El dron Black Hornet

Aproximadamente del tamaño y peso de un gorrión, el Black Hornet es un helicóptero robótico de exploración, que ya ha sido empleado por las fuerzas especiales británicas. En la exposición de la Asociación del Ejército de los Estados Unidos (AUSA) en Washington, D.C., el fabricante del Black Hornet, FLIR, mostró la última manera de empleo del dron en combate: un hangar en miniatura para cuatro drones, aproximadamente del tamaño de gran caja de pan. Se conoce como Vehicle Reconnaissance System (VRS).

El VRS alberga cuatro helicópteros en cámaras tipo cassettes. La caja se puede instalar en vehículos terrestres tripulados o no. Es como una caja llena de robots que pueden ir sobre un robot que lanza robots. Es un buen ejemplo de guerra a distancia.

Cuando una cassette se gira hacia arriba se abre y el dron está listo para su lanzamiento, su controlador buscará una señal GPS. Si no la encuentra, el Black Hornet detendrá su preparación para volar y se replegará hacia la seguridad de su pequeño hangar. (Alternativamente, un piloto humano puede configurar el dron para que opere bajo su control por video y manejarlo directamente, sin la ayuda del GPS).

Usando el GPS, el Black Hornet puede seguir una ruta de way-points trazada por un operador humano, o ser dirigido directamente por éste. Con dos canales de radio, el sistema puede coordinar dos drones volando a la vez, con un piloto observando en una pantalla dividida o dos pilotos separados dirigiendo los drones.

Su alcance es 1,25 millas, pueden volar hasta 25 minutos y alcanzar 13 mph de velocidad. Cuando no están volando, los drones pueden recargarse en sus casetes climatizados, y si estos alojamientos se dañan o por alguna razón ya no son necesarios, se pueden reemplazar, colocando un nuevo dron y una nueva casette en el antiguo compartimiento de carga.

Instalar una caja de robots en un carro o en un vehículo de transporte de personal, o incluso en otro robot es, más que añadir una capacidad, que reducir las necesidades de operadores de la máquina en cuestión. Sin embargo, el potencial ganado es enorme: volar hacia adelante, observar al otro lado la colina, alrededor de un edificio o a través de un denso grupo de árboles significa la oportunidad de obtener nueva información, detectar una emboscada o atrapar a un enemigo desprevenido.

También apunta a un futuro, en el que los aviones no tripulados serán una opción que se podrá incorporar a otros vehículos. Con mayor automatización y procesamiento de imágenes, el pequeño robot explorador pilotado por humanos podría convertirse en una capacidad de vigilancia ambiental, con turnos rotatorios de aviones no tripulados patrullando alrededor del punto fijo del vehículo, aterrizando y recargándose para asegurar la cobertura de persistencia.

Esos pasos están a años vista, como mínimo. Por ahora, el Black Hornet VRS es una caja de robots que puede ir en un tanque u otro robot.

Fte. C4ISRNET