El impacto de la guerra de Ucrania en la industria espacial

Mientras Rusia planea abandonar la Estación Espacial Internacional (ISS) y la guerra de Ucrania sigue causando trastornos económicos, GlobalData explora cuál será el impacto en la industria espacial mundial en los próximos años.

La guerra en Ucrania ha tensado la cooperación en el espacio (ISS) como tema central en una guerra de palabras entre Rusia y Occidente. A finales de abril, el director del programa espacial ruso, Roscosmos, declaró que Rusia se retiraría de la ISS, y que avisaría a las naciones asociadas con 12 meses de antelación.

Sin embargo, a finales de mayo, el Director General de la Agencia Espacial Europea declaró que la Agencia no prevé poner fin a la explotación conjunta de la estación. En la actualidad, los quince socios internacionales que operan la ISS han acordado explotarla hasta 2024, fecha en la que será desmantelada.

Mientras que algunos socios, entre ellos Estados Unidos, han manifestado su intención de prorrogar el acuerdo, cesando las operaciones en 2028 o incluso 2030, Rusia no ha accedido a estos planes y sigue trabajando con el plazo original de 2024. Dado que Roscosmos avisará con 12 meses de antelación de su salida, es probable que, si Rusia se retira, lo haga en el plazo previsto. Por lo tanto, las declaraciones de Roscosmos pueden considerarse retórica política más que un cambio de política.

El impacto de la salida de Rusia de la ISS

Para las naciones asociadas que estén dispuestas a prolongar la vida de la ISS, la salida de Rusia supone un problema, sobre todo por la necesidad de sustituir el cohete Soyuz, que ha sido fundamental para construir y abastecer la estación, así como para mantenerla en órbita con impulsos regulares.

Desde la catástrofe del transbordador espacial Columbia en 2003, y la posterior retirada del transbordador espacial en 2011, Soyuz ha sido fundamental para el éxito de la ISS. El cohete ha realizado alrededor del 60% de las misiones con y sin tripulación para transportar al personal y reabastecer la estación.

Durante una década, ha habido pocas alternativas occidentales que puedan igualar a Soyuz en términos de fiabilidad y relación calidad-precio. Sin embargo, la guerra de Ucrania llegó en un momento del desarrollo de la industria espacial occidental en el que varias plataformas y empresas están alcanzando la madurez.

Por ejemplo, la NASA ha comenzado a probar la nave espacial Cygnus de Northrop Grumman para usarla en los reinicios periódicos para mantener la estación en órbita. Mientras tanto, en 2020, SpaceX lanzó con éxito a astronautas de la NASA a la ISS en su nave Crew Dragon.

Mientras que Occidente ha confiado anteriormente en la participación rusa en el programa de la ISS, ya no es el caso. Por lo tanto, la mayor amenaza para la ISS, y el entorno espacial en general, que supone la guerra en Ucrania es la degradación del espíritu de cooperación que existía anteriormente.

La industria espacial rusa en vías de extinción

El entorno espacial se está volviendo cada vez más insular, con un grupo creciente de naciones individuales que persiguen programas separados de forma independiente. El futuro de la industria espacial rusa es bastante sombrío, dada la intensidad de las sanciones impuestas tras la invasión de Ucrania. Rusia ya sufre una escasez de componentes tecnológicos vitales.

Actualmente, Roscosmos está planeando sustituir la ISS por una estación nacional llamada Russian Orbital Service Station (ROSS), que se situará en una órbita sincrónica al sol de 400 km, lo que permitirá realizar observaciones de alta frecuencia de Rusia y facilitar el acceso a la estación. El módulo central de ROSS, (Science Power Module-1), estaba previsto que se lanzara en 2024, coincidiendo con la salida de Rusia de la ISS. Tras un retraso en el diseño, se lanzará en 2025. Sin embargo, las sanciones relacionadas con Ucrania dificultarán la I+D, y este calendario podría retrasarse aún más.

Además, las posibilidades de cooperación internacional para apoyar a la industria espacial rusa son limitadas. En Occidente ya no hay necesidad operativa de cohetes rusos, ya que existen plataformas occidentales viables. Esto, combinado con el espíritu político anti-Kremlin imperante, convierte a Occidente en un mercado cerrado para la industria espacial rusa.

Sin embargo, incluso los países que han sido menos críticos con la invasión rusa de Ucrania, como China e India, no son oportunidades definitivas para la industria espacial rusa. Ambos están desarrollando programas espaciales nacionales, y China está desarrollando rápidamente una base industrial nacional capaz. Si bien Rusia puede adquirir piezas y tecnología de estos países, los programas de colaboración son poco probables.

Perspectivas de los programas espaciales occidentales

Por el contrario, las perspectivas de la industria espacial occidental son más halagüeñas. Las empresas espaciales comerciales están aumentando sus capacidades, y las estaciones desarrolladas por empresas privadas se están convirtiendo en una posibilidad real. Se espera que las empresas espaciales comerciales sean capaces de desarrollar, construir y operar estaciones espaciales de principio a fin. En diciembre de 2021, la NASA firmó un acuerdo con Northrop Grumman, Nanoracks y Blue Origin para diseñar estaciones espaciales que combinen actividades científicas y comerciales.

La guerra en Ucrania ha afectado negativamente a la industria espacial mundial en general, en gran parte debido a su impacto económico. Se espera que su crecimiento se ralentice durante uno o dos años, antes de volver a acelerarse. En general, esta guerra ha puesto de manifiesto la tendencia general de alejarse de la cooperación internacional en materia espacial y acercarse a los programas nacionales. A medida que aumentan las capacidades espaciales, más Estados tratan de aprovechar el potencial económico, científico y de defensa del espacio.

Sin embargo, a medida que esta tendencia se acelera y el entorno espacial está cada vez más poblado, aumenta el riesgo de incidentes entre plataformas. A falta de programas de cooperación como la ISS, la imposición de normativas supranacionales sobre las actividades espaciales es cada vez más grave.

Fte. Global Defense