Artillería: Rusia improvisa desesperadamente

En los últimos meses, las tropas ucranianas han notado menos uso de la artillería por parte de los rusos. Mejor aún, más de los proyectiles y cohetes rusos disparados son inútiles y no explotan cuando tocan el suelo. Las tropas ucranianas aprendieron a emplear su munición cuidadosamente, porque las naciones de la OTAN no tenían tanta para proporcionarles como ya tenía Rusia. Eso se debe a que los rusos mantenían mayores reservas de munición y tenían mucho material más antiguo que podía ser empleado con cierta seguridad por sus artilleros, pero era más probable que no explotara y cayera donde se apuntaba.

Durante los seis primeros meses de la guerra, Rusia disparó muchos más proyectiles y cohetes contra los ucranianos que éstos. Esto cambió cuando Rusia, al igual que las naciones de la OTAN que abastecen a Ucrania, se va quedando sin munición de artillería. Los inventarios existentes se han agotado en gran parte y las empresas de municiones de todo el mundo tienen más negocio que pueden manejar.

Rusia no tiene la capacidad de fabricar municiones suficientes para reemplazar lo que ha gastado o ha sido destruido por los ucranianos, que atacaron cuidadosamente todos los arsenales rusos que pudieron localizar. Además, capturaron gran cantidad de municiones y la emplearon contra los rusos, sobre todo tras su huida de Kharkhiv este otoño.

Rusia tiene pocas fuentes extranjeras de municiones, que además han tenido problemas. Por ejemplo, Corea del Norte vendió a Rusia gran cantidad de proyectiles, muchos de ellos próximos a su fecha de caducidad. Estas municiones se trasladaron a Ucrania a través del ferrocarril transiberiano. Rusia ha tenido problemas últimamente con esa línea ferroviaria, lo que ha retrasado esos transportes. Otra fuente fue Irán, que no disponía de tanta munición como Corea del Norte, pero pudo hacérsela llegar rápidamente.

Quedaba la vecina Bielorrusia, a la que Rusia ha presionado para que entre en guerra en apoyo a las fuerzas rusas en Ucrania. El líder bielorruso es prorruso, pero la mayoría de los bielorrusos no lo son y apoyan a Ucrania. Por ello, Bielorrusia no puede enviar tropas a Ucrania, pero dispone de reservas de munición y capacidad de fabricación nacional. Al igual que con Irán y Corea del Norte, Bielorrusia tiene que ser pagada.

Uno de los problemas que tiene Rusia es que la vida útil de la mayoría de las municiones varía entre 5 y 20 años, dependiendo del componente (proyectil, espoleta, electrónica, baterías o propulsor). Los proyectiles de artillería y los cohetes usan diversos tipos de explosivos, sobre todo como propulsores, que se degradan con el tiempo. Los países occidentales gastan mucho dinero en eliminar las municiones viejas reciclándolas. Esto resulta caro, pero es una de las principales razones por las que las municiones occidentales son más fiables y menos peligrosas para los usuarios.

Cuando terminó la Guerra Fría en 1991, los países occidentales pudieron deshacerse de municiones demasiado viejas para ser seguras y fiables. Rusia tenía más de estas municiones y poco efectivo o sentido de urgencia para deshacerse de forma segura de sus viejos proyectiles de artillería y cohetes. Los almacenes que las contenían empezaron a explotar de forma aleatoria y espectacular. Rusia intentó entonces eliminar las municiones más antiguas e inestables mediante explosiones controladas que no destruyeran estructuras ni mataran o hirieran al personal militar o civil cercano. Este proceso de eliminación sigue en marcha y Rusia lleva un registro de la antigüedad de las municiones y sabe qué municiones han superado recientemente su fecha de caducidad y pueden entregarse sin peligro a las unidades de artillería para su uso. Esta es una de las razones por las que los ucranianos experimentan muchos disparos de proyectiles y cohetes rusos que son muy imprecisos y a menudo no detonan cuando aterrizan. Para los artilleros rusos, algunos de estos proyectiles y cohetes explotan al ser disparados, a menudo matando o hiriendo a miembros de la tripulación del arma.

Después de 1991, los principales países siguieron manteniendo millones de toneladas de municiones como reservas de guerra, para disponer de munición para 30-60 días en las primeras fases de una gran guerra, ya que las fábricas tardan más de un mes en suministrar munición nueva. No hace mucho, las municiones viejas se arrojaban al mar, normalmente en aguas muy profundas, práctica que, en la actualidad no se considera ecológicamente correcto. El gasto que supone desmontar y reciclar los componentes suele ser la forma más barata de resolver el problema. Las empresas occidentales especializadas en el reciclaje de municiones viejas tendrán mucho menos negocio durante la próxima década y Rusia tendrá menos explosiones espontáneas en los depósitos de municiones.

Fte. ITAR-TASS