La importancia y el potencial del ciberespacio

La creación y el desarrollo del ciberespacio han cambiado profundamente el pensamiento y los hábitos de comportamiento de las personas. Los debates académicos actuales sobre una serie de cuestiones como la política, la ética, la cultura de la red y la ideología también se han convertido en temas académicos de primer orden.

Comprender con precisión la connotación, las características y la esencia del ciberespacio y definir científicamente sus atributos en la vida cotidiana son las bases y los requisitos previos para explorar este tipo de problemas. De lo contrario, nos resultará difícil entender y comprender con precisión el origen y las raíces de estas cuestiones, lo que influirá en el carácter científico de la investigación.

Para debatir las cuestiones relacionadas con Internet, la investigación en ciencias sociales recurre principalmente a la «sociedad web» y al «ciberespacio» como herramientas conceptuales para incidir en el tema.

Con el rápido desarrollo de la tecnología web y la participación proactiva de las personas en las prácticas de comunicación, el ciberespacio ha sido ampliamente reconocido y ha afectado a las personas como una nueva forma de entorno. Sin embargo, todavía existen muchas diferencias en la comprensión y definición del concepto de ciberespacio. Por lo tanto, es necesario seguir trabajando en la identificación teórica. Muchos estudiosos han realizado un análisis estructural del ciberespacio y algunos lo consideran una estructura de tres niveles, que incluye:

A. la capa física más baja, que constituye la base material del sistema de información de la web. El término ciberespacio, por ejemplo, hace pensar a algunos que la información viaja por el aire: ¡no es así en absoluto! Internet se propaga a través de cables subterráneos de fibra óptica terrestres y marinos, y las estaciones de radio base están conectadas a esta red de cables. Las antenas que vemos en las colinas reciben la señal de la red de cables subterráneos y la transforman en ondas electromagnéticas para que puedan ser transmitidas y luego captadas por nuestros teléfonos inteligentes: en otras palabras, la ilusión de que el ciberespacio es inalámbrico en el aire, mientras que, de hecho, es de tierra a tierra.

B. La capa gramatical intermedia, es decir, las instrucciones, programas y protocolos con los que interactúa la máquina entre el diseñador del sistema y el usuario de la máquina.

C. La capa semántica superior, que se refiere principalmente a la información contenida en la máquina y a algunos servicios necesarios para hacer funcionar la información del sistema.

Otros estudiosos la clasifican en cinco capas:

A. la «capa física» se refiere a los dispositivos de hardware que componen el ordenador.

B. La «capa de protocolo» hace hincapié en que las diferentes versiones de los protocolos de comunicación son, en gran medida, la fuente de poder y autoridad en el ciberespacio y proporcionan a los usuarios marcas de identificación clave en el ciberespacio.

C. La «capa lógica/código» es el software operado por el ordenador, que define y limita las formas en que los usuarios pueden usar la red.

D. La «capa de contenido» expresa principalmente los diversos objetos y/o narrativas creados por los usuarios de Internet.

E. La «capa de relaciones» hace hincapié en la transmisión del ciberespacio, es decir, en la relación social entre los usuarios que elaboran, intercambian, difunden y comparten los contenidos de la web integrados en objetos y narrativas.

Como resultado, los estudiosos no sólo ven los fundamentos materiales y técnicos que constituyen el ciberespacio, sino que también revelan los aspectos de relación humana que contiene, considerando así el ciberespacio como una especie de «realidad virtual». Algunos estudiosos han interpretado este aspecto «relacional» desde un punto de vista más específico, y han considerado el ciberespacio como un campo electrónico independiente, separado de los profesionales de la política, un campo que contiene muchos temas como la política, la economía, la sociedad, la cultura y la religión.

Por lo tanto, ¿cuál es la esencia de esta «realidad virtual»? Tradicionalmente, para satisfacer sus necesidades básicas de supervivencia, las «personas reales» se dedican primero a la producción de bienes materiales. En las actividades de producción surgen inevitablemente la división del trabajo, la práctica de la comunicación y los métodos de producción, que caracterizados por diferentes comportamientos, darán lugar a diferentes formas sociales.

