Rusia lleva más de una década haciendo demostraciones de su nuevo y revolucionario tanque T-14 Armata y declarando que la producción en serie era inminente
El reciente colapso de la producción de defensa rusa, debido a las sanciones económicas impuestas tras la invasión de Ucrania en febrero de 2022, ha dado lugar a revelaciones sobre varios casos importantes de corrupción en su producción de defensa.
Uno de los incidentes más embarazosos tuvo que ver con los numerosos engaños y fracasos relacionados con el tanque T-14 y por qué comenzó, y siguió siendo, un fraude durante tanto tiempo.
El desarrollo del T-14 comenzó tras el fracaso de un tanque anterior pero similar, que también tenía torre no tripulada y otras innovaciones que el T-14 heredó. La decisión de desarrollar y fabricar el T-14 atrajo la atención de los altos mandos militares y políticos.
El primer error fue la decisión de mantener el T-14 compacto mediante el uso del entonces nuevo motor A-85-3. Este diseño era una copia del motor alemán Porsche Tour 212. El A-85-3 era más pequeño, más potente y más pesado que otros motores de tanque y el T-14 se construyó en torno a él.
Esto resultó ser un grave error porque el A-85-3 era la habitual copia defectuosa rusa de un motor de tanque extranjero (esto ha ocurrido varias veces), que tuvo muchos problemas de fiabilidad que nunca se solucionaron, a pesar de los continuos esfuerzos por hacerlo.
Esto significaba que el motor A-85-3 era más difícil de mantener y requería más tiempo. Sustituirlo no era una opción porque todos sus sustitutos posibles eran más grandes.
La presión del gobierno para que el T-14 entrara en producción llevó a la construcción de una planta de fabricación, pero el equipo de fabricación nunca llegó a instalarse porque se agotó el presupuesto.
El T-14 no estaba listo para la producción en serie y todos los que se construyeron se hicieron a mano, un método usado para construir prototipos que puedan convertirse en vehículos listos para la producción en serie. El T-14 nunca llegó tan lejos.
Mientras, el gobierno ruso fingía que el T-14 estaba listo para la producción en serie. El carro parecía impresionante y se consideraba la prueba de que el diseño de tanques ruso seguía siendo el más avanzado del mundo. Fue una ilusión que finalmente no duró. Aunque su aspecto era impresionante, muchas de sus características de rendimiento nunca funcionaron. No solo el motor, sino también los nuevos sistemas electrónicos. Después de 2014, las sanciones hicieron imposible importar libremente todos los componentes electrónicos necesario.
Como este tanque no se probó en combate, estas deficiencias nunca salieron a la luz. Rusia podría haber enviado algunos T-14 a Siria para adquirir experiencia en combate, pero nunca lo hizo. Tras la invasión de Ucrania en 2021 se habló en los medios de comunicación de poner el T-14 a trabajar. Eso no ocurrió porque se habrían revelado todos los fallos del T-14.
A finales de 2021 Rusia publicó vídeos de los dos prototipos de su nuevo diseño de IFV (vehículo de combate de infantería), el T-15, que parecían un tanque T-14 sin la torreta. Con 48 toneladas propulsados por un motor diésel de 1.500 CV, su velocidad máxima en carretera era de 70 kilómetros por hora y su autonomía de 550 kilómetros con combustible interno. Se decía que los T-15 tenían el mismo blindaje que los T-14.
El T-15 nunca llegó a producirse porque era demasiado caro y la tecnología Armata subyacente no funcionaba.
El coste impide al Ejército ruso disponer de más que un número simbólico de vehículos Armata. En 2019 recibió doce unidades y cuatro vehículos de recuperación BREM, que se describieron como los primeros modelos de producción. Había dudas de que estos vehículos aparecieran, dada la grave situación financiera del fabricante y los informes de problemas técnicos no resueltos con este revolucionario diseño de tanque. Se creía que los problemas más graves estaban relacionados con la electrónica, más extensa que en cualquier tanque ruso anterior. Más tarde se descubrió que el motor era poco fiable y no se podía reparar. Mientras, había más problemas con Armata que supuestamente se iban a solucionar aumentando a tres el tamaño de la tripulación e instalando un retrete en la cápsula de la tripulación. Como la tripulación está confinada en la cápsula blindada, tiene una visibilidad limitada, incluso si se saca la cabeza por una de las dos escotillas de entrada de la tripulación. La visibilidad depende normalmente de las cámaras instaladas en el exterior y de la fiabilidad de la fuente de alimentación y de la electrónica que mantiene operativas esas cámaras. La mayor parte del tiempo, las cámaras externas no funcionaban. A pesar de todo, el fabricante debía entregar unos 40 T-14 antes de 2021. Este lento calendario de producción dio tiempo a los desarrolladores para resolver muchos de los problemas técnicos y de diseño pendientes. Al parecer, eso permitió fabricar prototipos de IFV T-15, que, según los vídeos, funcionaban tan bien como los T-14. Los T-14 y T-15 seguían construyéndose como prototipos.
