En la festividad de la Virgen del Carmen

La Virgen del Pilar evoca una historia más que milenaria de aceptación temprana del Evangelio en los tiempos de la Hispania romana, así como el inicio de la devoción a la Virgen Maria bajo dicha advocación. La estampa de la Virgen María sobre un pilar, consolando y animando a orillas del rio Ebro al descorazonado y casi derrotado apóstol Santiago, el cual no conseguía convertir a los íberos, es todo un símbolo de la decisiva importancia de Nuestra Señora en la posterior eficacia de la acción evangelizadora del apóstol. Además, se trató de una aparición mariana única y singular en la historia de la Iglesia, pues de acuerdo a la tradición, esta tuvo lugar el día 2 de enero del año 40 d.C., cuando la Virgen María todavía vivía en carne mortal.

La devoción a la Virgen María alentará el gran periodo visigótico de la Iglesia cristiana en Hispania, el cual transmitirá luz doctrinal contra muchas herejías, a través de los concilios de Toledo, y especialmente a través de san Isidoro de Sevilla, contribuirá a la evangelización y difusión de normas pastorales y litúrgicas a varios pueblos godos de Europa. La devoción a la Virgen Maria también guiará a los nacientes reinos de la península ibérica en la encrucijada de la Reconquista.

A lo largo de los siglos, las gentes del mar han sido devotas de diversas advocaciones de la Virgen y de distintos santos, lo que no tiene nada de extraño según el viejo adagio que dice: <<el que no sepa rezar, que vaya por esos mares, y verá que pronto aprende sin enseñárselo nadie>>. Cualquier marino de cualquier época que haya navegado en niebla cerrada cerca de costa, que haya sufrido temporales de los que zarandean el buque como si fuese una nuez a punto de ser engullida y estrujada, o que haya sorteado los mil y un peligros a los que puede estar sujeto un buque en la mar, como son una colisión, varada, incendio a bordo, golpes de mar o averías que dejan el buque al garete y sin gobierno; ese marino adquiere consciencia de sus limitaciones, de su desvalimiento, y es entonces cuando eleva sus plegarias a Dios, la Virgen María o los santos. Por esta razón, desde el siglo XV los marinos españoles han dado Sus nombres a sus barcos; algunos nombres muy famosos, como el navío Santísima Trinidad, la Santa María –la nao colombina que en providencial coincidencia toca tierra americana el 12 de octubre de 1492, en la festividad de la Virgen del Pilar, la advocación más conocida y venerada en todos los reinos de España, razón por la cual, la Virgen del Pilar es también Patrona y Reina de la Hispanidad – o el tristemente famoso navío San Telmo perdido en 1819 con sus 644 hombres en aguas antárticas. También los descubridores españoles dieron nombres religiosos a las ciudades que fundaban (San Diego), a los cabos (de Santa María, San Lucas), a los golfos (San Jorge), y a las islas (Natividad), bautizando así las tierras descubiertas y fomentando la veneración de los santos  en multitud de ermitas, capillas e iglesias. Nuestra Señora será la Estrella de los Mares que guíe los descubrimientos y exploraciones de las costas de América y del Pacífico.

En los siglos XV, XVI y XVII las advocaciones marianas de mayor raigambre y antigüedad marinera estaban encabezadas por el propio nombre de Santa María, y la tradición todavía continúa en el siglo XXI, ya que una de nuestras modernas fragatas de la Armada se llama Santa María. La advocación de la Inmaculada Concepción estuvo muy presente en los descubrimientos, mientras que la Virgen del Rosario tenía gran arraigo en las galeras españolas en el Mediterráneo y en los galeones de la carrera de Indias después de la batalla de Lepanto de 1571; de ahí tomó su sobrenombre la Virgen del Rosario de Cádiz, <<La Galeona>>, como todavía hoy se la conoce, a cuya iglesia van los guardiamarinas antes de iniciar el crucero en el Buque Escuela Juan Sebastián de Elcano. Otras advocaciones marineras de Nuestra Señora eran: la Virgen del Buen Aire (que bautizó a la capital de la Argentina) o Virgen de los Mareantes, Stella Maris o Estrella del Mar, Santa María del Mar, Virgen de la Barca y, sobre todas ellas, la Virgen del Pilar (nombre que llevaron varios navíos españoles).

La advocación de la Virgen del Carmen.

A finales del siglo XII, en una Palestina ocupada por los musulmanes, muy cerca del actual puerto de Haifa, en un valle solitario en la falda del Monte Carmelo, se refugiaron un grupo de cristianos. Decidieron permanecer en Tierra Santa viviendo como anacoretas, en penitencia, alojándose en cuevas cerca de la fuente del profeta Elías, el cual había vivido en esa zona de Galilea, y a quien trataban de imitar.