Puede decirse que las actividades prácticas perceptivas y concretas son el motor del establecimiento de las relaciones sociales humanas. De hecho, la aparición de Internet es exactamente el producto de las actividades prácticas humanas y un resultado importante de la transformación del mundo objetivo en prácticas de producción humanas. En otras palabras, como herramienta técnica, la web representa la productividad avanzada y encarna el legado de los conocimientos, habilidades y destrezas humanas.

Basada en la plataforma tecnológica de Internet, la participación social de la «gente real» permite la creación y el desarrollo del ciberespacio. El flujo de información es la forma básica de existencia en el ciberespacio. La información, como símbolo, aporta las relaciones sociales reales de las personas, que tienen valores y significados consecuentes.

Basándose en estos atributos, el ciberespacio, como producto de las actividades de la práctica social humana, ha ampliado y enriquecido aún más el campo y los métodos de la práctica humana. Ha cambiado el pensamiento y los hábitos de comportamiento de las personas: nuevas formas de vida real.

En resumen, ya sea en términos de producción, contenido o impacto real, el ciberespacio muestra claras características sociales y la sociabilidad es su atributo fundamental. Se puede decir que el ciberespacio es una nueva forma de espacio social creada con el desarrollo de la tecnología web, y es la extensión y expansión del espacio social en el contexto de la tecnología de la información.

Este proceso de ampliación y expansión produce y reproduce el propio espacio social, es decir, el espacio en el que vivimos realmente. En el caso del ciberespacio, al igual que en la vida cotidiana, las actividades de interacción y práctica de las personas basadas en diferentes intereses y propósitos que provocan la continua diferenciación del ciberespacio, están marcadas por la generación de espacios secundarios como la web, el foro, el post que se publica y el círculo de amigos que comienza a crear un consenso generalizado.

Por otro lado, una vez generado el espacio secundario de la web, éste producirá un determinado valor y significado de agregación («pro») o de exclusión («anti»), y así dividirá a las personas en diferentes grupos de la web. En consecuencia, se establecen dos relaciones entre el hombre y el ciberespacio: una es que las personas usan la web como medio e instrumento para aplicarse; la otra es que la web constituye las condiciones reales de la existencia humana: las personas «están» en la web, sólo existen allí, ya que lo real sólo es necesario como búsqueda de alimento y subsistencia física, y ni siquiera tanto para el sexo.

En un análisis más profundo, el hombre y el ciberespacio se manifiestan como una relación espacial de simbiosis y coexistencia. En esta relación, el ciberespacio no sólo ha cambiado la forma en que las personas reciben, procesan y envían la información (como en el pasado), sino que también ha cambiado la forma en que se genera la información en sí misma, de forma diferente y/o opuesta a la anterior.

Las personas han creado y desarrollado la tecnología web a través de la práctica, pero al mismo tiempo se han remodelado y mejorado a sí mismas con la tecnología web, además de ampliar los límites de la vida y lograr la espacialización de la vida misma. Se puede decir que el ciberespacio no es sólo un espacio para el flujo de información digital, sino también un espacio para la interacción social, un nuevo espacio en el que el poder esencial del ser humano puede mostrarse en un nuevo aspecto que ya no es casual o accidental, como el nacimiento fisiológico.

La gente está acostumbrada a resumir los rasgos básicos del ciberespacio con palabras como virtualidad, anonimato (aunque sea ilusorio, como se señalaba en un artículo publicado hace unas semanas), libertad y apertura, así como rasgos transtemporales y espaciales, y a darles un sentido común. Sin embargo, lo habitual y ordinario está más marcado por las omisiones o las ilusiones, por no poder captar un hecho o una verdad en profundidad.

