Drones en vuelo permanente regional podrían disuadir a China y Rusia

«Con sólo una advertencia limitada, Beijing o Moscú podrían explotar las ventajas que le ofrece el tiempo y la distancia para ocupar territorio aliado, antes de que Estados Unidos y sus aliados puedan reaccionar, creando así un hecho consumado que sería difícil de revertir después de los hechos», concluye el Center for Strategic and Budgetary Assessments (CSBA).

Una estrategia coherente de EE.UU. y sus aliados sería el incremento del uso de drones en misiones de vigilancia en los puntos calientes de la región, lo que constituiría una fuerte disuasión a la agresión de la zona gris por parte de Rusia y China, dice un nuevo estudio del Center for Strategic and Budgetary Assessments (CSBA). La implementación de una nueva estrategia, que el CSBA llama «disuasión por detección», costaría unos 1.400 millones de dólares anuales, según el estudio.

El estudio sostiene que las Fuerzas Armadas de Estados Unidos están mal configuradas para manejar una posible agresión regional por parte de Rusia en Europa Oriental y por parte de China en Asia Oriental, donde ambos países están «desarrollando la capacidad de lanzar rápidamente una agresión contra los estados de su periferia, bajo la cobertura de redes de reconocimiento y ataque cada vez más capaces».

Actualmente, según el estudio de la CSBA, «Con sólo una advertencia limitada, Beijing o Moscú podrían explotar su ventaja de tiempo y distancia para apoderarse del territorio aliado antes de que los Estados Unidos y sus aliados pudieran responder, creando así un hecho consumado que sería difícil de revertir después del hecho».

Sin embargo, el Departamento de Defensa tiene suficiente capacidad, empleando sistemas aéreos no tripulados (UAVs) no sigilosos de gran autonomía, para desplegar una capacidad de «ojos en el cielo» constante, que podría reducir la probabilidad de que cualquiera de las dos naciones diera un golpe de forma tan secreta. El estudio, llamado «Deterrence by Detection: A Key Role for Unmanned Systems in Great Power Competition», sostiene que todo lo que se necesita es que el Pentágono desarrolle «nuevos conceptos de operaciones y organizaciones para emplear esas capacidades de manera efectiva».

En el estudio se enumeran los siguientes sistemas como útiles para esa nueva estrategia: MQ-9 Reaper y RQ-4 Global Hawks de la Fuerza Aérea, MQ-4C Triton de la Marina y MQ-1C Gray Eagle del Ejército.

Este nuevo concepto de empleo de los UAVs mejoraría, si se encontraran formas de permitir a las naciones aliadas y asociadas participar en operaciones de coalición que pudieran compensar los costos de Estados Unidos, según el estudio.

«La conciencia de la situación en tiempo real es crítica para contrarrestar el doble desafío de la agresión `sub-convencional´ en la zona gris y la táctica convencional de hechos consumados con prontitud y eficacia», explica el estudio. «La realización de misiones ISR por parte de los UAVs podría proporcionar alerta más temprana de un ataque chino o ruso inminente, ayudando así a asegurar que las fuerzas avanzadas estén preparadas para responder de manera decisiva». Al aumentar el tiempo de alerta, el UAV ayudaría a mitigar la desventaja de tiempo-distancia, permitiendo así a Estados Unidos y a sus aliados acumular suficiente capacidad de combate para prevenir un hecho consumado».

El CSBA identifica tres áreas prioritarias en el Asia-Pacífico y tres en Europa, como las más adecuadas para el reconocimiento aéreo no tripulado de larga duración: el Estrecho de Taiwán, el Mar de la China Meridional y el Mar de la China Oriental en el Asia-Pacífico, y el Báltico, el Mar Negro y el Mar Mediterráneo Oriental en Europa.

El análisis de la CSBA muestra que la aplicación de la «disuasión por detección» en esas zonas prioritarias «requeriría 46 aeronaves en el Pacífico occidental y otros 46 en Europa, un total de 92 «.

«Estados Unidos y sus aliados y asociados podrían satisfacer las necesidades de inventario trasladando las aeronaves existentes de otros teatros y misiones al Pacífico occidental y Europa y asignando algunas de las aeronaves que Estados Unidos ya están adquiriendo a nuevas misiones», explica.

Los autores, el Presidente de la CSBA Thomas Mahnken, el Investigador Asociado Travis Sharp y la Analista Principal Grace Kim estiman que los costes operativos anuales de esos 92 aviones no tripulados ascenderían a unos 1.400 millones de dólares al año, según las cifras de la Oficina de Presupuesto del Congreso.

«Dado que los aviones vendrían del inventario existente, no de nuevas compras, el coste operativo representa el dinero que, el Departamento de Defensa habría gastado de todos modos, para mantener los aviones en vuelo (suponiendo que los mantuviera volando). Por esta razón, la implementación de la ‘disuasión por detección’ no debería requerir ningún aumento de los gastos», explica el estudio.

El estudio encuentra que la estrategia sólo comprometería «el 14 por ciento de los MQ-9 Reapers de la Fuerza Aérea, el 38 por ciento de los MQ-4C Tritons de la Marina, el 53 por ciento de los RQ-4 Global Hawks de la Fuerza Aérea, y el 6 por ciento de los MQ-1C Gray Eagles del Ejército».

«De hecho, una virtud del concepto es que emplea capacidades que Estados Unidos ya posee, pero que están siendo infrautilizadas en el contexto de la rivalidad entre grandes potencias porque su valor en ese contexto no ha sido apreciado», concluye el estudio. «Las contribuciones de los países aliados reducirían la carga de las fuerzas armadas estadounidenses, que se liberarían para otras misiones, a la vez que mejorarían las capacidades de los aliados».

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