El pensamiento estratégico de la CIA en Afganistán: de 1979 a 2021

CIAAfganistán ha sido una zona prioritaria para la Agencia Central de Inteligencia (CIA) desde la década de 1950, como consecuencia de la creciente influencia de los dos adversarios, la Unión Soviética (URSS) y la República Popular China, que comparten fronteras con el país. Así lo demuestra el documento desclasificado NIE 53-54, que identifica a Afganistán como un territorio «altamente vulnerable a las presiones soviéticas», por lo que es importante vigilarlo.

El interés de la comunidad de inteligencia estadounidense se vio reforzado en 1973, cuando se proclamó la República de Afganistán después de que Mohammed Daoud Khan depusiera a su primo, el rey Mohammad Zahir Shah, en un golpe de estado no violento. Los esfuerzos de Daoud por modernizar el país contaron con la ayuda de la Unión Soviética y de Estados Unidos, que intentaban ganar influencia en esta parte del mundo, es decir, aumentar la influencia del comunismo y crear un puesto de avanzada estadounidense en la frontera de la URSS con Asia Central.

La situación se deterioró rápidamente a finales de la década de 1970, y el Kremlin organizó una intervención militar en el país, considerando que su supremacía tecnológica era suficiente para garantizar una rápida victoria. Esta guerra, que duró casi diez años, tuvo consecuencias para el mundo moderno en la medida en que llevó a los radicales islámicos a establecer vínculos con el vecino Pakistán, único país musulmán con armas nucleares, y a acentuar el tráfico de armas entre Afganistán y China a través del corredor de Wakhan, dando lugar al terrorismo internacional, cuyo ejemplo más llamativo es Al Qaeda y los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York.

Por todas estas razones, Afganistán ha sido una zona prioritaria para Estados Unidos, como lo demuestran nada menos que 12.864 documentos desclasificados de la CIA FOIA que mencionan el territorio. Este artículo intenta sintetizar el razonamiento de la CIA a partir de los documentos desclasificados desde 1979 hasta los más recientes, con el fin de comprender esta región del mundo, en un momento en que las tropas estadounidenses se están retirando y China está reforzando su presencia militar en el corredor de Wakhan e iniciando negociaciones con los talibanes.

La presencia soviética en Afganistán (1979-1989) y sus consecuencias para las potencias regionales y la diplomacia estadounidense

Lejos de limitarse a las relaciones sino-afganas, la CIA integra su razonamiento teniendo en cuenta a todos los países vecinos, especialmente India, Pakistán[1] e Irán[2].En este sentido, si la Agencia recoge información sobre el equipamiento y las estrategias soviéticas, su atención parece centrarse en el posible efecto dominó sobre otras naciones de la región, e intenta determinar cuáles podrían ser las consecuencias sobre las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Pakistán, su socio más fuerte en la región.

Irán

En este sentido, la CIA apuntó a Irán en su informe de 1980 «Afganistán: El papel de Irán en la crisis». El informe sugiere que Teherán suministró equipo militar a Afganistán, buscando la retirada de las tropas soviéticas. Irán también acogió a más de 100.000 refugiados afganos en su territorio, lo que provocó tensiones entre Moscú y Teherán en aquella época, llegando los soviéticos a calificar a algunos diplomáticos iraníes, entre ellos Sadegh Ghotzadeh, de «agentes de Estados Unidos y China»[3].

La posición diplomática de Irán era, por tanto, la siguiente:

  • Todas las tropas soviéticas deben retirarse;
  • Los rebeldes deben participar en la vida política del país;
  • El gobierno en el poder no puede ser reconocido como legítimo.