A menudo se dice que el ciberespacio es una «realidad virtual». Cuando lo llamamos espacio virtual, ¿qué significa la palabra «virtual»? En un sentido general, la palabra «virtual» tiene los siguientes significados: uno se refiere a una especie de espacio vacío, o algo que no existe en la realidad, mientras que el otro es representar una posibilidad potencial. Por ejemplo, un trozo de madera puede convertirse en una mesa o un armario, y una piedra tiene la posibilidad de ser la estatua de un líder o la escultura de un león. Todo ello puede transformarse en una determinada realidad apoyándose en actividades prácticas humanas intermedias: el carpintero, el artista. «Lo virtual» también puede entenderse como un tipo de existencia real, pero este tipo de existencia no desempeña un papel práctico, aunque juega un cierto papel. La naturaleza virtual del ciberespacio también puede entenderse y definirse desde varios ángulos. Desde un punto de vista técnico, el ciberespacio es una forma espacial basada en la tecnología digital e informática. No es un mundo compuesto de átomos, sino un mundo virtual compuesto de «bits» que simulan cosas reales. Desde el punto de vista de la identidad, el anonimato aparente (es decir, la ilusión de ello que el proveedor ofrece al usuario) que aporta la virtualidad deconstruye el papel profesional del sujeto, su estatus social e incluso el género de los hombres y las mujeres, transformando a X en lo que le gustaría ser, pero no es.

Como resultado, las «personas reales» se convierten en fantasmas que vagan por el ciberespacio. La antigua interacción social entre personas se convierte en una interacción técnica y simbólica. Cuando varios ordenadores se conectan para formar una enorme red que une a las personas a través de diferentes interfaces, se producen prácticas de comunicación en las que ya no es necesario el movimiento, el viaje, el encuentro. Es aquí donde toma forma el mundo virtual.

La «naturaleza virtual» del ciberespacio no se centra ciertamente en el llamado vacío=existencia real, sino que su esencia viene en forma de simulación y digitalización. Esta forma virtualizada de construir el mundo no sólo contiene el potencial de desarrollo de las cosas, sino que también posee el camino real de transformación de la posibilidad a la realidad.

El informático estadounidense Nicholas Negroponte señaló: «Si las palabras »realidad virtual» se ven no como sustantivo y adjetivo, sino como »mitades iguales», la lógica de llamar »realidad virtual» a un pleonasmo es más aceptable». La implicación es que lo virtual también puede entenderse como parte de la realidad. Lo virtual será tan real como la realidad, e incluso más real que la realidad. Porque, como forma de tecnología, lo «virtual» no sólo puede desplegarse en torno a los problemas reales, sino que también revela las partes reales de las cosas y aporta a la gente una experiencia realista, facilitando la consecución de los objetivos esperados por la gente.

En resumen, no podemos considerar el ciberespacio como un «espacio irreal» debido a su naturaleza virtual. El ciberespacio no es un espacio abstracto que dependa de la imaginación humana para ser percibido y captado. Su forma espacial se plasma en lo que no es en absoluto un producto de la imaginación.

«La libertad» es el concepto de valor universal de la civilización política moderna y es el derecho humano fundamental, sólo superado por el derecho a la vida. La creación y el desarrollo del ciberespacio han dado a este derecho una nueva expresión, es decir, la libertad en Internet. Algunos estudiosos han estructurado específicamente la libertad de Internet en (a) libertad de expresión en Internet; (b) libertad de acceso a Internet y (c) libertad de comunicación en Internet.

La «libertad de expresión en Internet» significa que los llamados cibernautas pueden utilizar Internet para publicar y transmitir sus pensamientos, opiniones e incluso sentimientos personales. No son receptores pasivos de información, sino editores y difusores proactivos de esta información.

La «libertad de acceso a Internet» se refiere al derecho de los internautas a obtener y utilizar la infraestructura de la red y a elegir y obtener información de la web.

«Libertad de comunicación en Internet» se refiere a la libertad de los internautas para utilizar los medios de comunicación.

