Imposible esconderse de satélites que están por todas partes. Necesitamos engañarlos

Se necesita una nueva generación de ideas para la decepción y negación con la que contrarrestar la vigilancia mundial desde el espacio.

Nos movemos aceleradamente hacia un futuro, en el que todo el mundo tendrá fácil acceso a la geolocalización en tiempo real e incluso vídeo de las fuerzas de Estados Unidos, desde las alas de los drones 5G y de gran autonomía, y de los satélites de órbita terrestre baja.

Las contramedidas usadas en décadas pasadas, desde el control de obturadores (de los sistemas civiles propios de toma de imágenes), hasta la cuidadosa sincronización de los movimientos de fuerzas sensibles, están casi agotadas. Estados poderosos y actores no estatales por igual, pronto podrán rastrear los equipos militares estadounidenses y aliados, detectando patrones de entrenamiento y operaciones.

Este fenómeno, que yo llamo una singularidad GEOINT, no fue impredecible. Hace casi 20 años, una tesis titulada «El fin del secreto», de la Teniente Coronel de la Fuerza Aérea de Estados Unidos Beth Kaspar, discutió las implicaciones de la transparencia para la capacidad competitiva de las tropas estadounidenses y recomendó una variedad de actividades, que iban desde la innovación de una nueva doctrina y el desarrollo de procesos rápidos de toma de decisiones, hasta la integración del camuflaje, el ocultamiento y el engaño vertical y horizontal en las operaciones militares. En su trabajo, la teniente coronel escribió: «El Departamento de Defensa debería volver a lo básico e incorporar activamente la decepción en todos los niveles organizativos y en todos los niveles de la guerra».

Las técnicas típicas de engaño y negación, como el camuflaje, son bien conocidas por los militares. Pero se debe avanzar en estas ideas, de manera que se ajusten a un monitoreo frecuente y continuo en varias bandas del espectro electromagnético. Los sensores hiperespectrales pueden identificar elementos químicos desde el espacio y podrían, en principio, hacer que un dosel de camuflaje sobresaliera como un pulgar dolorido.

Los intentos de los miembros de la comunidad de seguridad nacional, de mantener los niveles de opacidad o sorpresa, limitando las imágenes comerciales basadas en el espacio, han creado una falsa sensación de seguridad y han descuidado los desarrollos que no están bajo el control regulador de Estados Unidos. Incluso hoy en día, ejercer el control del obturador, es decir, ordenar a una empresa estadounidense que limite su recogida de imágenes aéreas en un momento y lugar determinados, es una tarea que requiere mucho tiempo y es engorrosa. Tales solicitudes deben pasar del operador militar al presidente del Estado Mayor Conjunto, al Secretario de Defensa y al Secretario de Comercio, quien luego notifica a la compañía que opera el satélite. Y estos límites no tienen ninguna relación con los pseudo-satélites de gran altitud, es decir, los globos, los aviones, las compañías espaciales internacionales o, por supuesto, los gobiernos extranjeros.

Mejores técnicas de decepción y negación permitirían a los militares prescindir de la herramienta cada vez más irrelevante del control de obturadores, eliminando la carga regulatoria sobre el sector comercial nacional de la teledetección y ayudando a competir a escala mundial. También permitiría que las imágenes comerciales apoyaran los mensajes públicos para la seguridad nacional sin revelar las capacidades de los sistemas gubernamentales.

Los operadores militares estadounidenses deberían invertir en programas que mitiguen los efectos de la singularidad de la GEOINT. El avance y el desarrollo de nuevas técnicas de engaño y negación pueden parecer costosos al principio. Pero la alternativa puede ser más cara; de hecho, restringir las licencias de teledetección ahora simplemente retrasaría el coste hasta más tarde, cuando los métodos existentes se hayan vuelto ineficaces, debido al crecimiento de las capacidades extranjeras de teledetección.

Ya no es posible mantener una ventaja militar con un enfoque de «no me mires a mí». En su lugar, los operadores tienen que encontrar nuevas formas de esconderse.

Fte. Defense One