En estos momentos, las brigadas desplegadas en el campo de batalla tienen lo que necesitan para hacer frente a las amenazas y ver lo que se avecina en su espacio inmediato, pero eso ya no es suficiente.
Mientras que el comandante de una brigada de ayer podría limitar el foco de acción a unas docenas de kilómetros, coincidente con el alcance de la artillería, en el futuro, un ataque podría venir desde 1.000 millas de distancia o más.
Por eso, vincular los sistemas antiguos y nuevos, del Ejército con de los otros ejércitos y con los de los aliados a través del proyecto de Joint All-Domain Command and Control, es la forma en la que los mandos del Ejército ven el camino a seguir.
Y los sistemas no sólo servirían para que los mandos de las unidades sepan lo que se les viene encima, sino que también les darían la posibilidad de identificar y apuntar al enemigo, seleccionado el arma a emplear en cada momento.
En el campo de batalla, unos mandos se comunican con otros, ajustando objetivos y medios, pero demasiado lentamente para lo que el combatiente enfrenta hoy en día.
Así que el Joint all-domain command & control (JADC2) y otros proyectos como el Advance Battle Management System se están desarrollando como forma de que esos sistemas de armas se comuniquen entre sí, transfiriéndose los datos automáticamente.
La Fuerza Aérea, en diciembre, hizo precisamente eso, entre los aviones F-35 y el F-22, señaló Wesley. Pero, en un futuro cercano será posible hacer lo mismo entre un avión y una plataforma de fuego en tierra.
Esta no es ni mucho menos la primera vez que los ejércitos trabajan conjuntamente para atacar los activos del enemigo. Ese concepto se probó durante la Guerra del Golfo Pérsico a comienzos de los años 90 y se repitió durante la invasión a Irak de 2003. Pero, Wesley, dijo que los métodos usados entonces eran «frágiles» e «industriales», y requerían una planificación al estilo del siglo XX: complicadas órdenes de misiones aéreas, semanas de planificación, coordinación múlti-ejército y misiones de 72 horas en una plataforma dedicada.
Wesley señaló que ninguno de esos conflictos era contra un adversario del mismo nivel, en una batalla hiperactiva, que es lo que la mayoría de los planificadores predicen para cualquier conflicto potencial futuro.
Con un enlace directo de datos, compartiendo la información de los sensores entre todos los ejércitos y plataformas, el comandante de una batería de una unidad de fuego de precisión de largo alcance en el Pacífico, podría ser requerido rápidamente para eliminar un objetivo que sólo minutos antes había estado en el punto de mira de un F-35, dijo.
Por otra parte, la conexión de los sistemas con los sensores y los actuadores también cambia el día a día de los comandantes en el teatro de operaciones. En este momento, los satélites dan una imagen de un área, pero no pueden proporcionar todos los detalles del objetivo que las unidades necesitan. Ahora y en el futuro será necesario sondear continuamente los sistemas enemigos, encontrar maneras de hacer que se enciendan y se iluminen para que puedan ser objetivo.
Como consecuencia, las obligaciones rutinarias de los comandantes, el mantenimiento de esos objetivos enemigos activos y asegurarse de que sus enlaces de comunicación son sólidos para que, cuando se les llame, puedan eliminar un objetivo sin demora. Una opción más frecuente de lo que es ahora.
Si adversarios tales como China o Rusia provocan justo por debajo del nivel de conflicto, la «zona gris» a la que se refieren los expertos, existen actualmente dos opciones: no reaccionar y aceptar cualquier cambio que se produzca o movilizarse para el combate.
Pero, con sistemas conectados y coordinados, dijo Wesley, se puede competir «a la izquierda del conflicto», lo que permitiría a hacer retroceder a las amenazas no convencionales o de la zona gris.
Y, si es necesario atacar, la conexión de objetivos y sensores proporcionará a esos comandantes una manera de eliminar rápidamente una serie de objetivos, terminando cualquier conflicto antes de que se agrave.
Aunque la creación del JADC2 y la conexión de las fuerzas está siendo impulsada por la competencia entre enemigos similares, también puede beneficiar a las amenazas actuales de menor nivel, como los recientes ataques de Irán contra Arabia Saudita y las instalaciones de Estados Unidos en el Oriente Medio.
En el pasado, dijo Wesley, se construyeron y desplegaron sistemas muy sofisticados para amenazas específicas, como el Sistema Patriot de Misiles, que se empleó para derribar los misiles SCUD y ofrecer protección contra otras amenazas de mayor nivel. Pero, el despliegue de baterías Patriot en cada lugar donde pueda aparecer un enjambre de aviones no tripulados baratos sería eficaz en coste ni número.
Sin embargo, los sistemas baratos de contra-drones que se pueden desplegar pueden conectarse a una red más grande, aprovechando los sensores más sofisticados para detectar amenazas, dijo Wesley.
Fte. Army Times
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