En términos generales, podemos entender y definir mejor la libertad en la red por los siguientes aspectos. El ciberespacio es una forma igualitaria y abierta de difundir el pensamiento. Sobre la base de las condiciones de acceso y los umbrales técnicos para la difusión de la información básica, todo el mundo puede participar libremente, teniendo así la oportunidad de difundir, acceder, elegir y consumir libremente la información en línea. Al mismo tiempo, el ciberespacio supera, en cierta medida, las deficiencias de la asimetría informativa de los medios de comunicación tradicionales y rompe las barreras naturales del tiempo y el espacio físicos.

Los internautas pueden compartir recursos de información en línea y desarrollar intercambios e interacciones libres. La naturaleza virtual del ciberespacio ha ocultado de hecho las diferentes representaciones de la identidad, el estatus, la riqueza, el trabajo, etc. en las relaciones sociales reales. Basándose en las características fundamentales del ciberespacio, se ha reforzado la individualización en él, generando así un poder interno ascendente. Con este tipo de poder, los internautas suelen tener una experiencia autónoma de libertad. Puede decirse que para las personas reales, el desarrollo de la tecnología y la creación del espacio web también tienen un importante significado liberador desde el punto de vista psíquico.

Tim Berners-Lee, inventor de la World Wide Web (WWW), escribió: «Mi ideal para la World Wide Web es que todo pueda estar potencialmente conectado. Es este ideal el que nos da una nueva libertad y nos permite desarrollarnos más rápidamente que nuestro propio sistema de clasificación jerárquica». Hoy en día, ante el rápido desarrollo de Internet y los profundos cambios sociales que conlleva, algunos estudiosos han señalado directamente que el valor y la importancia de Internet reside en sus valores internos de civilización. El espíritu de Internet es el que defiende y apoya la libertad, la igualdad, la apertura, la innovación y el intercambio. Sin embargo, la libertad de Internet no es absoluta. El ciberespacio en sí mismo no sólo tiene la función de empoderamiento individual, sino también la de «control», que se consigue principalmente mediante la creación de barreras técnicas. Este tipo de operaciones puede establecer de forma efectiva la autoridad para publicar información, así como la autoridad de acceso de los internautas, y puede mostrar o enmascarar selectivamente la información relevante, guiando así intencionadamente o incluso controlando las tendencias de la opinión pública en la red, desde la ilusión de ser libre e independiente hasta la de ser controlada y hetero-dirigida.

Sin embargo, este tipo de operaciones también pueden utilizarse para fines especiales, y las ventajas que obtienen los «terceros ocultos» logran una vigilancia exhaustiva de los internautas y de la información de la web.

Citando a Michel Foucault, refiriéndose a Jeremy Bentham, el ciberespacio puede convertirse en una «prisión panóptica en forma de anillo», es decir, una «prisión súper panorámica» para el observador. Milton Mueller tenía que decir: «Aunque Internet ha ampliado enormemente el alcance y la interacción entre el discurso público y el individual, también ha fomentado el desarrollo de la tecnología y los medios organizativos para vigilar y controlar el discurso en línea».

En el proceso de gobernanza, con el fin de regular eficazmente el uso descuidado y superficial de la «libertad» por parte de los internautas, y superar tendencias de pensamiento erróneas como la ciberviolencia y los rumores, la ciberdelincuencia, las noticias falsas, el ciberanarquismo, el liberalismo desenfrenado y el nihilismo, los Estados y los gobiernos también han intervenido activamente, esforzándose por basar los pensamientos y las acciones de los internautas en normas legales y limitaciones morales. Sólo así la libertad de Internet puede encarnar realmente la conciencia y el conocimiento del sujeto, el valor de los derechos y las obligaciones, y el espíritu público de los internautas.

