Ambiciones rusas en el Ártico: qué esperar

Ilya MurometsEn los últimos años, el Ártico se ha convertido en un escenario cada vez más importante, tanto por su potencial como zona geográfica de competencia geopolítica como por la preocupación mundial por el impacto del cambio climático.

En ningún país el Ártico ha desempeñado un papel tan importante como en Rusia. Rusia considera que el Ártico es esencial para la defensa de su territorio, su futuro económico y como base para proyectar su poder en el Atlántico Norte.

La Ruta Marítima del Norte, una ruta geopolíticamente difícil.

En marzo, el Kremlin publicó un decreto sobre el Ártico, en el que se establecen planes políticos para los próximos quince años centrados en la industrialización de la región y su defensa militar. Quizá el enfoque geopolítico más actual del decreto sea la importancia de la Ruta Marítima del Norte (NSR). La NSR reduce el tiempo de navegación de China a Europa en un 40% en comparación con el viaje a través del Canal de Suez, lo que la convierte en una ruta importante para el comercio. Con el derretimiento de los casquetes polares y el aumento del cambio climático, la NSR también es más transitable que nunca.

Mientras que Rusia considera la NSR como una vía navegable interna, la mayor parte de la comunidad internacional no. Esto hace que la atribución del decreto a Rosatom para limitar el tráfico en la NSR de buques de guerra extranjeros sin una notificación de 45 días sea una clara indicación de la reivindicación rusa en la región.

Otros países, como Estados Unidos, no están de acuerdo con la reclamación de soberanía de Rusia. El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, dijo en 2019: «En la Ruta Marítima Septentrional, Moscú ya exige ilegalmente que otras naciones pidan permiso para pasar, requiere que los pilotos marítimos rusos estén a bordo de barcos extranjeros y amenaza con emplear la fuerza militar para hundir a los que no cumplan.»

Más allá del uso de la vía navegable NSR, la postura militar de Rusia en el Ártico demuestra un enfoque claro y presente en la región para el futuro previsible. Con la reapertura de 50 puestos militares de la era soviética previamente cerrados, Rusia hace actualmente hincapié en la alerta temprana y la defensa como su doctrina militar. Para cumplir con esta doctrina, Rusia ha probado recientemente nuevas capacidades, incluyendo misiles de crucero hipersónicos y drones submarinos de propulsión nuclear. Estas nuevas capacidades están respaldadas por la flota de 40 buques rompehielos nucleares y no nucleares de Rusia, que es la mayor del mundo.

Los intereses de Rusia son más que geopolíticos: también son económicos.

Rosneft, la compañía petrolera estatal rusa, está desarrollando actualmente el yacimiento Zapadno-Irkinsky y construyendo 2.000 km de nuevos oleoductos de larga distancia y 7.000 km de oleoductos locales. También están construyendo 50 nuevos buques cisterna de clase hielo, tres nuevos aeropuertos y 10 helipuertos. Su objetivo es producir 115 millones de toneladas de petróleo al año para 2030.

Rosneft, la compañía petrolera estatal rusa, está desarrollando actualmente el yacimiento Zapadno-Irkinsky y construyendo 2.000 km de nuevos oleoductos de larga distancia y 7.000 km de oleoductos locales. También están construyendo 50 nuevos buques cisterna de clase hielo, tres nuevos aeropuertos y 10 helipuertos. Su objetivo es producir 115 millones de toneladas de petróleo al año para 2030.

La importancia del Ártico para Rusia no puede subestimarse

Con la intersección de intereses económicos y geopolíticos en la región, es importante no descartar la importancia del Ártico dentro de la gran estrategia de Rusia. Del mismo modo que Rusia considera a los antiguos estados soviéticos, como Ucrania y Georgia, como parte de su esfera de influencia, el Ártico es para Rusia parte de su geografía histórica. Para los responsables políticos, esto significa estar al tanto de las políticas del Ártico.

Sin embargo, el deshielo del Ártico deja a Rusia atrapada entre una eventual cooperación necesaria y una creciente militarización regional. Es cierto que el Ártico es fundamental para la política rusa, pero los impactos del cambio climático se convertirán en un problema que Rusia no podrá resolver sola. En otras palabras, el cambio climático acabará necesitando la cooperación entre los estados de la región. Sin embargo, lo más probable es que esta cooperación no tenga lugar durante algún tiempo.

Por ahora, la creciente militarización de la región continuará en el futuro inmediato. El interés de Rusia en la región no va a desaparecer a corto plazo y, de hecho, es probable que aumente con el tiempo, dando lugar a crecientes reivindicaciones de interés económico y defensa militar.

Fte. Global Security Review