Sin embargo, Irán no desea que sus relaciones con la URSS se deterioren a causa de Afganistán y confirma su apoyo a la política soviética antiamericana y antioccidental europea [4]También había tensiones entre China y la URSS sobre la cuestión afgana y, por ello, Irán se dirigió a Huang Hua, ministro de Asuntos Exteriores de China, para tratar el tema de Afganistán durante la conferencia de Oslo del 12 de junio de 1980. A partir de este momento, está claro que China tiene interés en Afganistán porque Pekín ha sido proactivo en Pakistán e Irán, para evitar que la URSS se expanda en Afganistán, como se indica en otro informe de la CIA «Problemas, perspectivas y opciones soviéticas en Afganistán en el próximo año» publicado cinco años después, en el que se afirma que «la cuestión afgana se ha vuelto más significativa debido al creciente papel de China en la ayuda a los muyahidines».

Pakistán

Otro actor regional, Pakistán, tiene intereses en Afganistán, especialmente en lo que respecta a Baluchistán [5]. Este territorio, dividido entre Irán, Afganistán y Pakistán, quiere una mayor autonomía y lleva varias décadas en confrontación directa con Islamabad. Por ello, un fortalecimiento del Baluchistán afgano conlleva un mayor apoyo al Baluchistán pakistaní, lo que a su vez lleva a Islamabad a buscar una mayor influencia en Afganistán para evitar el separatismo baloch (Los baluchis son miembros de un grupo de tribus iranias que hablan el idioma baluchi, que es un idioma iranio del noroeste. Habitan en la provincia de Baluchistán en Pakistán).

Como se menciona en los informes de inteligencia de Estados Unidos, asegurar la presencia soviética en Afganistán significa poder ejercer presión sobre Pakistán, un país cercano a Estados Unidos, desafiando así la presencia estadounidense en esta parte del mundo. Además, el control de Afganistán proporciona apoyo al Baluchistán iraní y pakistaní desde el Baluchistán afgano, lo que significa que Moscú tendría un aliado con acceso directo al Mar Arábigo si se creara un estado del Baluchistán pro-soviético. Aunque el Pashtunistán también debe tenerse en cuenta, no parece atraer tanta atención de la CIA debido a las reivindicaciones autonomistas menos pronunciadas en comparación con el Baluchistán. En definitiva, la cuestión afgana está interconectada con la de Baluchistán y Pakistán, lo que explica su importancia a los ojos de las grandes potencias, entonces la URSS, China y Estados Unidos.

Esto explica también la preocupación de India por Afganistán. Aparte del deseo de reforzar su presencia regional como hace China, un conflicto a las puertas de Pakistán desestabiliza la región ya que refuerza las relaciones entre Estados Unidos y Pakistán, siendo, por tanto, perjudicial para la relación de India con la URSS.

Todas estas razones explican que Afganistán sea un punto neurálgico como zona que permite asegurar las ambiciones internacionales, ya que en el caso de la URSS permite desestabilizar a Pakistán, aliado de Estados Unidos, y dificultar las ambiciones chinas y la aparición de una potencia comunista capaz de competir con la URSS[6].

El enfoque de la Unión Soviética

A los ojos de la CIA, Moscú tenía conocimientos sobre la insurgencia y las prácticas de contrainsurgencia, pero era incapaz de aplicarlos:

«Los soviéticos han escrito extensamente sobre los problemas que otras naciones han encontrado en los esfuerzos de contrainsurgencia, pero en Afganistán se encontraron ellos mismos con debilidades y vulnerabilidades»[7].

Se observaron intentos de adaptación sobre el terreno, y la URSS sustituyó el uso de Spetznaz (Spetsnaz es la palabra rusa para referirse a los comandos de fuerzas especiales de élite militares y policiales de la actual Federación rusa) y helicópteros por el de tanques, que no eran especialmente eficaces contra los insurgentes. La CIA no dejó de añadir que «una fuerza militar eficaz para una operación de contrainsurgencia debe ser ligera, especializada y muy móvil: esto no describe a las fuerzas soviéticas en general ni al ejército que los soviéticos desplegaron en Afganistán. [8]»

Estas deficiencias de adaptabilidad se ponen de manifiesto en varios informes, además de un equipamiento demasiado pesado y un entrenamiento inadecuado que deja de lado la especificidad del terreno afgano. Además, la formación de los afganos que apoyaron a los soviéticos fue insuficiente.