Por lo tanto, no podemos entender la web sólo desde la perspectiva de la libertad individual. También apunta directamente a la creación y mantenimiento de un orden público integral. En resumen, el ciberespacio no es un sistema «espacial» centrado en la tecnología no propietaria, sino un sistema centrado en el ser humano con «unificación de derechos y obligaciones». La libertad de Internet no es una libertad abstracta, ni una libertad de individualismo, sino que incluye la protección de los derechos de otras personas y la construcción global del orden público. Por lo tanto, la libertad de Internet es, en última instancia, una especie de «libertad limitada» y la libertad que rompa este límite se convertirá en una fuerza destructiva y, en consecuencia, ilegal. Por lo tanto, no podemos entender la web sólo desde la perspectiva de la libertad individual. También apunta directamente a la creación y mantenimiento de un orden público integral. En resumen, el ciberespacio no es un sistema «espacial» centrado en la tecnología no propietaria, sino un sistema centrado en el ser humano con «unificación de derechos y obligaciones». La libertad de Internet no es una libertad abstracta, ni una libertad de individualismo, sino que incluye la protección de los derechos de otras personas y la construcción global del orden público. Por lo tanto, la libertad de Internet es, en última instancia, una especie de «libertad limitada» y la libertad que rompa este límite se convertirá en una fuerza destructiva y, en consecuencia, ilegal.

Como se ha mencionado anteriormente, el ciberespacio es esencialmente un espacio social. La producción del ciberespacio es fundamentalmente la producción de relaciones sociales humanas, y este proceso de producción se completa a través de las interacciones entre las personas. Las características de virtualidad, anonimato e intertemporalidad inherentes al ciberespacio proporcionan nuevas condiciones espaciales para la interacción humana, que se manifiesta de forma destacada en las características de «no centralidad» o «descentralización» de la interacción en la red.

Manuel Castells señaló: «La red no tiene un centro; sólo contiene nodos. Cada nodo tiene una relevancia diferente para la red». De ahí que nos preguntemos: ¿qué tipo de persona atraviesa el «nodo»? ¿Cuál es la relevancia del modo de comunicación? En primer lugar, la comunicación web se realiza en la plaza electrónica y todo el proceso se completa en los enlaces de producción, intercambio, consumo y procesamiento de la información web. Se puede observar que las interacciones web se basan en la plataforma técnica de Internet, utilizando símbolos como textos, vídeos, voz e incluso emoticonos, en diversas comunidades online, foros y otros espacios secundarios.

Es un tecnicismo típico de la actividad. La naturaleza virtual y el anonimato del ciberespacio, así como la interacción entre personas, rompen las restricciones de la comunicación cara a cara y las hacen obsoletas. La presencia de la mente y la ausencia del cuerpo se convierten en el comportamiento técnico de la interacción.

La interacción en la red también se ha convertido en una nueva forma de comunicación espiritual para la «gente real». El valor y el significado se crean constantemente en el proceso. En segundo lugar, esta producción de valor y significado es más procesal, es decir, la producción de valor y significado se crea en el proceso de interacción entre los sujetos de la comunicación. Ya no está prefijado, dado, inculcado por un tercero, sino que forma conscientemente el poder y la influencia del discurso en la interacción, construyendo así diferentes mundos y modos de significado.

Tomando como ejemplo algunas plataformas web de preguntas y respuestas, los internautas pueden editar juntos, compartir conocimientos y experiencias a través del mencionado modo interactivo, con un simple registro. Entre la pregunta y la respuesta, los internautas establecen una relación social añadiendo seguidores (seguidores reales), enviando mensajes privados y publicando comentarios. En la interacción de estilo pregunta-respuesta, estas respuestas profesionales y racionales pueden adquirir el poder del discurso más y más rápido, y son universalmente reconocidas por los internautas.

En este mundo y de esta manera, en Internet, la red social de los otros, de los yoes desconocidos, se construye constantemente, y es ahí donde surgen el valor y el significado de la nueva relación social. Por último, la «no centralidad» de la interacción en la red no significa «no subjetividad»: los sujetos de la red son siempre los principales vectores de las actividades de comunicación, y éstas son totalmente recíprocas.

