El mando de unidades de apoyo logístico preparadas para el futuro requiere un equilibrio que permita la logística predictiva y de precisión

En la pasada reunión anual y exposición de la Association of the United States Army’s Annual Meeting and Exposition en Washington, D.C., los altos mandos del Ejército dieron a conocer la actualización más reciente de nuestra doctrina operativa central, Field Manual (FM) 3-0, Operations.

Esta revisión establece las operaciones multidominio como el concepto operativo del Ejército, con un claro enfoque en el combate a gran escala que definirá el futuro entorno del campo de batalla y la forma en que ofrecemos apoyo logístico al combatiente donde y cuando sea necesario. Definida por unidades dispersas más pequeñas desplegadas en lugares potencialmente austeros, la transición de la contrainsurgencia a las operaciones de combate a gran escala, y con ella, una transición paralela de la brigada a la división como principal unidad de acción, viene acompañada de un cambio en nuestro enfoque del sostenimiento y en los supuestos que lo rodean.

Las infraestructuras críticas a las que las Fuerzas Armadas han estado acostumbradas en conflictos anteriores pueden no estar tan fácilmente disponibles, y será responsabilidad del Mando de Logística inculcar espíritu de agilidad y adaptabilidad que equilibre de la forma más eficaz el arte y la ciencia de su misión. El éxito en la confrontación, la crisis y el conflicto contra un adversario casi par con capacidades modernizadas similares exige un estado persistente de preparación que históricamente se ha logrado sin una contestación y observación constantes.

La postura logística del Ejército durante la Segunda Guerra Mundial sirve como gran ejemplo de nuestro status quo antaño estratégico. Aunque la estrategia de un comandante en el teatro de operaciones se veía ciertamente complementada o limitada por las capacidades logísticas de su fuerza, la tarea logística más fundamental era la proyección de fuerzas y la agregación estable desde un territorio nacional no disputado.

Al final de la guerra, en 1945, quedó claro que, en el Teatro de Operaciones europeo, Estados Unidos movilizó su base industrial con mayor eficacia que Alemania en batallas dominadas por la disponibilidad de material. Un soldado alemán capturado lo expresó mejor mientras era conducido por una serie de depósitos de suministros a lo largo de Normandía, afirmando que conocía el secreto de la victoria estadounidense: simplemente amontonábamos suministros y los dejábamos caer.

En el pasado tuvimos el lujo de hacer llegar lo que necesitábamos mucho antes, o incluso justo antes, de que lo necesitáramos, pero la próxima guerra exigirá la transición de una logística de «empujar para tirar». En su lugar, como afirma el documento FM 3-0, debemos estar preparados para mantener fuerzas que puedan agruparse y disgregarse con rapidez y agilidad. Acumular suministros y dejarlos caer representa un planteamiento anticuado que sólo puede obstaculizar a nuestros combatientes y limitar su resistencia cinética. Por supuesto, las reservas no son totalmente irrelevantes, y la producción basada en una previsión estática de la demanda no es inútil. Sin embargo, no podemos confiar en las prácticas del pasado para sostener las maniobras modernas, por lo que debemos hacer más hincapié en una logística que sea a la vez predictiva (es decir, que sepamos lo que el combatiente necesitará antes de que lo necesite) y precisa (es decir, que seamos globalmente eficientes a la hora de prestar apoyo logístico en cada escalón).

Las formaciones de sostenimiento eficaces y preparadas para el futuro pondrán en práctica esta orientación estratégica con la Doctrina como base, aprovechando al mismo tiempo la amplia gama de conocimientos, capacidades y experiencia de sus soldados, oficiales y suboficiales. Para ser a la vez predictivas y precisas, nuestras formaciones deben mantener un dominio de la ciencia de la logística mediante un adiestramiento y una formación continuos que reproduzcan de forma realista nuestro nuevo contexto operativo.

Supongamos, por ejemplo, que debemos ser ágiles y adaptables para satisfacer las distintas necesidades de nuestros combatientes dispersos en espacios en disputa. En ese caso, debemos mantener el dominio del arte de la maniobra para anticiparnos a las necesidades futuras en apoyo de sus misiones. En la presente edición de Army Sustainment, escuchamos a nuestros compañeros sobre el terreno, entre los que se incluyen cinco comandantes de brigada de todo el Ejército, acerca de cómo lograr con éxito el delicado equilibrio entre arte y ciencia en el mando de las misiones logísticas. Hacer esto en cada escalón garantiza que nosotros, como Army Sustainment Enterprise, podamos llevar a cabo esas tareas críticas descritas como parte de nuestra función de combate al tiempo que demostramos que la logística seguirá siendo una ventaja estratégica clave para el Ejército de Estados Unidos ahora y en el futuro previsible.

Nota de la Redacción: La General de División Heidi Hoyle desempeña actualmente las funciones de Adjunta Militar del G-4 y su Directora de Operaciones, G-4 3/5/7.

Fte. Army.mil