En definitiva, la CIA observa que Afganistán es, a ojos de Moscú, un puesto de avanzada hacia otros países, incluidos los del Golfo, Pakistán e India. Por tanto, es la posición del país entre Asia Central (la URSS) y el Sudeste Asiático lo que interesa a Moscú, y la razón por la que China y Estados Unidos no están dispuestos a aceptar la invasión soviética de Afganistán. Un temor recurrente ha sido el de la construcción de un aeropuerto soviético en el sur de Afganistán [9], pero esto fue descartado por la CIA, que mencionó que tardaría al menos tres años en completarse, requiriendo un batallón para defender constantemente el lugar y la construcción de un ferrocarril o infraestructura para conectarlo, lo que hace que esta opción sea poco probable.

Sin embargo, Moscú ve a Afganistán como un laboratorio para sus nuevas estrategias y equipos militares. Así, el avión SU-25 Frogfoot, el mortero Vasilek, varios tipos de minas y las modificaciones del MI-24 se están probando sobre el terreno [10].

A pesar de los esfuerzos de adaptación, la Agencia declaró en su informe de 1985 «Problemas, perspectivas y opciones soviéticas en Afganistán en el próximo año» que mientras existiera apoyo antisoviético en Irán y Pakistán, debía esperarse un resurgimiento de la violencia. Por lo tanto, la presencia militar soviética tendrá que ser continua durante varias décadas, y una retirada provocará inevitablemente el regreso inmediato de los combatientes residentes en el extranjero.

La salida de las tropas soviéticas de Afganistán en 1989 dejó el país dividido entre socialistas y fundamentalistas religiosos que querían hacerse con el control del país, pero también dio lugar a una competencia entre los dos países que deseaban ocupar el lugar de la URSS para reforzar su influencia regional y mundial: China y Estados Unidos.

Dado que los afganos estaban equipados por Irán, Estados Unidos y la URSS, y al menos entrenados por China desde Pakistán [11], el país se derrumbó cuando las tropas soviéticas se marcharon, algo que dio lugar al aumento del poder de los islamistas con conexiones en el extranjero, como demuestra la presencia de muyahidines afganos en Nagorno-Karabaj (Cáucaso Sur) a principios de los años 90 [12].

A pesar de la retirada de Moscú, los países que podrían haber sustituido a Rusia, especialmente China, no se implicaron en Afganistán.

Un periodo caótico y olvidado de 1990 a 2001

La retirada de las tropas soviéticas dio lugar a un periodo caótico en el conjunto de la región, especialmente por la ausencia de la implicación de  china. De hecho, según los numerosos informes de la CIA, parecía coherente esperar que la retirada de Moscú diera lugar a una importante implicación china [13]. Sin embargo, Pekín no quiso intervenir militarmente, como tampoco lo hicieron Pakistán o Irán, lo que dio lugar a un vacío político en Afganistán, de ahí el ascenso de los radicales, especialmente los talibanes.

La Rusia postsoviética ya no comparte frontera con Afganistán, lo que hace improbable una intervención militar, a pesar de la relación entre los extremistas religiosos afganos y los del Cáucaso Norte (Chechenia y Daguestán), mientras que los países de Asia Central son reacios a interferir en la política afgana enviando soldados.

Esta falta de iniciativa propició la aparición de un nuevo estado islámico radical. Los talibanes surgieron en septiembre de 1994 como un movimiento y una milicia de estudiantes (talib) de las madrasas (escuelas) islámicas de Pakistán, que pronto contaron con el apoyo militar de este país.

Al tomar el control de la ciudad de Kandahar ese mismo año, fueron conquistando más territorios hasta expulsar finalmente al gobierno de Rabbani de Kabul en 1996, donde establecieron un emirato que sólo obtuvo el reconocimiento internacional de tres países.