Las actividades de comunicación establecerán nuevas relaciones y formarán una nueva estructura social, pero al mismo tiempo tendrán lugar dentro de las relaciones y estructuras sociales establecidas con el conocimiento no visible.

En la sociedad real, las actividades de comunicación de las personas están inevitablemente influenciadas por la identidad preexistente del sujeto, manifestada en roles sociales específicos: estatus, riqueza, belleza física y otros elementos preexistentes incluso a su contrario, lo que hace que la interacción parezca «no tan natural», sino influenciada precisamente por factores de riqueza, posición y apariencia física.

A la inversa, la interacción en la red ha cambiado en gran medida la jerarquía de poder y los grados formales de valor en la sociedad real. Cuando todo el mundo se convierte en el centro, la gente entra en el espacio web y disfruta de las mismas oportunidades y derechos de comunicación. Se forma así la estructura de la democracia, que no se basa en valores visibles en el exterior conocido (la sociedad), sino en valores invisibles en el interior desconocido (la web).

Obviamente, este tipo de reciprocidad también se discute en un sentido general, y tampoco es absoluta. Por ejemplo, algunos influencers y líderes de opinión de Internet revelan públicamente su identidad. La razón por la que tienen una gran capacidad para «adquirir fans desconocidos» no excluye la agregación de su estatus social (el mencionado estatus, la apariencia física y otros factores preexistentes), para utilizarlo en la sociedad real. En otras palabras, la figura conocida explota el ciberespacio para imponerse en la sociedad; es decir, el pastor lleva a las ovejas sin nombre donde quiere. Por tanto, existe un cierto grado de estructura de poder desigual en el ciberespacio.

La actividad de la figura del ciberespacio conocida desde el exterior, ya que está presente y activa en la sociedad real, está representada por diversas informaciones, que implican todos los aspectos de la producción y de la vida de las personas, como la educación, la atención médica, los seguros, los bienes inmuebles, la publicidad, los servicios jurídicos, etc. El flujo de datos es, en definitiva, el flujo de información. El flujo de información en el ciberespacio, con su amplia fuente, alta velocidad, gran capacidad, rico contenido y forma, supera completamente el flujo de información tradicional. Como resultado, la figura conocida que usa la red lo hace para superar a los oponentes reales en su campo respectivo, mientras que los seguidores piensan que es un gurú incorpóreo o cualquier otra cosa.

A través de los «nodos», los internautas pueden difundir y recibir información sin estar limitados por el tiempo y el espacio. Por un lado, las características virtualizadas y anónimas del ciberespacio deconstruyen o debilitan la identidad fija del sujeto, que en el ciberespacio está fuertemente contextualizada, mostrando así la ambigüedad en la práctica de la comunicación fluida, ya que la naturaleza del ciberespacio ha cambiado el significado tradicional de las coordenadas espacio-temporales.

El equipo físico de Internet es el «nuevo campo» de las actividades del sujeto, pero el significado de la «posición» geográfica del sujeto desaparece, y la dirección IP determina su existencia. La identidad móvil puede permitir que los sujetos de la web se vuelvan «ubicuos» y que existan y sean móviles a través de diferentes interfaces web.

La fluidez del ciberespacio refleja los siguientes aspectos: en primer lugar, la naturaleza dinámica del ciberespacio. La definición característica de «flujo» tiene el doble significado de tiempo y espacio. Debido al aplanamiento y nivelación del ciberespacio, este tipo de flujo no es un cambio en la posición de los individuos en la clase social en un sentido sociológico, sino que es un flujo sin significado jerárquico. Debido a la naturaleza sin fronteras y transtemporal del ciberespacio, este tipo de flujo no tiene límites físicos en el sentido topológico, sino que adopta el significado indefinido de «lugar».

