La lucha contra las emisiones no es sólo cosa de coches

Mientras que los medios de comunicación y los discursos de la clase política se dirige esencialmente contar el parque automovilístico, otros factores determinantes en la lucha contra las emisiones nocivas para el medioambiente y la salud pasan a veces inadvertidos.

Un estudio realizado en California, uno de los estados más productivos en la lucha por mejorar el medioambiente, demuestra cómo usar tan sólo una hora un cortacésped tradicional contamina tanto como hacer un viaje en coche de casi 500 Kms.
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Un ejemplo del impacto de cortacésped, sopladores y otras herramientas que son propulsadas por pequeños motores de explosión se pone de manifiesto por el último estudio realizado por el Air Resources Board de California que pone de manifiesto como en 2031 las emisiones de estos pequeños motores doblarán las producidas por los automóviles.
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Si lo que empleamos para limpiar el jardín es un soplador para quitar las hojas, como los empleados en calles y jardines por los diferentes ayuntamientos por todo el territorio nacional, observamos que pueden llegar a generar, durante sólo una hora, tantas emisiones como conducir durante 1,770 Kilómetros un vehículo de combustión interna.
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A estos elementos no sumamos aquellos añadidos a la contaminación acústica donde el ruido de los ‘sopladores’ puede llegar a los 12 decibelios (altamente dañinos para el oido humano) mientras generan vientos que alcanzan los 200 Km/hora.
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La ecuación hacia la reducción de las emisiones no sólo pasa con poner veto a la circulación en en centro de las ciudades. El uso masivo de pequeños motores para propulsar herramientas comunes en nuestras vidas se configura como de contaminación que limita muchas de las acciones encaminadas a la reducción de gases nocivos para la salud y el medioambiente.
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La lucha por un espacio libre de emisiones nocivas pasa también por regulaciones que lleguen a todos aquellos elementos que afectan directamente a la saludo de las personas. El estado de California creo un estándar de emisiones para estos aparatos en 1990 con el que redujo las emisiones en un 80%. En 2020 el estado de la costa oeste de los EE.UU pretende revisar su legislación para hacer frente al crecimiento de as emisiones que pronto superarán a las provocadas por los vehículos de combustión interna.