A diferencia de otros movimientos, los talibanes tenían ambiciones internacionales y no tenían oponentes militares en ese momento. Los primeros países en sufrirlo fueron China, con el creciente separatismo en Xinjiang, Rusia, con el aumento de las actividades terroristas y el separatismo en Chechenia, apoyado por los talibanes, y Pakistán, con los separatistas de Baluchistán.

A finales de la década de 1990, Estados Unidos tuvo que intervenir sobre el terreno con sus aliados de la OTAN tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Para la CIA, esta intervención era necesaria para garantizar la seguridad de los ciudadanos estadounidenses, pero también de Pakistán, donde Al Qaeda era cada vez más activa (el propio Osama bin Laden se refugió en Pakistán, lo que subraya la creciente influencia de Al Qaeda en el país).

Unos 400.000 afganos murieron en conflictos internos entre 1990 y 2001. En octubre de 2001, Estados Unidos invadió Afganistán para desalojar del poder a los talibanes, que se negaron a entregar a Osama Bin Laden, principal sospechoso de los atentados del 11-S.

La mayoría de los afganos apoyaron la invasión estadounidense de su país. Para la CIA, esta intervención era necesaria y podía servir a los intereses estadounidenses al proporcionar un puesto de avanzada a las puertas de China e Irán, al tiempo que reforzaba la relación con Pakistán. Sin embargo, Washington tendrá que enfrentarse a los mismos problemas que tuvo la URSS antes que ella, es decir, entrar en una lucha sabiendo que no puede conducir a una victoria total, ya que los partidarios de la línea dura pueden refugiarse en Irán y Pakistán usando sus conexiones con Baluchistán.

La intervención estadounidense y la codicia de Rusia y China: de 2001 a 2021

La intervención estadounidense en Afganistán puede interpretarse de varias maneras. Para la opinión pública estadounidense y occidental de la época, se trataba de proteger la democracia y liberar al pueblo afgano. Para la inteligencia estadounidense, la presencia sobre el terreno era una oportunidad para frenar las ambiciones chinas y asegurar una presencia cercana a Irán.

A diferencia de la Unión Soviética, Washington no quería cometer los mismos errores, y los análisis de la CIA permitieron un enfoque más adecuado, sobre todo en lo que respecta a los equipos in situ. Sin embargo, dado el regreso de los talibanes en 2021, es muy posible deducir que Washington se equivocó en algunos aspectos.

Vehículos ligeros y rápidos, tecnología avanzada, sobre todo en materia de inteligencia de todas las fuentes, inclusión de socios occidentales en el marco de la OTAN, el enfoque estadounidense siguió produciendo bajas: 2.312 militares estadounidenses en Afganistán han muerto y 20.066 han resultado heridos desde 2001, pero es una diferencia muy significativa con respecto a los 15.000 soldados soviéticos que murieron en menos de 10 años. Sin embargo, al igual que la URSS, Estados Unidos no conseguirá entrenar eficazmente a las tropas afganas, ni desarrollar una estrategia de poder blando en las zonas rurales, lo que ayudará a estabilizar el país, pero no a conseguir la victoria total.

Aunque la situación en Afganistán se ha estabilizado con la llegada de las tropas estadounidenses en 2001, es más el contexto internacional y los cambios geopolíticos lo que preocupa a la CIA en un Afganistán posterior a 2021.

Durante el periodo 2001-2021, Rusia ha recuperado su estatus de gran potencia y, a través de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), está ahora en condiciones de proporcionar protección a los países de Asia Central, especialmente a Tayikistán y Kirguistán. Además, la Rusia de Vladimir Putin es ahora más activa en países lejanos como Siria, lo que sugiere que Moscú puede volver a estar interesado en Afganistán 30 años después de la retirada soviética, especialmente dados los vínculos entre los talibanes y los separatistas chechenos.