En segundo lugar, refleja la interacción entre las entidades de la web en el proceso de flujo de información de la web. Las necesidades humanas son la fuente de producción de información, y el flujo de información de la web se ha convertido en el portador de valores y significados desde el principio. Es también en el flujo y la colisión de la información donde se crean nuevos valores y significados, mostrando así las complejas relaciones sociales entre las personas. Por lo tanto, en un sentido fundamental, el flujo de información es un movimiento social relacionado con la generación de significados y significantes. En Italia tuvimos un gran ejemplo, que luego terminó en la decepción de la gran mayoría de los votantes, en beneficio de unos pocos que supieron estudiar (a veces fraudulentamente) el aparato burocrático.

En tercer lugar, refleja el desarrollo dinámico de la estructura social basada en el progreso tecnológico, que refleja fundamentalmente el carácter procesal de la práctica de la «gente real». Castells señaló: «El espacio no es un reflejo de la sociedad, sino una expresión de la sociedad. En otras palabras, el espacio no es una copia de la sociedad: el espacio es la sociedad». Esto pone de relieve que la generación del ciberespacio es fundamental para su autogeneración.

Por un lado, la fluidez del ciberespacio se ha convertido en una fuerza endógena para la diferenciación e integración del propio ciberespacio y su dinámica influye y cambia la estructura de valor y significado del ciberespacio. Por otro lado, a través de las interacciones online y offline, acaba transformando, mediante acciones concretas, la propia sociedad real que, a su vez, promueve cambios en la estructura social general. Por lo tanto, como «cualidad de flujo», el ciberespacio se encarna básicamente como un proceso de práctica social.

La creación y el desarrollo del ciberespacio es el resultado de la continua diferenciación e integración del espacio social en sus propios cambios. Por lo tanto, ¿es el ciberespacio un llamado «dominio público»? A nuestro entender, podemos ver los elementos básicos que constituyen el dominio público: en primer lugar, los individuos con espíritu racional y crítico; en segundo lugar, los medios de comunicación independientes y, en tercer lugar, la opinión pública que forma un consenso racional.

En cuanto al ciberespacio, el público es activo: ante los acontecimientos generales, el público no se queda al margen, sino que participa activamente en la discusión de los temas importantes para salvaguardar los intereses públicos y controlar el poder. Este tipo de comunicación e interacción justa y dialogante no sólo refleja el pensamiento independiente, el juicio, la elección e incluso la capacidad crítica de los cibernautas como sujetos racionales, sino que también refleja su buena cultura moral y jurídica, desempeñando así un papel clave en el mantenimiento del orden público.

En el sentido mediático, las características básicas del ciberespacio lo hacen relativamente independiente. En el ciberespacio no existen organizaciones, instituciones o sistemas de poder público jerárquicos y estrictos: está abierto a todo el mundo y las personas se comunican e interactúan en un entorno relativamente libre. El desarrollo de la tecnología web, al menos la que se presenta como tal, también garantiza suficientemente esta igualdad, libertad e independencia.

Cuando las personas en línea expresan su opinión sobre diversos acontecimientos, un gran número de opiniones y debates se reúnen rápidamente en la opinión pública en línea con la ayuda de la plataforma correspondiente. A través de la presión masiva, las cuestiones relacionadas se resuelven de forma justa o, al menos, no encubierta, y promueven la reforma y la mejora de los sistemas pertinentes, y también de las normas, cuando es necesario.

Puede decirse que las funciones de crítica y control de la gente en línea a través de la opinión pública se han convertido en una fuerza positiva y constructiva. Desde este punto de vista, el ciberespacio ha cumplido realmente su función de dominio público. Pero, ¿podemos deducir de esto que el ciberespacio es realmente de dominio público?

Como entidad principal de la web, no todos los cibernautas pueden ser llamados «públicos» en un espíritu racional. Por el contrario, con la excepción de los internautas adictos al consumo y al entretenimiento en línea durante todo el día, algunos internautas descargan arbitrariamente sus emociones atacando y abusando verbalmente de sus oponentes. Las persecuciones cibernéticas agresivas, las difamaciones desenfrenadas que ignoran los hechos y las parodias cibernéticas sin principios los convierten en auténticos saboteadores.

