob Verger)
Rob Verger es el Editor de Tecnología de Popular Science, donde dirige un equipo de periodistas que cubren todo tipo de temas, desde el transporte y las fuerzas armadas hasta la inteligencia artificial y la ciberseguridad.