El segundo elemento a tener en cuenta es el auge de China, que está desarrollando una política antiterrorista más activa en Xinjiang y parece que ahora puede adoptar una postura más firme en el conflicto de Afganistán. Pekín ya ha reforzado su presencia militar en el corredor de Wakhan con una base militar en Tayikistán y podría estar interesado en implicarse directamente en Afganistán para asegurar Xinjiang. En este contexto, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Zhao Lijian, anunció en una rueda de prensa en 2021 que el alto diplomático Yue Xiaoyong sustituirá a Liu Jian como enviado especial para asuntos afganos. Por tanto, parece plausible que China interfiera activamente en Afganistán en los próximos años.

Todo esto sugiere que la retirada de Estados Unidos de Afganistán tenía que ser una opción no porque la amenaza terrorista hubiera sido derrotada, sino porque los países del entorno están ahora en condiciones de sustituir a Estados Unidos.

Hacia un Afganistán post-2021 o el fortalecimiento de China

La CIA menciona la importancia de Afganistán desde el inicio de la República Popular China [14. ]Dado que China y Afganistán comparten frontera en el corredor de Wakhan, toda perturbación interna repercute en los asuntos nacionales, incluido el terrorismo islámico en Xinjiang. Como tal, la relación es una vía de doble sentido: si la amenaza del extremismo religioso se extiende a China, Pekín también puede desestabilizar a las fuerzas extranjeras en Afganistán.

En su informe del 28 de enero de 1982 «China’s Afghanistan Policy: The Pakistani Connection», la CIA menciona la presencia de equipos militares chinos en Afganistán que no proceden del corredor de Wakhan sino de Pakistán (por ejemplo, cañones antiaéreos de 14,5 mm) y añade que varios rebeldes afganos están recibiendo formación médica militar en China. Así, la presencia soviética en Afganistán es percibida como una amenaza por Pekín, que quiere que Moscú se retire y no se dedique al expansionismo.

Aunque se ha negado a interferir directamente en Afganistán, China quiere controlar el país para garantizar la seguridad de los ciudadanos chinos en Xinjiang. Sin embargo, a Pekín le resultaba imposible adoptar una postura activa durante la Guerra Fría, ya que Moscú se consideraba el único representante legítimo del comunismo la región. En la década de 1990, China no estaba preparada para adoptar una posición activa en un espacio cambiante con nuevos países imprevisibles en su periferia (Tayikistán y Kirguistán). En la década de 2000, fueron Estados Unidos y la OTAN quienes adoptaron una posición activa en la región, dejando a China en un segundo plano una vez más.

La elección de Joe Biden marcó un cambio en la postura militar estadounidense con el anuncio de la retirada de las tropas con fecha límite el 11 de septiembre de 2021. En el momento de escribir estas líneas, Afganistán parece volver a las tensiones religiosas y a la reaparición de los líderes talibanes en la política nacional, lo que sugiere que la situación en el futuro será similar a la anterior a la intervención estadounidense de 2001. Pekín estará entonces en condiciones de decidir si interfiere militarmente o sigue controlando sólo el corredor de Wakhan desde su base en Tayikistán.

La CIA aún no ha desclasificado ningún documento reciente sobre las actividades de China en Afganistán, pero el CIA World Factbook (el agregador de noticias de la CIA) parece prestar bastante atención al regreso de los talibanes. Además, un informe del Departamento de Defensa estadounidense publicado en 2020 menciona la presencia china en la región a través de Tayikistán.

Existen paralelismos entre la intervención de la URSS en Afganistán y la de Estados Unidos. En este sentido, ambos tendieron a subestimar la importancia de la transmisión de conocimientos a las tropas y fuerzas policiales locales, que siguen dependiendo de Moscú y Washington para garantizar la seguridad del país, lo que se traduce en un retorno del extremismo en cuanto se retiran las tropas extranjeras. En contraste con Moscú, Estados Unidos desplegó más vehículos ligeros, como el Humvee, el M1117 y el International MaxxPro, lo que muestra una ruptura con el enfoque soviético, pero sigue siendo una estrategia de contención más que otra cosa.