El espíritu público y la racionalidad son términos completamente desconocidos para estos internautas. Hay fuerzas cibernéticas no identificadas que se convierten en empaquetadores y manipuladores de la información con fines ulteriores. Información falsa con fuentes y contenidos muy poco fiables, ciberdelitos que pisotean el fondo de las leyes y la moral, etc.

También han convertido el ciberespacio en un entorno nebuloso. Por ello, basándose en su complejidad y con vistas a crear una buena «ecología» de la red, los países de todo el mundo están reforzando la gestión y el control del ciberespacio, logrando así la penetración del poder público en él. Por lo tanto, vemos que el ciberespacio no es completamente independiente en un sentido teórico.

En definitiva, en el proceso de flujo y colisión de la información se produce la creación de valor y significado, pero también su destrucción. La comunicación y la interacción en la red no siempre contribuyen a resolver incidentes de cualquier tipo, sino que en muchos casos simplemente actúan como fuerza desestabilizadora. De hecho, no podemos decidir sin más que el ciberespacio es una «esfera pública» o «cuasi pública».

Cuando se habla de la atribución espacial del ciberespacio, el método de juicio sí/no-1/0 es el resultado de una comprensión y aplicación mecanicista de las teorías de dominio público comúnmente aceptadas. Es muy fácil ocultar la complejidad de la estructura y las contradicciones inherentes al ciberespacio, y esto nos impide comprender y juzgar con precisión las características y funciones esenciales del ciberespacio, y por esenciales me refiero y me refiero a la utilidad como valor compartido, y no a los beneficios personales de los individuos.

En mi opinión, el mayor significado del dominio público para el ciberespacio es que debe existir funcionalmente. El ciberespacio no puede ser juzgado simplemente en el mencionado nivel digital 1/0, sino que puede realizar realmente operaciones de servicio para todos. Al tratar de orientar y guiar a los sujetos de la web desde lo «individualizado» a lo «público», los cibernautas pueden expresar no sólo sus propias necesidades de interés bajo la forma de ayuda con conocimientos e intercambio de experiencias puramente personales, etc., sino también mantener el espíritu de la racionalidad pública prestando activamente atención a los acontecimientos públicos, supervisando el poder público y salvaguardando los intereses de todos.

Como resultado, se espera que el ciberespacio se eleve a la categoría de «agente racional de la información» y, por tanto, de fuerza constructiva proactiva. Cuando el ciberespacio desempeña el papel y la función del dominio público, puede comunicar eficazmente la relación entre la esfera privada y la esfera del poder, entre el espacio en línea y el espacio fuera de línea, y reconstruir eficazmente la relación entre el gobierno, la sociedad y los ciudadanos, contribuyendo así al ajuste y la optimización del orden general del espacio social.

A la inversa, en lo que respecta a la titularidad del ciberespacio, no podemos limitarnos a identificar el ciberespacio como «ser» o «no ser» de dominio público, sino que debemos tratar de orientar su función hacia el interés público. En un sentido fundamental, el ciberespacio es un espacio social, una nueva forma «ambiental» que se extiende y difiere del espacio social de la vida cotidiana con el desarrollo de la tecnología de Internet.

Sin embargo, partiendo de la dimensión técnica, el ciberespacio como «realidad virtual» se diferencia del entorno social en un sentido general, mostrando sus propias características y reglas de funcionamiento que con demasiada frecuencia desafían los comportamientos morales, civiles y delictivos.

Fte. Modern Diplomacy (Giancarlo Elia Valori)

Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Está en posesión de prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. El Sr. Valori ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia y asesor económico del gigante chino HNA Group. En 1992 fue nombrado Officier de la Légion d’Honneur de la République Francaise, con esta motivación: «Un hombre que sabe ver más allá de las fronteras para entender el mundo» y en 2002 recibió el título de «Honorable» de la Académie des Sciences de l’Institut de France.