El nuevo satélite espía electrónico de Francia ya está en órbita

A la hora programada, las 17:37 hora peninsular española del jueves 19 de diciembre, un lanzador ruso Soyuz ha levantado el vuelo desde la base espacial de la Guayana francesa portando como único pasajero al primer ingenio de la nueva constelación de satélites espía franceses, el CSO-1.

Juan Pons.

Una hora más tarde, el ingenio ha sido soltado por la cuarta etapa del cohete y ha quedado colocado en el espacio a una altura que se mantiene en secreto, pero que es próxima a los 800 kilómetros de altura. Las autoridades francesas presentes en la zona de invitados de la sala de control Júpiter de Kourou y las que seguían el vuelo desde Paris han saltado en aplausos… y no es para menos.

Se trata de la misión VS-20, lo que significa que es el Vuelo Soyuz número 20 del famoso cohete ruso que se efectúa desde el territorio de Ultramar guayanés. Pero también ha sido el undécimo despegue espacial del año desde la base de Kourou, con el que la sociedad europea de servicio de lanzamiento Arianespace cierra el año.

Los satélites CSO ‒acrónimo en francés de Componente Espacial Óptico‒ tienen forma de prisma hexagonal, pesan 3.565 kilos, son extremadamente maniobrables y cuentan a bordo con un sistema autónomo de control que facilita las operaciones desde tierra.

El contratista principal de los satélites es Airbus Defence and Space France, con una contribución clave por parte de Thales Alenia Space France, responsable del desarrollo de los sensores ópticos, que pueden captar imágenes de “muy alta resolución” y de “extremadamente alta resolución”.

Aunque el máximo secreto envuelve sus prestaciones operativas, se puede aventurar que su resolución está comprendida entre los 30 y los 20 centímetros, incluso inferior. Lo que es conocido es que pueden observar en los espectros visible e infrarrojo, obtener imágenes 2D y 3D e incluso tomar imágenes video.

El CSO-1 es el primer ejemplar de la nueva familia de satélites espía, que va a tomar el relevo de los Helios 2, una constelación multinacional constituida por dos plataformas que se encuentran en órbita desde diciembre de 2004 (Helios 2A) y diciembre de 2009, por lo que acumulan en el espacio de 14 y 9 años, respectivamente, y están próximos a concluir su vida.

Junto con Alemania, Bélgica, Italia y Grecia, España participa en el programa Helios 2 que lidera Francia con un 2,5% del presupuesto total, porcentaje por el que recibe las imágenes que requieren las Fuerzas Armadas españolas para aportar seguridad estratégica e inteligencia a las Unidades que cumplen misiones internacionales bajo bandera de Naciones Unidas, la OTAN o la Unión Europea en Afganistán, Irak, Turquía, Somalia, República Centroafricana, Mali, Gabón, los países Bálticos, las aguas del Mediterráneo o el océano Indico.

La arquitectura para los CSO que ha desarrollado el Mando Conjunto del Espacio de las Fuerzas Armadas galas ‒CIE, en su acrónimo francés‒ consta de tres plataformas, la tercera de las cuales partirá al espacio en octubre de 2021. Los requerimientos técnicos de CSO han sido concebidos por la Agencia Espacial francesa (CNES) y la Dirección General de Armamento (DGA).

Mientras que Alemania, Bélgica, Italia y Suecia ya han confirmado su presencia en CSO, el ministerio de Defensa español todavía no ha tomado decisión alguna, a pesar de estar contemplado en el Plan Director de Sistemas Espaciales de 2016.

El despegue de la misión Soyuz con CSO-1 a bordo estaba previsto para antes d eayer martes, 18 de diciembre, a la misma hora que hoy se ha producido, pero fuertes vientos en las capas altas de la atmósfera sobre la base espacial de Kourou, aconsejaron retrasar el despegue 24 horas.