Rusia concedió contratos de producción para todo esto, así como más préstamos, para evitar que el fabricante quebrara. Uralvagonzavod (UVZ), la empresa que desarrolló el tanque Armata T-14 y el IFV T-15, está en bancarrota desde 2016 y sobrevive gracias a la empresa estatal Rostec, un holding que se hace cargo de empresas de defensa en quiebra, pero esenciales, para mantenerlas operativas. Uralvagonzavod ha producido tanques y otros vehículos blindados de combate desde la Segunda Guerra Mundial y ha continuado haciéndolo después de la guerra. Después de 1991, la mayoría de esos pedidos militares cesaron, pero Rusia ha aprendido por las malas que, una vez que muchos de estos trabajadores cualificados se quedan sin trabajo, aprovechan sus habilidades para encontrar nuevas carreras o incluso emigran, y es prácticamente imposible recuperarlos después.
UVZ obtuvo bastantes pedidos de nuevos vehículos blindados o de mejora de los existentes en un esfuerzo por mantener la mano de obra que, una vez perdida, es extremadamente difícil y larga de reconstruir.
Uralvagonzavod, como muchos fabricantes de equipos de defensa de alta tecnología (vehículos, aviones, barcos, misiles y electrónica), tuvo dificultades para mantenerse en activo y conservar su mano de obra cualificada tras la disolución de la Unión Soviética en 1991. Eso significó la desaparición de los pedidos de vehículos blindados. En 2014, la economía rusa y el presupuesto de defensa sufrieron un duro golpe por la caída de los precios del petróleo y las sanciones occidentales derivadas de la invasión de Ucrania. La situación se volvió desesperada para Uralvagonzavod, ya que sobrevivía a base de préstamos y de cualquier trabajo comercial que pudiera conseguir. La empresa apostó por el desarrollo y la comercialización de los revolucionarios vehículos Armata T-14 y T-15. Los dirigentes rusos quedaron impresionados, pero no había dinero para hacer grandes pedidos y tampoco clientes para la exportación. El gobierno alentó el trabajo en el T-14 porque era un artículo de prestigio que demostraba que Rusia seguía siendo un importante desarrollador y fabricante de defensa. No era cierto, pero estaba dispuesto a reunir el dinero necesario para que así pareciera. Rostec intervino para comprar UVZ y mantenerla en funcionamiento, de modo que el trabajo en la versión IFV del T-14 y el T-15 pudiera continuar.
Esa actitud está siendo aprovechada por Rusia debido a la gran reducción de los presupuestos de adquisiciones tras la Guerra Fría. Por ejemplo, a principios de 2021 Rusia anunció que el Ejército recibiría más de 400 tanques y IFV mejorados en el próximo año, pero no serán Armatas ni IFV T-15.
Tanques mejorados como el T-80BVM llenaron el vacío de los T-14.
El Armata era un nuevo diseño radical para tanques y IFVs, pero demasiado caro dados los presupuestos de defensa disponibles, debido a la caída en picado de los precios del petróleo en 2013 que no se recuperó, mientras que la invasión de Ucrania en 2014 provocó numerosas sanciones económicas y comerciales.
Desde entonces, el programa ruso de sustitución de material antiguo de la Guerra Fría ha tenido que conformarse con más reconstrucciones que con material nuevo. Rusia anunció planes para empezar a construir más T-14 en 2022, pero en 2023, su producción sigue paralizada, esta vez de forma permanente porque se han revelado todos sus problemas.
El T-14 no funciona y nunca estuvo cerca de funcionar como un vehículo de combate eficaz.
La mayoría de los «nuevos» tanques que el Ejército ruso ha recibido desde el año 2000 han sido T-72B3 renovados y muy mejorados. A finales de 2021, el ejército ruso tenía unos 3.000 tanques en servicio y la mayoría (el 65%) eran T-72B3, de los que se oye hablar poco.
Las tropas rusas prefieren el T-72B3M al T-80 y al T-90 y pocas tienen experiencia personal con el T-14.
Cuando Rusia invadió Ucrania en 2022 tenía 2.600 tanques y la mayoría (1.600) eran modelos antiguos, mientras que un millar eran mejorados. Más de la mitad de los tanques enviados a Ucrania fueron destruidos o capturados por los ucranianos durante los primeros meses de la guerra. Esto supuso una gran pérdida para el Ejército ruso. Las revelaciones sobre el T-14 fueron una pequeña nota a pie de página sobre el triste estado de la producción de tanques rusos y su utilidad en combate.
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