¿El futuro de Afganistán será chino? Esta es la pregunta legítima que se hacen los especialistas y los habitantes del propio país, muchos de los cuales temen el regreso de los talibanes. Sin duda, la presencia de la URSS y luego de la OTAN ha sido un éxito en la medida en que estos dos grupos han permitido frenar la progresión del terrorismo durante más de dos décadas, en beneficio de China (Xinjiang) y de los demás países vecinos (Pakistán, Tayikistán, Uzbekistán, Turkmenistán, Irán).

La intensificación del extremismo religioso en el país tendrá repercusiones en los países vecinos. Si Turkmenistán y Uzbekistán pueden contar con Rusia para dar una respuesta en caso de crisis importante (la OTSC), el temor es mayor para Pakistán, una potencia nuclear, que por su parte podría verse influenciada por el extremismo religioso y provocar un conflicto de mayores consecuencias con India.

En definitiva, China parece ahora el actor más probable para tomar posición en el conflicto de 2021. Queda por ver si Pekín desea involucrarse en un conflicto que la URSS y la OTAN tuvieron dificultades para controlar antes, o si desea limitarse a controlar el corredor de Wakhan y la influencia económica con la Nueva Ruta de la Seda.

Notas:
  1. Agencia Central de Inteligencia – Dirección de Inteligencia (1985), Pakistani Attitudes Toward Afghanistan
  2. Agencia Central de Inteligencia (1980), Afghanistan: Iran’s Role in the Crisis
  3. Central en Agencia Central de Inteligencia (1980), Afghanistan: Iran’s Role in the Crisis
  4. Central en Central Intelligence Agency (1980), Afghanistan: Iran’s Role in the Crisis
  5. Baluchistán Central es una región árida, desértica y montañosa del sur y oeste de Asia. Comprende la provincia paquistaní de Baluchistán, la provincia iraní de Sistán y Baluchistán, y las zonas del sur de Afganistán, incluidas las provincias de Nimruz, Helmand y Kandahar. Baluchistán limita al norte con la región de Pashtunistán, al este con Sindh y Punjab, y al oeste con las regiones persas. Al sur de su litoral meridional, incluida la costa de Makran, se encuentran el mar de Arabia y el golfo de Omán.
  6. Central En la década de 1980, la China de Deng Xiaoping experimentó un rápido resurgimiento económico y comenzó a convertirse en una alternativa plausible al modelo comunista soviético.
  7. Central CIA (1985), Soviet Counterintelligence Capabilities, Studies in Intelligence
  8. Central CIA (1985), Soviet Counterintelligence Capabilities, Studies in Intelligence
  9. Agencia Central de Inteligencia (1983), Afghanistan: Potential for Soviet Airfield Construction
  10. Central CIA (1985), Soviet Counterintelligence Capabilities, Studies in Intelligence
  11. Agencia Central de Inteligencia – Dirección de Inteligencia (1982), China’s Afghanistan Policy: The Pakistani Connection
  12. Central Michael Taarnby (2008), The Mujahedin in Nagorno-Karabakh: Un estudio de caso en la evolución de la yihad global, Real Instituto Elcano
  13. Agencia Central de Inteligencia – Dirección de inteligencia (1985), La presencia soviética en Afganistán: Implicaciones para las potencias regionales y los Estados Unidos. Estimación Nacional de Inteligencia NIE 11/37-85
  14. Agencia Central de Inteligencia – Dirección de Inteligencia (1982), China’s Afghanistan Policy: The Pakistani Connection

Fte. Modern Diplomacy (Michael Lambertrs)

Michael Lambertrs es Doctor en Historia de Europa y Relaciones Internacionales, Universidad de la Sorbona – Escuela de Negocios INSEAD, (Geo)politólogo que trabaja en las relaciones sino-europeas/rusas y el poder blando en el siglo XXI