A principios del siglo XIII, el patriarca de Jerusalén, Alberto, envía un escrito a los ermitaños del Monte Carmelo invitándoles a vivir en comunidad cristiana, como una nueva orden religiosa y con el deseo de que levantasen un oratorio dedicado a la Virgen María. Los miembros de la nueva orden religiosa serán los “hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo”, con referencias al profeta Elías como inspirador de la vida monástica y a la Virgen María, ambos como modelos y maestros a seguir. Es el origen de la Orden de los Carmelitas, orden benemérita que ha dado a la Iglesia y a la Humanidad santos españoles tan ilustres como san Juan de la Cruz y la peregrina andariega por nuestras tierras hispanas santa Teresa de Jesús, fundando conventos y difundiendo la advocación mariana de la Virgen del Carmen por toda España, de forma que hoy en día hay muchas ciudades y pueblos que tienen como parroquia una iglesia del Carmen (Madrid, Cartagena, etc.), así cómo son multitud las iglesias, santuarios, ermitas o conventos con imágenes de la Virgen del Carmen.

El santuario actual de la Virgen del Carmen en la cima del Monte Carmelo se llama Stella Maris y es del siglo XIX, obra del carmelita italiano Cassini. Destacan las pinturas de su cúpula, con escenas del profeta Elías, los cuatro evangelistas y santos carmelitas. En el altar mayor está la imagen de la Virgen del Carmen, y debajo del mismo altar hay una gruta en memoria del profeta Elías. En el exterior del santuario, se puede ver un monumento, levantado en 1894, dedicado a la Virgen del Carmen, Patrona de Chile.

La devoción a la Virgen del Carmen en la Real Armada se remonta al año 1768, cuando el Marqués de la Victoria trajo una imagen de la Stella Maris desde Italia. Desde ese momento, poco a poco, la Virgen del Carmen fue ganando devotos entre las gentes del mar, ya fuesen pescadores, marinos mercantes o marinos de guerra, y también en las parroquias de la costa, con la Stella Maris como luz para orientarnos en los peligros y como roca inconmovible que desde el acantilado, desafía y doma las iras del mar.

La Virgen del Carmen es la Patrona de la Armada de forma oficial desde 1901. Actualmente es patrona de las 5 marinas españolas: mercante, de guerra, de pesca, deportiva y de la marina científica. Su festividad se celebra por las 5 marinas y por media España el 16 de julio, en especial en las ciudades y pueblos costeros, por las cofradías de pescadores, con procesiones marítimas de la Virgen, por los marinos mercantes y los de recreo. Todos ellos y nosotros rendimos homenaje a nuestra excelsa Patrona.

Por supuesto, la festividad del Carmen, es el día más grande de la Armada, a fin de mostrar nuestro agradecimiento a Nuestra Señora por habernos protegido y amparado a los marinos en la mar y en tierra, a los submarinistas navegando en superficie de la mar y en inmersión, submarinistas que también gozan de la protección de la Virgen del Pilar, y a los pilotos navales en el aíre. El 16 de julio corresponde reglamentariamente el engalanado general en todos los buques, unidades, centros y servicios de la Armada. En nuestra Escuela Naval Militar los Aspirantes del primer curso desfilan marcialmente y juran, besando con unción nuestra Bandera. Los alumnos de 5º curso, reciben sus Despachos de Oficiales como Alféreces de Navío o Tenientes de los Cuerpos de Infantería de Marina o de Intendencia de la Armada. También se canta la “Salve Marinera”.

Desgraciadamente, parece ser que este año el jueves 16 de julio de 2020 no podrá celebrarse la festividad de Nuestra Señora la Virgen del Carmen por haberse decretado como día de luto nacional por los fallecidos por la pandemia del coronavirus. Ese día, como todos los días a la puesta de Sol, en  los barcos de la Armada que estén en la mar, se dirá por altavoces generales la Oración tradicional de la Armada al ocaso: “Tú que dispones de viento y mar, haces la calma y la tempestad, ten de nosotros Señor piedad, piedad Señor, Señor piedad”.

Creo que nuestra preciosa Salve Marinera, a la Estrella de los Mares, dice mucho más y con más sentimiento, del fervor de los marinos, marineros y sus familias, por la Virgen del Carmen que lo que humildemente he tratado de expresar con estas líneas. Por ello creo que deben pinchar en el link que sigue para escuchar la Salve Marinera, que es un fragmento de la zarzuela “El Molinero de Subiza”, compuesto en 1870, con letra de Luis de Eguilaz y música de Cristóbal Oudrid.

“STELLA MARIS FILIOS TUOS ADIUVA” (Estrella de los Mares Ayuda a tu Hijos)
Frase escrita en el frontal de la Capilla de la Virgen del Carmen de la Base, Escuela y Flotilla de Submarinos de Cartagena

Capitán de Navío (R.) Carlos Cordón Scharfhausen
Asociación Española de Militares Escritores

 

 

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